40. Invitado especial

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Lumine se quedó en silencio, sinceramente no se esperaba que Albedo quisiese compartir algo con ella, pero tampoco iba a rechazar esa oportunidad, así que los dos fueron a una cafetería para hablar del tema de manera más tranquila, tomando unas malteadas en un rincón de la estancia.





—La verdad es que tengo un problema psicológico desde siempre —dijo mirándola con seriedad

— según psicólogos actualmente estoy claramente estable y puedo tener una vida normal, pero en cualquier momento puedo enloquecer

—Eso de que los genios estén locos al final será verdad —trató de bromear tomando un sorbo de la malteada


—Si un día pierdo el control, me gustaría confiar en que te puedas hacer cargo, Lumine


—Claro, déjamelo a mi —sonrió orgullosa golpeándose el pecho





Albedo sonrió de manera aliviada, soltando un pequeño suspiro en su interior, sinceramente veía perfectamente capaz a Lumine y Aether de hacerle frente si por si en algún momento pierde la estabilidad.




Aunque cierta estabilidad si que perdió al sentir cómo alguien le tocó el hombro de repente.





—¡Albedo!, ¡Qué sorpresa verte aquí!, y más acompaña de una chica, —sonrió dándole pequeños codazos— uhhh, se parece bastante a Aether, —se dirigió esta vez a Lumine— ¿Eres su hermana?




Lumine se quedó extrañada mirando a la mujer, pero asintió ante su pregunta, era una mujer de personalidad explosiva, lo cual uniendo hilos pudo deducir algo.





—¿Usted es la madre de Klee y Albedo?


—Así es cariño —sonrió sentándose junto a ellos— es increíble que hayas conseguido que Albedo te cuente todo eso —dijo apoyando sus codos sobre la mesa y su cabeza entre sus manos— debes ser muy importante para él —dijo con cierta picardía— ¿Eres su novia?


—En real-


—¡Ay! Albedo, y yo que me estaba preocupando de que te quedases solos —dijo de modo dramático— Es genial que tenerte con nosotros —sonrió con pequeñas lágrimas tomando las manos de Lumine— siempre había estado inquieta con la personalidad de Albedo, es decir, desde pequeño ha tenido una mente brillante, cosas como relaciones o pensar en tener una familia en un futuro nunca le interesaron —soltó un exasperante suspiro— ser madre de un genio es tan duro —volvió a comenzar a lloriquear

Universidad de TeyvatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora