Catorce

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Capitulo catorce

Consecuencias

Despierto sintiendo el calor del cuerpo de Varick a mi lado, nuestras piernas se encuentran entrelazadas bajo las sábanas. Mis muñecas se encuentran adoloridas cuando las quiero mover.

Aprieto las piernas al recordar la noche que tuvimos, he tenido más orgasmos de los que he podido contar y ha sido muy gratificante, siento el cuerpo relajado luego de tantas liberaciones.

Su brazo me aprisiona la cintura y cierro con fuerza los ojos intentando adaptarme a la luz que se adentran por la ventana. Nunca dormí con un hombre y me resulta asfixiante tenerlo tan pegado a mi cuerpo, pero por alguna razón no quiero alejarlo.

Un móvil suena en el lugar y, tras recordar que el mío no es ya que no lo traje, me tranquilizó, no quiero que Alberto comience a joderme la mañana con sus estúpidas advertencias. El brazo de Varick se separa de mi cintura y sus piernas se desenlazan de las mías al momento de levantarse de la cama e ir en busca de su celular, así tal cual su madre lo trajo al mundo.

— ¿Hola? – su voz ronca se hace presente y mi entrepierna arde en respuesta a lo que me provoca. Él me mira de reojo y oculta una sonrisa. – si, fue aceptado, me encargaré de ello.

Sus monosílabos me impiden saber de qué habla pero decido que por ahora es mejor así, se que algo oculta y lo voy a descubrir eventualmente.

Vuelve a mi lado y me aprisiona en un costado de su cuerpo.

— ¿Qué hora es?

— Las once.

Abro los ojos como platos y me levanto de un salto de la cama, tengo tantas mierdas que arreglar y como estúpida me di un privilegio a dormir más.

— Tengo cosas que hacer.

— ¿Un sábado? – me mira extrañado, la sabana comienza a mostrar algo más y me muerdo el labio, dudando en si salir o quedarme y montarlo para comenzar el día.

— ¡Beatrice! Cariño, ven a desayunar, llama a la puerta de Varick también. – la voz de mi mamá se hace presente desde el pasillo y esa es mi respuesta.

Comenzare el día montándolo en algún otro momento.

— Ya escuchaste a mi mamá. – me cubro y asomo la cabeza fuera de la habitación tras abrir la puerta, al no ver a nadie corro a mi nuevo cuarto.

(…)

— Verdaderamente ya no me sorprende encontrarte de esta manera. – Marina se acerca con una sonrisa en su bonito rostro.

— ¿No te gusta? La sangre es un bonito accesorio que se encuentra de moda actualmente. – bajo la vista hacia mi enterizo blanco, el cual ahora tenía manchas rojas por todas partes.

Miro al hijo de puta que me dijo cosas “bonitas” según él, lo que solamente distinguí de sus palabras es puro acoso, yo sé que estoy buena y que tengo unas tetas y un culo de infarto, ¿Para que repetírmelo? Si ni siquiera me conoce.

Me jode que hagan eso, no soy la única mujer a la que le jode pero si soy la que hace algo al respecto, el imbécil se quedó sin testículos y sin lengua por las palabras que soltó.

— Siempre encuentras una manera de dañar nuestros encuentros. – se sienta en el sofá de cuero y arquea una ceja en mi dirección.

— Es muy aburrido esperarte y decido entretenerme. – tomo asiento en el sofá frente a ella.

Sus ojos color miel me miran acusadoramente, el cadáver está en medio de ambas y eso le da un tono terrorífico al ambiente, exceptuando que el resto es todo moderno.

Es uno de los apartamentos que Alberto me regaló, muy pocas veces he venido pero ante la cita de Marina tuve que hacer uso del lugar.

— Siempre la que tardas eres tú, creí que si me tardaba un poco llegaríamos al mismo tiempo.

— No creas conmigo.

Pone los ojos en blanco y me entrega un sobre, lo tomo entre mis manos y le dedico una mirada extrañada.

— La familia Carrasco envío esto a Alberto pero va dirigido hacia ti.

— Joder.

Abro el sobre y dentro se encuentran diversas fotografías, en algunas están mi papá entrando a la tienda, otra de mi mamá en el supermercado, yo abrazando a mi madre cuando mi papá estaba detenido, y otra de Varick cuando fue a recogerme ayer.

Detrás de cada imagen hay un aviso y se encuentra en perfecto italiano.

Ti siamo vicini. ¹

— Ahora te das cuenta que debes de irte cuanto antes ¿Cierto?

Frustrada tiro las imágenes en la mesa, una vez que he conseguido acercarme a mi familia nuevamente me alejan. Nada es más importante que mis padres y es obvio que ellos ya lo saben.

— Si, debo irme, cómprame un boleto para mañana mismo, pero yo elegiré el destino.
Asiente feliz de hacerme entrar en razón y se levanta dispuesta a irse pero mi voz la detiene.

> Pero no me voy a quedar quieta, ni aquí ni en el puto Alaska, esos hijos de puta van a estar muertos y a mi familia no le toca ni un jodido pelo, porque el que lo intente no sale vivo.

— Soy consiente de lo que eres capaz de hacer por tu familia Beatrice, nadie te está subestimando.

Asiento y la dejo ir, miro el cadáver frente a mi y descargo mi furia en él, odio perder, odio hacer lo que no quiero. Al alejarme les estoy dando un motivo a los Carrasco para que piensen que soy una puta cobarde.

(…)

Explico brevemente, omitiendo algunos detalles, la razón por la que me voy a mis padres. Estoy metiendo ropa en la maleta y los ojos de mi mamá se llenan de lágrimas.

— No llores mamma, volveré cuando menos te des cuenta.

— Estuve lejos de ti mucho tiempo y ¿Ahora te pierdo nuevamente?

Dejo una blusa sin cuidado dentro de la valija y me dirijo a ella para abrazarla, mi papá se une al abrazo y beso la cabeza de ambos.

— Trataré de como mucho sea un mes, no pienso perder más tiempo con ustedes, son mi vida y no puedo permitir que les pase nada.

Papá asiente, sabe los riesgos de mi profesión y la respeta, pero no se pondría en riesgo ni tampoco a mamá.

— ¿Por qué no terminas esto y vuelves con nosotros? Es muy peligroso. – Irina solloza contra mi pecho.

— Porque ya he acabado con muchas personas y eso tiene sus consecuencias mamá, pero en el momento en el que acabe con el peligro que los acecha a ustedes yo volveré.

Y no miento, no me voy a dejar vencer, es de Beatrice Rossi de quién estamos hablando. Soy la mujer más sanguinaria de Europa, es el primer error que cometí pero voy a acabar con las supuestas consecuencias que tengo, comenzando por la mujer de Raúl, a quien le haré una pequeña visita.

Nadie amenaza con mi familia y vive para contarlo.

¿Sangre por sangre? ¿Qué es esa mierda? Yo mato a quien a mi se me da la puta gana y nadie tiene porqué querer cobrársela.

(...)

Estamos cerca de ti. ¹


Infame ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora