Capitulo doce
Persecuciones.
— ¿Te das cuenta de lo ridículo que se oye todo esto cierto? No tengo porque mierda andar huyendo, no me van a encontrar.
— No te confíes tanto, yo solamente te advierto porque eres mi mejor empleada Beatrice, pero no seas idiota.
Alberto me cuelga y gruño en frustración, tres suaves golpes en la puerta se oyen antes de que está se abra, mi mamá se asoma con una pequeña sonrisa adornándole los labios.
— ¿Todo bien?
— Si.
Me mira como si no me creyera y se adentra en la habitación, no he dormido en toda la puta noche gracias a que me quedé leyendo aquel archivo y cuando al fin quise dormir me llamo Alberto porque Marina ya le fue de chismosa.
Todo el mundo busca joderme al parecer esta mañana.
— Yo no sé bien porque razón te encontrarás tan frustrada, y se que tampoco me dirás mucho. Pero cuando me enteré tu… adicción, se podría decir, sentí que la situación se me iba de las manos y que no podía hacer nada para que todo estuviera bien.
— Justamente siento que la situación se me va de las manos mamma. Pero no puedes compararlas porque está hará que personas salgan heridas.
Irina me frunció el ceño, sabe que no me interesan las personas pero no me animo a decirle abiertamente que los que podrían salir lastimados serían ellos.
— Bueno, pero quizá debas analizar nuevamente la situación, ver en dónde se encuentra la falla y tratar de arreglarla. – coloca una mano sobre mi hombro. – Solo piensa en dónde te equivocaste.
— Yo no me equivoco mamma.
— Todo el mundo nos equivocamos Bea. - Quita la mano de mi hombro y se gira en dirección a la puerta. – vamos a desayunar.
Sus palabras quedan en mi cabeza por unos minutos antes de que baje a desayunar.
Encontrar la falla… ¿Qué falla? Si todos mis trabajos son impecables.El ambiente de nota tenso al momento en el que me siento en la mesa, la mirada helada que me dirige Varick me pone nerviosa.
— ¿Qué sucede?
Niega con la cabeza y baja la vista a su plato, hago lo mismo mientras escucho lo que hablan mis padres.
Si Varick se enojo por lo que le dije anoche es un completo imbécil, no soy una mujer de compromisos y eso queda obvio a simple vista. Aunque he de admitir que he sido un tanto dura, si simplemente me estaba preguntando algo.
Maldita sea.
Casi quiero golpearme, odio cambiar de opinión respecto a cosas. Se supone que soy decidida.
Varick se levanta de la mesa diciendo que debe de ir a trabajar y yo me quedo unos segundos pensando si debería disculparme.
Antes de darme cuenta ya estoy yendo tras de él.Que puta ironía, se supone que debe de ser al revés.
— ¡Varick!
Se da vuelta antes de salir y frunce el ceño.
— ¿Qué? – su voz suena sorprendentemente fría.
— Quería disculparme… estoy con un lío horrible en la cabeza y nunca quise hablarte de esa manera, soy demasiado impulsiva. – asiente en comprensión.
— Yo no te estoy pidiendo nada serio Beatrice, soy honesto al decir que lo único que quiero es sexo y si estás dispuesta a darmelo todo bien, pero no me vengas con esas mierdas de anoche porque no me gustan. – comienza a acercarse a mí – Te pregunté cómo fue tu día porque quería un tema de conversación, de lo contrario iba a terminar follandote en ese sofá, y me iba a importar una mierda tus padres.
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Infame ©
Romance[La adicción a la sangre.] La cara angelical y el hermoso atractivo no debe de engañar a nadie, las curvas de su cuerpo son como el camino que te dirige al infierno. Ella es todo lo infame, lo prohibido que muy pocos tienen la dicha de tener y salir...