10. Es solo un sueño...

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Es solo un sueño... pero peor es mi realidad.

─ Anoche tuve un sueño horrible Roger...

Hoy tenía cita con mi psicólogo después de dos semanas sin verle líneas de su frente arrugada. De cierto modo extrañaba poder contar mi vida sin sentirme juzgada, aunque muchos dijeran que venir aquí era el peor de los pecados.

─ Ohh, cuéntame. Siempre he dicho que a veces nuestros peores sueños son puertas para cambiar nuestra realidad.

─ Es que...esta vez fue diferente. Es una... sensación extraña, es como si... ─ Intenté decir, pero en mi cabeza había tantas palabras que no podía expresar ninguna.

─ Calma, Ambrose. Solo cuéntame lo que viste en el sueño.

─ Vale... No recuerdo qué horas eran, solo sé que un estrepito fuerte espantó mi sueño. Es como si lo hubiera vivido, pero solo dentro de mis sueños.

FLASHBACK
Me desperté al instante del susto por un fuerte estrepito, pero una punzada en mi cabeza detuvo mi movimiento en alerta. Agarré mi cabeza con fuerza para aliviar el dolor que me había causado despertar así, pareciera como si me hubiera golpeado muy fuerte la cabeza, pero aún con sueño me arrastré quitando las sábanas de mi cuerpo para ir a ver qué estaba sucediendo.

Bostecé mientras me colocaba mis pantuflas y caminé hasta la puerta, pero al acercarme un golpe mucho más fuerte se escuchó. Apresuré mis pasos pero lo único que hacía era sentirme mucho más nerviosa.

Recapitulé el si ayer cerré todas las puertas y ventanas con seguro para que ahora ningún ladrón estuviera tomando las pocas cosas que teníamos.

Bajando las escaleras con mis brazos enrollados en mi cuerpo para darme calor ya que el frío del clima otoñal se aproximaba. Mi casa no tenía calefacción, mi padre no se había indignado a arreglarlo.

Asomé mi cabeza para poder tener una mejor visión de lo que estaba pasando hasta que un hombre se cruzó por mi vista. Al comienzo pensé que era mi padre, pero no, no era él, era el mismo hombre que me persiguió ayer.

Tenía la misma ropa que aquella vez, pero a diferencia de esa noche hoy tenía sujetado un cuchillo en su mano izquierda, mientras que con la derecha agarraba a mi padre del cuello. Lo último que pude ver antes de taparme los ojos fue el asqueroso cuchillo hundido en el pecho de mi padre.

Un grito ahogado salió de mí.

Mis pies temblaban del susto, no podía controlarlos. Cualquier reacción que proviniese de mí, no era en estado consiente.

Tapé mi boca para calmar mis chillidos y que el hombre no viniera a por mí, pero no valió porque el hombre clavó ahora su mirada en mí. Por un momento pensé que sería su próxima víctima, pero no. Él quería hacerle daño a mi padre, lo suficiente para que este muriera y agonizara del dolor. Podía notar que el daño que le estaba haciendo lo hacía con todo el odio y satisfacción que podía tener.

Mi padre me miraba pidiendo auxilio, pero extrañamente verlo brotar sangre hacía que mi estomago siéntese gusto o... satisfacción.

En sus ojos podía notar el dolor que sentía cada vez que el hombre le clavaba el afilado hierro. Ese sonido que se formaba al ser enterrado el cuchillo me gustaba.

Luchaba con mi yo interno para salir de este trance profundo, pero fue muy tarde cuando quise reaccionar. Con todas mis fuerzas empujé al hombre.

Todo esto estaba mal, odiaba a mi padre, pero aún lo necesitaba. Después de esto la policía me enviaría a un orfanato y la idea no era enjaularme a mi misma.

Needs LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora