CAPITULO 9

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Capítulo 9

Lexie

Abro las ventanas con algo de fuerza, y aunque aún aturdida observo cómo Chase entra torpemente a la recámara haciéndola parecer aún más pequeña.

—Por un momento pensé que no despertarías —dice deteniéndose justo frente a mí.

—¿Que haces...

—Bien — habla antes de que termine — podemos ahorrarnos las miles de preguntas que está formulando tu cabeza justo ahora — da un paso hacia delante — o puedes venir y confiar en mi.

—¿A dónde? —cuestiono con la respiración pesada.

—Eso si no puedo decírtelo ...— hace una mueca.

—¡No me has dicho nada! —exclamo —quieres que me escape y no puedes decirme a dónde iremos, no te parece extraño —planteo.

Termina de acortar el espacio que nos separaba acunando mi rostro en sus manos, me mira unos instantes en los que me da un corto beso en los labios — ¿confías en mí? —el brillo de su mirada me deja ostenta de cualquier cosa.

—No te conozco ...— formulo con los labios entreabiertos.

—No fue lo que pregunte.

El brillo de sus ojos no desaparece y algo me dice que los míos están igual.

—Creo que lo hago ...— confieso al cabo de unos segundos.

—Entonces ven conmigo — vuelve a decir.

Nos quedamos en la misma posición por unos segundos en los que intento formular alguna respuesta coherente, mi cerebro me dice quédate o tendrás grandes problemas, pero la rapidez de mis latidos me exige que me vaya con
él.

—Al menos podría cambiarme ...— cuestiono ya que solo llevo un suéter junto a unos jeans holgados.

—Estas perfecta — sopesa apartándose unos centímetros.

—Espera un minuto — me separo de Chase encaminandome a la mesa de noche. Tomo un lápiz junto a un papel y escribo una pequeña nota.

No me escape, solo salí sin permiso, lo cual es lo mismo ... El punto es que estoy bien y espero que mi castigo no sea tan exagerado.

Con amor Lexie.

Volteo nuevamente tomando una respiración profunda, ¿soy yo o está más guapo que anoche? su cabello ligeramente desordenado junto a su camiseta blanca con los primeros botones sueltos le da un aire rebelde y extremadamente sexy.

—¿Aún te pongo nerviosa? —pregunta sacándome de mis pensamientos.

—No— hago una mueca.

—Sabías que cuando mientes no dejas de tocar tu pierna.

Bajo la vista verificando que lo que dice es cierto. Dejo rehacerlo al instante.

#

Ambos bajamos las escaleras sin hacer ningún tipo de ruido llegando a la acera donde está su auto, nos adentramos al confortable y el olor a One Million inunda mis sentidos, el arranca poniendo su vista en el camino.

—Sobre el beso — suelto de una vez por todas — lo siento fue...

—¿Inesperado?

—Estúpido — corrijo.

—¿Por qué estúpido? —pregunta apartando la vista del camino.

—No lo sé ... no me imaginé que mi primer beso fuera en esas circunstancias —confieso apenada.

Antes de que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora