CAPITULO 22

8.7K 853 51
                                    

Capítulo 22

Lexie

Después de salir del supermercado y pasar por el departamento de Chase por ropa emprendimos el camino en donde pasamos más de dos horas, escuchamos música comimos y hablamos. Luego nos detuvimos en medio del bosque en dónde caminamos un poco más hasta llegar a una casa rústica cerca de un lago.

Me detuve a unos metros y evalué, era hermosa y parecía antigua. La luna de un casi amanecer se refleja en el lago dando un efecto hermoso.

—¿Es tuya? —Indago asombrada.

—De mi familia, pero tienen años que no vienen — confiesa adentrándose a ella.

Mi sorpresa se hace mayor cuando entro, la casa es gigante la sala tiene muebles perfectamente ordenados y limpios, al fondo hay una chimenea y cuando nos adentramos veo la cocina. Ahí escaleras así que supongo que las recámaras y baños están arriba.

—Dijiste que hacía años que no venía nadie, porque todo está tan limpio — hablo recostándome de una columna.

—A veces vienen personas a limpiar — deja las llaves de su auto en un sofá frente a la chimenea y se acerca a mí. Cuando está a unos centímetros de mi cara me pongo de puntillas y entrelazó mis brazos con su cuello con una sonrisa coqueta en el rostro.

—Iré a bañarme — susurro a centímetros de sus labios — espérame aquí — le doy un beso rápido antes de soltarlo y subir las escaleras.

Cuando llego al segundo piso logro ver varias puertas y me adentro a una de ellas encontrándome con un baño y toallas para secarme. Una vez limpia voy a unos de los cuartos y lo único que encuentro de ropa son unas camisas de Chase y opto por ponérmelas.

—¡Chase! —vuelvo a gritar, pero no contesta. Salgo de la casa cuando reviso por todos los lados y no lo encuentro.

A lo lejos de la casa logro ver un lago, así que me acerco a revisar y evidentemente esta Chase sin camisa. Me resulta una imagen perfecta ver tal hombre iluminado por la luz de la luna.

—¿¡Acaso quieres una pulmonía!? —Grito y es cuando se da cuenta de mi presencia

—¡Entra!— me devuelve el grito después de observarme por varios segundos.

—¡Estás loco! —rio en negación.

—No está fría ...— dice acercándose a mí.

—No ...— niego.

—Bien ...— dice — ayúdame a salir — me extiende su mano para que lo ayude. Le hago caso, pero en vez de yo ayudarlo termina tomándome provocando que caiga al lago.

—¡Que te pasa! —grito entre risas.

Él sin contestar se acerca a mí tomándome de la cintura hasta estar ambos pegados. Observo sus ojos que me ven justo como en el supermercado solo que esa vez decido disfrutar esa mirada. Dejando de lado los nervios tomo su rostro sumergiéndonos en un beso esta vez uno largo, profundo y sin prisa ... Dejo que nuestros labios se sincronicen de manera perfecta, la sensación que me provoca esto no me lo ha causado nadie, nunca, me da miedo pensar que solo el me hará sentir única, especial, y diferente, la manera en la que nuestros cuerpos encajan es perfecta. No me imagino estar en otro lugar que no sea aquí. Con él.

...

Mira quien me llama — escucho la voz de Sofia detrás de la línea telefónica — pensé que te habías olvidado de mí — reclama con clara molestia.

—Me subí en la cima de un árbol para poder hablar contigo, eso puede hacer que te compadezcas de mí — me detengo en donde hay mejor señal.

¿¡Compadecerme!? Literalmente desde que llegaste a Canadá no has hecho más que ignorar mis mensajes y llamadas adivina como me sentí cuando descubrí que habías llegado a Inglaterra y ni siquiera pudiste avisarme — reclama. Su respiración es pesada y cortada. Era raro escuchar ha Sofía molesta.

Antes de que te vayasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora