CAPÍTULO 9 : PENSABA

5.9K 703 331
                                    

Los ojos de Katsuki miraron la puerta de su habitación con grandes deseos, su mente estaba nublada pero sus instintos le estaban gritando que lo hiciera, debía salir de ese lugar para buscar a esa persona.

Con las piernas tambaleantes se puso de pie y con lentitud empezó a caminar hacia la puerta, lo único que traía puesto encima era su ropa interior y la camiseta que usaba dentro de casa.

Con algo de inquietud e incomodidad levantó ligeramente su ropa interior ya que después de haber hecho un auto complacimiento a su entrada trasera, ésta se había quedado por debajo de su trasero.

—Deku...— su respiración era agitada así que el nombre mencionado salía entre suspiros— Deku... Deku...

Esa tarde solo había sentido un poco del aroma de Izuku, pero eso bastó para que sus instintos enloquecieran, su mente le estaba haciendo una mala jugada, sentía como si el aroma aún estuviera presente aunque claramente ya no lo estaba.

Sosteniéndose de las paredes del pasillo empezó a caminar hacia la sala, necesitaba encontrarlo, necesitaba ver a Deku, el extraño deseo por querer tocarlo lo invadía, deseaba estar con él, lo necesitaba. Sus pasos llegaron hasta la entrada de su casa y su mano temblorosa sujetó con fuerza la perilla, pero, fue entonces cuando algo lo detuvo.

—¿Mamá?— era la voz de su hija— ¿Estás aquí? Tu aroma es muy fuerte — la niña había empezado a sentir el aroma desde hace un par de minutos, esto se debía a que Katsuki acababa de salir de su habitación y sus feromonas se habían esparcido por toda la casa incluso en la habitación de la niña— ¿Mamá? —volvió a llamar— ¿A donde vas?— preguntó ya que estaba segura que había escuchado el sonido de la perilla moviéndose.

Los ojos temblorosos de Katsuki volteron hasta donde se encontraba la pequeña y se abrieron con sorpresa cuando la identificó.

—¿Ru-Rulosa...?— fue en ese momento donde su mente se empezó a aclarar, sin dudarlo ni un poco quitó su mano de la perilla y con incredulidad la miró —(¿Que era lo que iba a hacer?)— se preguntó con un poco de pánico al darse cuenta de que estuvo a punto de buscar a Izuku.

—¿Mamá por qué querías salir?— preguntó.

Katsuki se alejó rápidamente de la puerta, aun se sentía muy afectado por su celo, pero, estaba intentando controlarse.

Sus ojos rubíes no tardaron mucho en darse cuenta de como iba vestido, y se sintió totalmente asqueado de estar frente a su hija de esa forma, sabía que ella no podía verlo pero de todas formas, se sentía muy sucio.

Su mente parecía querer volver a nublarse, pero trataba fuertemente de luchar contra sus instintos, lo había hecho durante años así que podía soportarlo un poco más.

Aún con sus piernas temblorosas se acercó a su pequeña niña y se agachó a su altura.

—Rulosa...— dijo mirándola de frente por unos segundos, luego su mirada se movió hacia la ventana de su casa, esto hizo que notara lo oscuro que ya estaba afuera, no se había dado cuenta del tiempo que pasó encerrado en su cuarto, además había dejado sola a su hija sin nadie que la vigilara —Debes tener hambre ¿Verdad? Ya es hora de la cena después de todo...— mencionó mientras trataba que su voz sonora con calma y amabilidad.

Fue en ese momento cuando el rostro de la niña empezó a ponerse de color rojo y su temperatura aumentó.

—Mamá me estoy mareando —dijo la niña, el subgénero de Amaya era el de una alfa, así que era común que las feromonas del omega le empezaran a afectar, aunque, ella no parecía estar notándolo.

Katsuki al darse cuenta de lo que pasaba, se alejó rápidamente de ella, sus manos estaban temblando al igual que todo su cuerpo.

—Sientate en el sofá— pidió el rubio— Volveré en unos minutos y te prepararé algo de comer— por el momento debía mantenerse alejado de ella, así que iría a tomar sus supresores antes de que empeorara.

 NUNCA MÁS - DEKUKATSUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora