32. Siesta interrumpida

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Los días ya comenzaban a transcurrir con normalidad, en donde ir a ver a Scaramouche por las tardes fue una constumbre ya para Lumine, pero quedaba solo un día más para que al fin le levantasen el castigo de estar enterrado bajo papeles.

Pero aunque levantasen ese castigo, Lumine debería seguir quedando con Scaramouche para hacer cualquier cosa juntos por aquel trato, después de todo, la chica tenía que pretender ser la amiga del chico para que no traumase a más personas.

El caso, dentro de una semana más los amigos de Inazuma del chico vendrían a la universidad, y ella, sería libre, y con ello, el trato entre aquellos dos habría acabado.






—Espero que no digas nada —suspiró algo nerviosa rascando su cabellera— esto pronto acabará

—En una semana, estoy deseando recuperar mi libertad de una vez —dijo con un tono algo molesto y llevandose las manos al cuello

—Por cierto, ¿en serio que tienes un sombrero tan ridículo? —preguntó al recordar la conversación que tuvo con los chicos de Inazuma

—En Inazuma está de moda —se quejó con un leve tic en el ojo

—Claro... en la edad feudal... —murmuró bajando la vista a los papeles









Scaramouche la miró con molestia, pero solo realizó un sonido de desaprovación para continuar con la tarea.



***



Después de terminar con aquel encuentro, Lumine comenzó a dirigirse hacia su nueva habitación en la cual ya se había instalado hace apenas un día, a decir verdad, no se aconstumbraba del todo a no estar cerca de Aether, por las noches era cuando más tiempo pasaban juntos, y aquello, parecía haberseles sido arrebatado de manera imprevista.

Sumergida en el silencio de la habitación, se tumbó en la cama, mirando el techo y pensando seriamente en si debería hablar con Ninguang para que la devolviese a la habitación Anemo, pero sacudió su cabeza ante la idea, no podía estar pidiendo favores ahora cuando sus profesores ya sabían todo.

Casi apunto de dormirse, unos golpes se escucharon en la puerta, y se dirigió hacia la puerta algo mareada ante el sueño que la comenzaba a domirnar.














—¿Necesitas algo? —preguntó conteniendo el bostezo que estaba por salir de su boca

—¿L-Lumine?, c-creíá que eras de la clase Anemo —dijo una chica nerviosa mirándola















Lumine, se quedó en silencio, a decir verdad ni sabía quién era, las personas de esa universidad se parecían una barbaridad entre ellas cuando eran de la misma región, así que tratando de hacer memoria intentó deducir quién podría ser esa chica, pero nada.











—Ah... sí —murmuró algo desorientada— Me cambiaron de clase porque vendrá un nuevo alumno para la clase Anemo

—Oh... entiendo

—Noelle se fue a ayudar a los de limpieza y Albedo como siempre está en el laboratorio —dijo yendo directamente al grano— si no sabías que estaba aquí supongo que los debes buscar a ellos

—Esto... Lumine...

—Dime

—Eres muy cercana a Albedo ¿verdad?

—Aja... —dijo comprendiendo por donde iban los tiros

—¿Sabes si él y Sacarosa... b-bueno, ya sabes

—Sé que intentaron ser pareja en el pasado por presión social, ninguno tenía interés en la relación y simplemente lo dejaron —explicó con un poco de detalle— supongo que te le quieres declarar —volvió a ser directa

—¿Crees que tengo oportunidad? —preguntó esperanzada

—¿Puedo ser sincera?

—Por favor —pidió casi como súplica

—Dudo que Albedo sepa siquiera de tu existencia —suspiró bajando la mirada— pero no está demás intentarlo










La chica le miró con tristeza, pero agradeció que fuese realista y que no la tratase de animar en vano como muchos habrían hecho.

Se despidió de Lumine, y dijo que intentaría al menos declararse, por parte de la rubia, solo se encogió de hombros restándole importancia, para entonces despedirse de ella y volver a la cama, tratando de reconciliar el sueño.







***

Por otro lado, Albedo, Sacarosa y Timaeus yacían en el laboratorio probando varias cosas acerca de experimentos y tal, pero al ver a una chica adentrándose de manera tímida a la sala entendieron enseguida qué estaba sucediendo, después de todo, no era la primera vez que pasaba.

Detuvieron las pruebas mientras miraban como la chica se acercaba de manera demasiado nerviosa y los dos sobrantes de aquel momento salieron como era de constumbre, simplemente esperarían fuera, verían como la chica sale corriendo llorando entre mares y volverían a entrar al laboratorio para ver a su "superior" con la misma cara de siempre.

Pero enserio, ¿la expresión de Albedo podía cambiar?, pensaban aquellos dos, sinceramente, la cara de Albedo haciendo algo que le gustase como dibujar era la misma que cuando lavaba las probetas.









—¿Sucede algo? —preguntó el químico haciéndose el tonto, tampoco podía ir y decir directamente "sé qué quieres declararte, lo siento, no me interesas", a decir verdad lo hizo en el pasado, no salió del todo bien

—B-bueno... yo...







Y de nuevo con aquella molesta y titubeante declaración, no pudo evitar pensar el rubio mientras tomaba asiento, por experiencia, sabía que eso iba a tomar tiempo.





***



Lumine dormía pacíficamente, pero esa hermosa sensación desapareció al sentir un ligero temblor en la puerta, se levantó de manera sorpresiva ante aquel inusual sonido, creyendo que era por su imaginación se dio unos leves golpes en el rostro tratando de despertar, miró de nuevo la puerta, y esta no parecía volver a moverse de aquella manera tan extraña, aunque... sí que comenzó a entrar una especie de humo negro a la habitación, como si algo se estuviese quemando...

Asustada se levantó de un salto, y aún descalza corrió hacia la puerta para abrirla de inmediato.














—¡Pero qué-... —se quedó paralizada viendo la puerta, estaba reventada— ...

—¡Hermano Aether! —chilló alguien abrazándose a su pierna— ¿Te has cortado el pelo?

—C-creo que me confundes —dijo aún sin salir de su asombro— ¿Hiciste tú esto? —preguntó con suavidad a su vez que se ponía a la altura de la niña

—¡La puerta no se abría!

—¿Y tenías que intentar volarla en pedazos? —preguntó tragando su saliba de manera nerviosa

—Ohhh, nooo —lloriqueó de la nada— ¿Klee se ha metido en problemas?, ¡por favor! ¡No le digas nada a la señorita Jean!

—Dudo que no sé de cuenta de esto... —dijo mirando la puerta de reojo

—¿Y-y qué hacemos?

—¿Quién podría hablar con Jean para persuadirla de que no castigue a Klee? —preguntó aún con aquel tono ciertamente infantil

—¡Estoy seguro de que el hermano Kaeya y la señorita Lisa podrían!

—Entonces vamos —dijo para levantarse y tomar una mano de Klee— pero antes, —hizo una pequeña pausa— tengo que ir a ponerme unos zapatos




Universidad de TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora