4. Una noche de chicas I

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Noche de chicas 

Sentadas en las gradas del campo nos encontrábamos Ruby y yo. Ella trenzaba mi cabello con sus suaves manos mientras pasaba el descanso. Había dejado a sus amigas solo para estar conmigo.

Y no era la primera vez que pasaba. Ruby y yo nos habíamos vuelto algo parecido a ser amigas; nos íbamos juntas a tomar helado y luego a nuestra casa, a veces estudiábamos juntas en un parque cerca de su casa, pasaba el almuerzo con ella y sus amigas, y otras veces veníamos aquí.

Para mí esto parecía ser un sueño. Ruby era la chica más admirada del instituto, en cambio yo, era un número multiplicado por cero. Nadie jamás creería que ella quisiera estar con alguien como yo.

─ ¿Qué te parece? ─ Puso un espejo pequeño enfrente de mí.

─ Son lindas, ¿Quién te enseñó? ─ Respondí mientras miraba mis trenzas de boxeadora.

─ Mi abuela me las hacía cuando iba a clases de gimnasia. Pero falleció y me tocó aprender.

Intenté darle un poco de compasión con mi mirada, su respuesta había sonado triste. Por el momento no había experimentado el sentimiento de "perder a alguien" a través de la muerte, aunque la ida de mi madre podía similar uno. Pero no podía compararlo, tarde o temprano la vería ya que ella sí estaba viva.

Hubo un silencio por parte de Ruby. Intenté buscar algo para hacerla sentir cómoda hasta que noté la dirección donde miraba, John, su exnovio.

Días atrás ellos habían terminado, Ruby nunca mostró tristeza alguna, tampoco la vi llorar con sus amigas, siempre mostraba una sonrisa, pero se notaba que ella lo estaba ocultando todo. Quise preguntarle qué había pasado, si había sido yo la causante del problema ya que desde que me la pasaba con ella ocurrió todo.

─ Puedo preguntar, ¿Qué pasó en entre tu y John? ─ Algo que había aprendido de Evan era que no perdíamos nada arriesgándonos.

Ella me miró como si hubiese nombrado lo innombrable, como si se tratase de un tema tabú. Pude notar como su cuerpo decayó al instante y unas lagrimas empezaron a salir de sus lindos ojos.

─ No tienes que responder si no quieres, no quiero incomodar ¿Sabes? Solo la curiosidad mató al gato. ─ Respondí apenada.

La rubia me miró y soltó una risita, reacción que causó un revoltijo en mi estómago.

─ No hay problema, Ambrose. Te contaré. De igual, siempre lo esperé de él.

Ruby era tan pura, tan linda. Solo viendo su casa por fuera se notaba que dentro estaba llena de lujos, su padre era un hombre importante, una enorme fama con una vida por delante, pero por dentro había tormentas desastrosas.

─ Mi madre...y John...se acostaban... ─ No supe como reaccionar más que poner una cara de desagrado. ─ John lo hacía por dinero y mi madre ni hablar, solo quería colágeno.

Ruby de repente se fue en llanto y la abracé.
No eran las circunstancias, pero había sido el abrazo más bonito que había tenido con alguien. Sus lágrimas caían en mi pecho mientras yo sobaba su cabeza para tranquilizarla.

Estar rodeado de mentiras es como un callejón sin salida, te engañas a ti mismo creyendo que vas a escapar, pero es solo un juego mental en donde crees que escaparás de la realidad.

Needs LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora