Chase
Justo cuando me inclino para absorber la línea del polvo blanco sobre la mesa la voz de la única persona que no me ha dejado solo me detiene en seco. Me acomodo nuevamente en el asiento, a pesar de la falta de luz de este lugar no tengo que voltear para saber que se trata de Sofía.
—Pensé que estabas mejor.
Guardo silencio sin sentirme avergonzado, descubierto o decepcionado de que por segunda vez en el mes recaí. Desde que me aparté del mundo y me sumí en mi propio infierno Sofía no ha dejado de creer que mejoraré, que buscaré otra manera de sentirme mejor, una manera que no incluya drogas o alcohol o fiestas que terminan con algún herido. Porque eso es lo único capaz de hacerme sentir mejor. Todos tenemos maneras de superar nuestros males. Unos usan el tiempo, otros el trabajo como el caso de Sofía que desde que ocurrió todo no ha dejado de trabajar en una empresa de moda. Pero otros nos vamos por el camino fácil, preferimos tomar lo primero que nos ayudará. Lo intenté, fui a terapia, a rehabilitación incluso ir a la iglesia para ver si Dios tocaba mi alma, pero nada de eso funciono.
—Recuérdame cambiar la seguridad de este lugar—digo en voz baja.
—Hazlo y derrumbo la puerta—contesta seriamente. El sonido de sus zapatos altos se hace presente cuando camina hasta mí con pasos decididos.
Sofía se detiene frente a la mesa, observa la línea que casi absorbo sobre ella con claro conocimiento, supe que no le había gustado nada esto. Sin previo aviso y dejándome sorprendido barre la mesa con sus manos. No había dejado ni rastro de esa sustancia, la había tirado toda. Levanté la mirada encontrándome con su rostro duro y repleto de ira.
—¡¿Qué demonios sucede contigo?!— exclamé con clara ira en mi voz.
Sofía dejó su bolso sobre la mesa. Con una mirada descuidada saco una funda con comida de su bolso.
—Traje comida china—dijo desempacando.
Era típico de que cambiara de tema cuando era claro que llegaríamos a hablar de nuestros demonios. No lo demostraba, se ocultaba detrás de sus vestimentas caras, pelo perfectamente ordenado y sonrisa falsa para que las personas pensaran que estaba bien y que todo lo que importaba era su presente y futuro prometedor, pero eso conmigo no funcionaba. El pasado la persigue. Más de una vez me ha dejado solo asegurando que va a retocar su maquillaje cuando en realidad corre para no romperse frente a mí. Me atrevería a asegurar que Sofía estaba mucho peor. Yo había perdido a mi alma gemela. Ella, a su alma gemela y poco después al amor de su vida. Por más que intentara sonreír estaba rota por dentro.
Nos apegamos a comer la comida en silencio, yo apenas la probé al contrario de Sofía que se la comió toda dejando únicamente los residuos.
—Mañana tienes rehabilitación—informa limpiándose las comisuras de la boca. Se pone de pie y recoge las bolsas.
—No volveré—me rehusó siguiéndola con la mirada.
—No importa si no quieres—me dirige la mirada—mañana estaré aquí y te llevaré a la maldita rehabilitación quieras o no, no dejaré que tú también me dejes sola entiendes—dijo amenazante mientras me señalaba. Lentamente levante mi mano y baje su señalamiento despacio.
Una parte quiso mandarla la mierda. Pero hoy no era un buen día para eso. Sofía estaba mal, había hecho demasiado por mí lo mínimo que puedo hacer es intentarlo una vez más, si esta vez no funciona me rendiré para siempre.
—Lo intentaré una vez más—acepto bajando la mirada. Sofía vuelve a soltar las bolsas y se arrodilla frente a mí dejándome apreciar sus ojos celestes con poca iluminación.
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Antes de que te vayas
Teen FictionCuando a Lexie Armstrong le diagnostican cáncer terminal en el cerebro se ve obligada a viajar a la otra parte del mundo. Ella estaba consciente de que pronto moriría. Pero lo que no sabía era que poco antes conocería a su gran amor. Ese amor salvaj...