Pacto con el diablo
Se me clavan piedras en la planta de los pies, haciéndome doler pero no hago ni una mueca al respecto. La gente al ver mi aspecto de cruzan de vereda y es lo mejor que podrían hacer ya que al primero que se cruce en mi camino no dudaré en quebrarle el cuello. Perdí de cuenta los kilómetros que recorrí pero conozco Italia como la palma de mis manos y nunca me perdería en mi país.
Llego a casa en la madrugada, mi móvil no tengo idea de dónde estará pero desde una aplicación en la MacBook elimino todo lo que puede llegar a perjudicarme. La sangre cae a montones por mi cuerpo cuando la puerta de la cocina se abre dándole paso a Varick, quién se sorprende al encontrarme de esa manera.
No debería sorprenderse ya que sabe quién soy.
— Bea… ¿Qué te sucedió? ¿Estás bien? – se acerca a mi pero retrocedo, en este momento no quiero lidiar con él.
— Si, solo un pequeño altercado.
Le paso por al lado yendo en dirección a la puerta pero su risa irónica me detiene.
— ¿Pequeño altercado? Tienes en el cuerpo tanta sangre que podrías donarla, ¿Qué mierda paso?
Me volteo y sus ojos están flameando en furia, nunca antes lo había visto tan furioso y por un instante me divierte que se encuentre de esa manera. Aún no elabore mi plan para deshacerme de él pero es gracioso verlo perdiendo la cabeza por mi causa.
— Solo me bañe en sangre, dicen que es bueno para la piel, nada de que preocuparse, no tengo ni una sola herida. – intento darle una sonrisa pero solo consigo una mueca. - Estoy agotada, camine horas hasta llegar a casa, solo quiero acostarme a dormir.
Varick asiente lentamente y antes de que pueda irme él agarra mi mano y nos lleva hacia el piso de arriba, se adentra en el baño y me mira fijo.
— Quítate la ropa, te daré un baño para que duermas más cómoda y sin sangre de, anda a saber quién.
Tengo ganas de mandarlo a la mierda, sin embargo le permito solo por esa noche encargarse de mi, en la bañera acaricia mi cuero cabelludo, esparciendo el shampoo y da unos masajes a mis sienes.
Mi cabeza no para de reproducir imágenes de los cuerpos degollados, la carne arrancada y el placer que me generaba verlos dar ese último suspiro. La muerte es jodidamente hermosa para quien sabe apreciarla y yo soy fiel fan de ella.
Cuando mi cuerpo se siente completamente relajado gracias a todos los masajes proporcionados Varick acerca sus labios a mi oído y susurra:
— Ya sabes todo de mi, ¿No es así?
Retengo una sonrisa y me alejo de su toque, me muevo para quedar frente a él, su mirada baja a mis tetas desnudas, más no hace intento de acercarse.
— No me gustan los policías, mucho menos los agentes cerca de mi familia. – es lo único que le digo. – Fuiste idiota al creer que no te descubriría.
— Sabía que lo harías, pero tú fuiste ingenua al creer que caería en el cuento de “podríamos conocernos más”
Touché.
Me encojo de hombros y me levanto, el agua chorrea por mi cuerpo cuando lo hago, Varick me tiende la bata y arquea las cejas en mi dirección.
— ¿Qué te hace estar tan tranquilo? – inquiero.
— Podría estar esposándote y encerrándote. – una carcajada enorme brota de mi garganta ante lo que acaba de decir.
— La única forma en la que me esposaras será en la cama y para follarme. – me inclino y dejo un beso en sus labios.
Varick sonríe cínico y se levanta para tomarme de la cintura y pegar su cuerpo al mío, es solo unos centímetros más alto que yo pero no me hace sentir intimidada.
— Quizá puedas ganarte tu libertad.
— Ya tengo libertad, agente.
— Vives escondida de los Carrasco, asesina.
— No será por mucho.
— Puedo ayudarte con ello. – susurra antes de morder el lóbulo de mi oreja.
— No necesito tu ayuda.
Lo empujo y salgo del baño colocándome la bata. El que cada uno sepa en qué lugar pertenece es una ventaja, sin embargo él es mi menor amenaza en este momento, cuando como bien dijo, tengo a la familia del hombre que asesine tres de mis pasos.
Y el puto de Alberto no mueve ni un dedo para salvarme de esta situación de mierda cuando Raúl murió porque él lo quería fuera de su camino. La única que quedó embarrada hasta las orejas fui yo.
(…)
A penas abro los ojos cuando la figura de Varick atraviesa la puerta, la cierra con fuerza tras de si y sin importarle nada se sienta a mi lado.
— Escucha, te ofrezco un trato.
— No quiero oír pero se que de igual manera hablaras así que hazlo. – me volteo y me acomodo aún más en las sábanas, los rayos matutinos se cuelan por la ventana y al no oirá nada deduzco que mis padres no se encuentran en la casa.
— Hace una semana surgió una nueva amenaza que debe ser cazada por el FBI, Matthew Rinaldi, supongo que sabes quién es.
No hace falta que rebusque mucho en mi memoria para conocer al responsable de mi secuestro de ayer.
— Ve al grano Meyer.
— Acabó con la mayor cede del FBI situada en Europa, no quedo nadie vivo dentro del edificio.
— Supongo que habrán de estado metiendo sus narices dónde no deben.
Me siento en el colchón y lo miro, tienes ojeras bajo los ojos y se le nota bastante lo cansado que ha de encontrarse. Lástima.
— No vamos a dejar ir a un pez gordo, y si me ayudas a conseguir su cabeza yo te ayudo con los Carrasco, Martha es una piedra grande en tu zapato.
Suspiro y me levanto, nunca he sido de pedir ayuda, después de todo acabe con un galpón entero sin que nadie me haya dado una mano, pero Martha Carrasco es un hueso duro de roer, nunca la he visto en público, ni a ella ni a los hijos.
Matthew es un problema que iba a solucionar eventualmente luego de lo de ayer, no es que lo haría solamente para complacer a este agente de porquería cuando Rinaldi moriría en mis manos.
— Hecho, pero solo porque estoy harta de jugar al gato y al ratón.
Sonríe y se levanta intentando acercarse a mí pero pongo una mano sobre su pecho, mi orgullo está herido luego de aceptar está mierda de proposición y no aguantaría un abrazo, no soy una sentimental de mierda.
— Marca tus límites Meyer, que no te quiero pegado a mi como una pulga, ahora pongámonos a esto que mientras más rápido se acabe más rápido te irás.
— Y volverás a hacer la misma hija de puta de siempre. – murmura.
— ¿Cuándo he dejado de serlo? Que no recuerdo.
Sonrío cínicamente y lo paso de largo, yendo hacia el baño, al verme en el reflejo recuerdo que mi destino está trazado y ayude al FBI o no, nada cambiará para mí.
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No olviden seguirme en Instagram (jacquelineivanawb)
Luego de dos meses hay actualización y trataré de no tardar tanto :( he tenido un bloqueo espantoso con esta historia y me costó volver a conectar con ella, pero recuerden también que es un borrador y en cuanto la termine la editare.
Besos.
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Infame ©
Romance[La adicción a la sangre.] La cara angelical y el hermoso atractivo no debe de engañar a nadie, las curvas de su cuerpo son como el camino que te dirige al infierno. Ella es todo lo infame, lo prohibido que muy pocos tienen la dicha de tener y salir...