20 : Cuatro paredes.

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PARTE III

Y aunque no lo entendía del todo, dolía. Su pecho dolía y no entendía el porqué. Sus ojos ardieron y se humedecieron, porque en el fondo algo en ella comprendió la gravedad de su situación.

— Entonces... —vaciló— ¿Puedo salir?

El varón vio sus lágrimas resbalar por sus mejillas, aquella mirada desorientada. Algo en ella se sintió muy bien, algo en ella quería saber más. Estaba feliz de que en realidad no había un virus, que no había razones para seguir limitando su vista a cuatro paredes, pero al mismo tiempo se siente lastimada, humillada, sola.

Eren se puso de pie y le extendió la mano, le miró a los ojos y asintió con la cabeza. Vinna correspondió con algo de temor y tomó su mano, dejándose guiar por él hacia la puerta.

El viento acarició su rostro por primera vez en su vida. Sus ojos se abrieron más de lo normal ante el paisaje mientras un extraño cosquilleo se expande por todo su cuerpo. Vio los árboles rodeando la casa, el olor de la naturaleza inundó sus fosas nasales, el sonido de los insectos le murmuró al oído. A vivido en medio de un bosque todo este tiempo, en una casa vacacional, o mejor dicho, una cabaña.

Guiada por puro impulso, camino y bajo los tres escalones que hay en la entrada. Sus pies descalzos tocaron la tierra natural por primera vez, su corazón acelerado parece que explotará en cualquier momento. Entonces miró hacia arriba y sus lágrimas aumentaron.


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Por primera vez contempló el cielo, un cielo azul y estrellado. Vinna conoció a la luna, redonda y brillante. Jamás había visto algo tan hermoso.

Eren la vio caer de rodillas sobre la tierra, aun mirando al cielo, escuchando su llanto de niña, su llanto de alivio, su llanto de liberación. Decidió darle su espacio por lo que se quedó en el marco de la puerta. Sacó el celular de su bolsillo y llamó a alguien.

— Eren, ¿Qué pasa? —escuchó del otro lado de la línea.

— Armin, necesito un favor.

— ¿Cuál?

— ¿Puedes acceder al registro de bebés desaparecidos entre los años 2001 y 2002?

— Claro. —dice tranquilo. Eren puede escuchar que teclea con rapidez en la computadora— ¿Qué quieres que busque exactamente?

— Niñas pelirrojas, piel blanca, ojos dorados.

— Vale... —murmura observando la pantalla de su computadora. Armin es un hacker, no hay información a la que no sea capaz de llegar. Entrar a los archivos de la policía del país le resulta tan sencillo como buscar el significado de una palabra en internet— Encontré una. Fue robada del hospital poco después de nacer, el caso jamás fue resuelto.

𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 : 𝐎𝐧𝐞-𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora