Nota: Esta historia está inspirada en un manga one-shot de fantasía, daré el nombre de la obra original al final del capítulo dos.
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— Debería decirle a su hijo que ya no robe, podría perder la otra mano, o incluso... morir aplastado.
La mujer salió de su estado de shock y dio un grito que resonó en todo el bosque y llegó incluso a los oídos de los habitantes del pueblo eldiano. Las aves ascendieron al cielo ante el grito de terror y la gente dirigió por inercia sus miradas al bosque, murmurando de nuevo sobre aquel ser sobrenatural.
La gente teme ir al bosque, pero es el único lugar donde la fruta y verdura crece, también es la zona de caza, y el lugar donde el Demonio de la Tierra vaga preso del aburrimiento.
— Ese fue un buen grito, estremeció mis oídos. —comenta para sí mismo luego de que la mujer saliera corriendo, dejando atrás su cesta de frutas que ahora están esparcidas en el suelo. Se agacho de cuclillas y con aquella mano de largas y puntiagudas uñas tomó una manzana, la acercó a su boca y le dio una mordida que hizo crujir la fruta entre sus dientes— Aunque la diversión solo dura lo mismo que el grito.
Su cabello llega por debajo de sus hombros, es alto y sus orejas son puntiagudas. Tiene ojos inusuales, brillantes de color violáceo con extrañas marcas en la piel bajo sus ojos, aquellos capaces de ver el futuro de las personas, más exactamente el día de su muerte. Sus características inhumanas causan terror a las personas, siempre le miran con horror y le llaman demonio, eso le molesta mucho.
Hace aproximadamente dos mil años, él abrió sus ojos en medio del bosque siendo pequeño, sin saber quién o qué es, se encontraba solo en la naturaleza. El demonio exploró el mundo en solitario, en una época en que los seres humanos aún no existían, camino y camino por años hasta que un día se dio cuenta que regresó al mismo árbol donde había despertado cuando pequeño, solo que ahora tenía el cuerpo de un joven adulto y su crecimiento se detuvo ahí.
Aburrido de su soledad, se acostó bajo la sombra del árbol y se quedó dormido. Permaneció así por siglos, hasta que los humanos lo encontraron; fue entonces cuando se dio cuenta de su extraño poder. Si él quería, podía ver más allá del exterior de las personas, podía ver como y cuando morirían.
Sin conocer a los humanos, pensó que era su deber advertirles, que quizás esa es su razón de estar en el mundo. Para su desgracia no fue así, cuando la gente se dio cuenta que sus palabras se volvían realidad, le excluyeron y le temieron, lo llamaron demonio y eso a él no le gusto. Pronto comenzó a odiar esas miradas de temor, de asco, de desprecio. Entre su odio y aburrimiento comenzó a molestar a todo aquel que encontrará en el bosque, aparecía de la nada y ante las miradas negativas no podía evitar maldecirlos con el temor de saber cuándo y cómo morirán.
Muchas veces se cuestionó su existencia, el extraño poder de sus ojos, y la inutilidad de los humanos. No encontró respuesta a nada, pero con el tiempo se etiquetó a sí mismo como demonio, ¿Qué otro ser podría representar si no es ese?
