Capítulo 13
Lexie
Mi mejilla ardía producto a la mano que Begonia acababa de estampar sobre mi rostro. Por unos instantes no sentí, no hable, no reaccione ante lo que acababa de pasar. Puse una de mis manos en mi mejilla que aún ardía, fue como si una pequeña bomba en mi cerebro explotara.
Siempre fui bastante cuidadosa en la escuela como para provocar una pelea, sin embargo aquí estoy.
Mi cabeza empezaba a palpitar.
—Ten cuidado Lexie, no te alteres y si lo haces no dejes que tus emociones te dominen, el autocontrol es la fuerza. La calma es la maestría. Tienes que llegar a un punto en donde tu estado de ánimo no cambie con las acciones insignificantes de otra persona. No permitas que otros controlen la dirección de tu vida. No permitas que tus emociones dominen tu inteligencia.
Recordé las palabras de papá en mi cabeza.
Levanté la mirada encontrándome con la de Begonia que se veía igual o más sorprendida que yo por lo que acababa de pasar. Solté una leve sonrisa sin quitar la mano de mi cara.
—¿Por qué no me sorprende esto?—solté irónica. El enojo volvió a su rostro cuando vio que no quitaba mi sonrisa.
—Te lo buscaste—todo lo soltaba con desprecio—tú—
—¡Yo, tú, ni nadie merece ser agredido! —brame—y menos sin oportunidad a dar una explicación —mi respiración era un desastre—¡Mi madre nunca me puso un dedo encima porque cree que usted puede hacerlo!
—Estás bajo mi techo, obedeces mis reglas, no puedes irte así por así, a mí me respetas—me señalo con sus dedos.
—Pensé que estaba en una casa, no en una cárcel—intenté recordar las palabras de mamá: el silencio es la mejor respuesta hija, la mejor burla y la mejor puñalada—ya veo porque Kira se reserva hablar de usted.
—De qué estás hablando—sus ojos me retaban.
—Estoy segura de que sabes la respuesta tía, o ¿no? —ironizó—si es así como recibes a tu hija y supuestamente la educas no debes esperar que hable bien de ti, o ¿sí? —Mi voz era dura. No sabía porqué decía todo esto —¿o es que estás tan loca como para creer que tu hija realmente es feliz en este lugar? —Observo cómo sus ojos empezaban a cristalizarse, pero no me detuve—estoy contando los minutos para irme de aquí—sin decir más voltee subiendo las escaleras a pasos rápidos.
Cuando llegué a la recámara mi respiración estaba descontrolada, me senté en la entrada de la puerta para que nadie me molestara, y puse la mano en mi pecho intentando controlar mis respiraciones porque si seguía así podría causarme un ataque de pánico o en el peor de los casos una convulsión.
Esa no fuiste tu Lexie ... Me dije. Fue el tumor.
Sentí como alguien empujó la puerta detrás de mí intentando entrar a la recámara.
—¡Abre la puerta! —era begonia, tome una respiración profunda antes de levantarme y abrirla, no la deje pasar le puse una mano al frente para que entendiera que no la quería adentro. Tenía los ojos rojos.
—No sabía que fueras capaz de llorar— dije.
—Esto no lo tiene que saber tu madre — cruzó sus brazos ignorando mi comentario — no tiene porqué.
—¿Acaso no sabe que no pase la noche aquí? —dije sorprendida. Por la forma avergonzada en la que puso su rostro pude entender el porqué.
« No le dijiste porque sabías que le molestaría — embocé una sonrisa. Bingo.— y mucho menos quieres que le diga que me abofeteaste porque lo más probable es que deje de darte dinero — ahora entiendo porqué está aquí.
—Solo no le digas nada — parecía apenada.
—Si fuera una mala persona te diría que te disculparas — entre cerré los ojos — pero como no lo soy solo te diré una cosa, no vuelvas a ponerme un dedo encima — advierto— y quiero ir y llegar sola de mi tratamiento, esas son mis condiciones — no podía creer lo manipuladora que estaba siendo.
Begonia tenso la mandíbula antes de finalmente asentir. Ella se dio la vuelta para irse pero la detuve.
—Begonia—ella volvió a verme, si las miradas mataran ya yo no estaría aquí —basta de los vegetales quieres—Kira me lo agradecerá después.
—Bien—dice a lo bajo.
— Buenas noches, tía — le ofrecí una última sonrisa antes de cerrar la puerta.
Días después...
—¿Entonces no pasó nada? —Chase aún no se convencía de lo que le decía sobre Begonia.
—No, en serio te digo que fue muy comprensiva — recuerdo lo que pasó días anteriores — creo que me dará más libertades a partir de ahora.
Sus ojos no dejaban de cuestionarme, pero no les hice caso, el día estaba hermoso, igual que el chico a mi lado, estábamos sentados en su cama viendo una película de terror que amaba, justo ahora debería estar tomando mi segunda sección del tratamiento, pero en vez de eso me desvié encontrándome con Chase en su apartamento. Por momentos como estos vale la pena sacrificarse.
—Tengo algo para ti — dijo sacando algo de su bolsillo trasero. Fruncí las cejas antes de ver una pequeña memoria que me ofrece— estás son todas las canciones de mi álbum, escúchalas y dime tu opinión honesta.
La tomo — siempre soy honesta — recalco.
Continuamos viendo la película, cuando termino Chase empezó a hacer una pasta, yo solo observaba cómo preparaba todo.
—¿A qué te dedicas Lexie? —dijo cuando estaba sirviendo los platos, su pregunta me tomo con la guardia baja — digo tú sabes todo — hace una pausa — bueno casi sabes todo de mí, es mi turno de conocerte.
Miro el plato antes de contestar, se ve delicioso.
—Respirar — me encojo de hombros dirigiéndole la mirada.
—¿Respirar? —repite mirándome de reojo.
—Básicamente respirar, no gano mucho, pero me ayuda a vivir — increpó.
—Ganas mucho viviendo — me mira.
—¿A si? —enarcó una ceja—¿cómo qué?
—Como a alguien que está frente a ti para empezar.
Llevo una mano boca fingiendo sorpresa—pensé que no tenías sentimientos.
—Que graciosa — reclama.
—Perdón — me hago la inocente.
El resto de la tarde nos la pasamos hablando sobre temas triviales de la vida y cuando casi anochecía Chase se encargó de dejarme unas cuadras antes de la casa de Begonia.
Me despedí de él antes de entrar a la casa que sorprendentemente estaba silenciosa, la pobre Kira tenía que soportar los reclamos de Begonia todo el día. Cuando levante la mirada mi sorpresa fue tan grande que una o se formó en mi boca.
—Papá—solté con sorpresa, mi vista se desvió hasta las maletas que tenía a su lado. Mis maletas.
—¿No le darás un abrazo a tu padre? —dice extendiendo sus brazos.
Algo confundida camino hasta el correspondiéndole el abrazo.
—¿Qué haces aquí? —cuestiono una vez lo suelto.
Él dirige su mirada hasta Begonia que está a unos pasos detrás de él.
—Creo que ya fue suficiente de que estés aquí.
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Antes de que te vayas
Teen FictionCuando a Lexie Armstrong le diagnostican cáncer terminal en el cerebro se ve obligada a viajar a la otra parte del mundo. Ella estaba consciente de que pronto moriría. Pero lo que no sabía era que poco antes conocería a su gran amor. Ese amor salvaj...