36. La libertad de Mondstadt

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Los días pasaban de manera tranquila, pero el tiempo se iba agotando para Lumine, debía revelar de una vez por todas a donde pertenecía, mancillar toda la reputación de esos meses, pero sobretodo... acabar con la confianza que los demás pusieron en ella.









—Venti, ¿podemos hablar? —le preguntó al encontrarle en la sala de música solo

—¡Claro! —sonrió con entusiasmo— pero primero necesito pasarme por mi viejo apartamento a recoger unas cosas que me dejé ahí, ¿puedes ayudarme?

—Por supuesto...

—Te lo agradezco mucho, la verdad no podría traer todas las cajas en solo un viaje —soltó una risilla para comenzar a tirar del brazo de la chica— ¿Y qué querías decirme? —le preguntó a su vez que salía de la sala

—Te lo diré ya cuando termine de ayudarte —sonrió algo nerviosa











Venti solo asintió, y llevó a Lumine fuera de la ciudad, hablaron un poco por el camino, entre algunas bromas y risas.

Y cuando finalmente llegaron, Venti abrió la puerta con unas llaves.










—Tengo que recoger algunas cosas mías

—¿Quieres que te ayude?

—¡Claro!, pero no podrás diferenciar que cosas son mías, así que si quieres puedes recoger las de mi cuarto y yo ya cojo las del salón —dijo para apuntar a una puerta a la que seguramente sería su cuarto

—Está bien —asintió para coger una de las cajas vacías y dirigirse ahí







***







Lumine, al entrar a la habitación pudo ver que había muy pocas cosas a la vista, así que comenzó a recoger aquellos objetos además de revisar los armarios por si había algo dentro, aunque cuando comenzó a abrir cajones de otros muebles se encontró con algo que hizo que su curiosidad sobrepasase las nubes, cogió el marco, en donde portaba una fotografía, y comenzó a examinarla.










—Oye Lumine, ¿has termina-... oh... —murmuró al ver la dicha fotografía

—Perdón, me quedé absorta en mis pensamientos —guardó el marco en la caja a la vez que sacudía levemente su cabeza para despertarse a sí misma del trance

—No importa —soltó una leve risa— ¿A qué era guapo de joven? —dijo con un tono bromista

—El de la foto no eres tú, ¿verdad? —le preguntó Lumine girando su rostro para mirarle con algo de seriedad

—..., vaya —soltó una risa apenada— solo Aether y tú os dais cuenta de esto, ¿acaso es porqué sois gemelos?

—Solo... solo presiento que no eres tú... —apartó la vista mirando al suelo— ¿quién era?








Venti, con algo de melancolía tomó el marco con la fotografía, la miró entonces con una pequeña sonrisa, y la volvió a guardar.










—Era mi hermano, aunque murió hace algunos años ya, pero tranquila ya lo superé, siento que su alma ya puede vagar libre por el viento












Lumine abrió sus ojos impresionada, quedando en un pequeño shock, mientras que Venti levantaba la caja y salía del cuarto, pero ver a Lumine en ese estado, solo pudo darle una sonrisa apenada diciéndole que no se preocupase, y que ya podían volver al campus.

La rubia, aún algo trastocada ante aquella información, se levantó temblando ligeramente y se encaminó con él tomando la otra caja, finalmente Venti dejó las llaves sobre la mesa del salón y salieron de la estancia, ya finalmente con todas las pertenencias del chico.









—Sinceramente su muerte fue de una manera bastante honorable —sonrió con añoranza a su vez que caminaba— Años atrás Mondstadt estaba sumergido en la codicia de que la gente con dinero y poder era la que mandaba, era una total injusticia, y él se armó de valor para tratar de cambiar las cosas, pero... aún así faltaba mucha gente que le apoyase, sumido en la desesperación y ansías de liberar la nación, sufrió una grave enfermedad, pero aún así siguió luchando, eso inspiró a más gente, y un día cuando estaba apunto de conseguir lo que tanto quería su cuerpo no lo aguantó más, según los médicos es cómo si dos flechas hubiesen apuñalado su corazón de manera indirecta

—Un paro cardíaco... —susurró la chica bajando su vista a la caja y reteniendo las lágrimas que amenazaban por salir— si a Aether le pasase eso... y-yo... yo estaría destrozada —cerró sus ojos con fuerza aguantando el escozor de estos

—Me alegra poder contarle esto a alguien más —sonrió ligeramente— así no se quedará solo en mis memorias y más gente conocería lo que hizo

—Todos los versos, poemas, palabras y letras de tus canciones... estaban dedicadas a él —murmuró

—Siento que el viento le puede llevar mis sentimientos hacia él —sonrió con melancolía mirando el cielo— en verdad, así obtuve la beca, iba a estar destinada para él, pero al final yo ocupé su lugar cuando cumplí la edad suficiente











Ella no supo que más decir, y en verdad, en aquel momento solo necesitaban silencio, llegaron al campus, entrando al edificio en donde se encontraban las habitaciones, dejaron las cajas, y el músico pidió que fuesen hacia la estatua de Barbatos, necesitaba estar ahí para recordar con cariño recuerdos que había comenzado a abandonar un poco.











—El admiraba mucho a Barbatos, era su ejemplo a seguir —soltó una leve risa a su vez que sacaba la lira y tocaba unos suaves acordes— pienso que cumplió su objetivo sin problema alguno

—No sabemos si Barbatos existió realmente —miró hacia el horizonte— pero tú hermano, fue un autentico héroe que lo dio todo

—Sí, era asombroso —continuó con aquella sonrisa con toques melancólicos— por cierto, ¿qué era lo que me querías decir?

—...



















Universidad de TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora