Después de ocho años trabajando como héroe profesional en el extranjero, Izuku Midoriya vuelve a Japón a seguir laborando cerca de sus amigos y conocidos. Pero desde que decidió volver tenía en claro un asunto, sabía que en algún momento se toparía...
Una pequeña niña sonreía alegre mientras era alimentada por su madre, la pequeña Amaya de tan sólo un año y seis meses, masticaba con entusiasmo sus alimentos mientras era observada por su madre y tío.
—Aún no ha dicho su primera palabra ¿Verdad?— preguntó Shoto quien se encontraba apoyado en la mesa del comedor.
—No, aún no dice nada...— respondió Katsuki.
Este se encontraba algo preocupado, según su madre lo normal era que los niños empezaran a hablar a partir del primer año, pero su bebé aun no decía nada, tenía miedo de que esta tuviera otro tipo de discapacidad además de su falta de visión.
—¿Ni siquiera dice "mamá"?— preguntó Shoto.
—Te golpearé si sigues haciendo preguntas estúpidas, si digo que no ha dicho nada es porque no ha dicho nada— respondió con enfado mientras se ponía de pie— Iré por algo de tomar para Amaya, mirala por un momento— pidió mientras se dirigía a la cocina.
Shoto se quedó observando a la pequeña niña por unos segundos mientras se quedaba inmerso en los grandes ojos verdes que esta tenía.
—Te pareces mucho a Midoriya...— murmuró, la niña se empezó a reír al escucharlo.
Shoto se impresionó al ver lo linda que era su sobrina mientras reía, estaba tan impresionado que se quedo mudo por varios segundos solo para apreciar su adorable rostro.
—¿Puedes decir tío?— preguntó Shoto, la pregunta había llegado a su mente sin querer y no pudo evitar decirla— Vamos dilo, ti-o, tío, di tío, tío — la niña solo se reía al escuchar a Todoroki diciendo la misma palabra repetidas veces— Di tío, tu puedes Amaya, di tío...— la niña seguía con su acto de risas, y Shoto finalmente suspiró — Bueno, creo que es casi imposible que digas una palabra tan pronto...— murmuró.
En ese momento Katsuki volvió con una pequeña taza de bebé en manos, esta contenía uno de los jugos que Amaya disfrutaba beber.
—¿Por qué estás tan cerca de mi hija?— preguntó Katsuki con enfado, cuando se fue Shoto no se encontraba pegado a ella como ahora.
—No es nada, solo hablaba con Amaya — dijo Todoroki soltando un suspiro pesado.
Katsuki rodó los ojos y luego volvió a tomar asiento.
—Aquí tienes rulosa— dijo Katsuki poniendo el jugo de Amaya entre sus pequeñas manos.
La niña ya sabía que era el objeto que pusieron en sus manos cuando lo recibió, así que sin esperar mucho lo llevó directo a su boca.
—Cuando veo a Amaya, a veces me dan ganas de tener un hijo, pero luego recuerda que no puedo...— dijo Shoto con un suspiro— Quedé en encontrarme con Iida y ya se me hizo tarde, creo que es momento de irme.
—Adiós idiota —se despidió Katsuki.
—Nos vemos Bakugo — dijo Todoroki con una sonrisa— A ti también Amaya, nos vemos...— al decir eso, presionó ligeramente la mejilla regordeta de la pequeña niña —Te traeré un regalo la próxima vez que venga.
Amaya al escuchar la voz de Todoroki dejó de beber de su taza.
—¡Tiyo ah! ¡Tío ah!— la voz de Amaya sonaba tan fuerte en el lugar que incluso Bakugo se sorprendió —¡Jajaja Tío, tío!
Los ojos de ambos adultos se abrieron con gran sorpresa y a la vez, de algún modo Katsuki se sintió ofendido y celoso, ¿Por qué su pequeña hija estaba diciendo esa palabra? Cuando ni siquiera dijo lo que esperaba que fuera su primera palabra "mamá"
—Tienes prohibido volver a mi casa —dijo Bakugo con molestia.
Un pequeño silencio se formó en el ambiente.
—Vendré aunque no quieras— respondió Todoroki de manera seria.
—¡Vete ya!
Desde ese entonces Todoroki fue echado del lugar, y a la vez este mismo logró conseguir una copia de la llave de esa casa.
