Dieciséis

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Varick:

Mis dedos se mueven nerviosos sobre la superficie plana de la mesa dónde estamos cenando, el ambiente se siente pesado gracias a la ausencia de Beatrice. No era de esta manera cuando ella no se encontraba pero luego de que regresará todo cambió.

Demasiado diría yo, cada día me llega información nueva acerca de su enemistad con los Carrasco y las ganas de verla muerta que tienen estos, lo último que supe de ellos era que se encontraban en Italia por lo que amplié la seguridad para los padres de Bea, ellos no tienen porqué estar metidos en una guerra que no les pertenece.

Aparte me caen demasiado bien ambos, no dejaré que les suceda nada.

Una llamada de Dominick entra a mi móvil y, disculpándome, me levanto de la mesa.

— ¿Qué sucedió?

— Eso debería preguntarte yo a ti, ¿Por qué Beatrice está en Argentina y nunca lo reportaste? – frunzo el ceño y subo a mi habitación.

— Porque sabía que viajaba pero supuse que huía de la familia Carrasco que le estaba pisando los talones, no me dijo a dónde fue y se que viaja con nombre falso, nombres que cambia siempre y no se cual habrá utilizado.

Mi amigo suspira en la otra línea, posiblemente afectado por algo que habrá hecho Beatrice, fue ingenuo de mi parte creer que ella se quedaría quieta sin hacer nada o que huiría como una cobarde, es obvio que tomo cartas en el asunto.

— ¿Qué hizo?

— Que no hizo… Constantino Martínez está muerto.

— ¿El no manejaba el galpón más grande de droga en Latinoamérica?

— Efectivamente, ese galpón se encontraba en Argentina, ¿Logras unir puntos con la presencia de ella ahí?

Suelto un bufido y me dejó caer en la cama, un poco de paz quería Beatrice, un poco.

— Asesino a Constantino y ¿Qué le hizo al galpón?

— El galpón Aitana ya no existe, lo quemó, con toda la droga y las personas dentro, por supuesto que las asesino antes, realmente si te muestro esas imágenes te daría miedo la persona con la que estás conviviendo.

— Soy consciente de lo sanguinaria que puede llegar a ser Beatrice y no me sorprende.

Por mi puede quemar el mundo entero y feliz le doy la cerilla, no soy diferente a ella para nada, el hecho de que esté en el lado de la justicia no significa que no ame y disfrute asesinar.

(…)

Envuelvo mi miembro con la mano y la paso de arriba abajo, cerrando los ojos e imaginando que son sus delicadas manos las que están acariciando mi polla en estos momentos.

Miro nuevamente la imagen de ella en ese traje, con sangre de las personas que acababa de asesinar y suelto un jadeo ante lo que ello me provoca. Suelto el aire entre dientes cuando aceleró la velocidad sobre mi falo.

Beatrice tiene algo en la mirada cuando está hambrienta de sangre y aquello me calienta demasiado, sus pechos son notorios aunque no los este mostrando y me lamo los labios imaginando que la tengo sobre mi, con sus tetas rebotando en mi rostro.

— Joder…

Acabo en mi mano y maldigo al ver el desastre que acabo de hacer, estoy por ordenar cuando mi móvil suena y un número desconocido aparece en la pantalla, haciéndome fruncir el ceño. Receloso atiendo.

— ¿Hola?

— Joder Varick, llevo horas queriendo comunicarme contigo, ¿Cómo están mis padres? Estoy por volver ya, te avisaré para que me busques en el aeropuerto.

Ruedo los ojos y una leve sonrisa se hace presente en mi rostro pero rápidamente la quito.

— Yo también estoy bien si lo preguntas… ellos están bien y si, avísame que iré a recogerte.

— Perfecto, luego te llamo.

Corta la llamada y cuando quiero rastrearla ya no se encuentra disponible. Celular descartable chica lista.

Luego de la llamada de Dominick también me llamo mi superior, alegando que necesita información o de lo contrario me mandará a otra misión y no puedo dejar pasar esta, es una de las más importantes en mi carrera.

La pequeña sanguinaria Rossi es la sicaria más buscada en toda Europa y gran parte de América, atraparla me haría uno de los mejores en mi trabajo. Muchos lo han intentado pero nadie ha estado tan cerca como me encuentro yo.

Y hasta me la cogí, un gran punto para mí por ello.

De a poco me estoy ganando su confianza ya que sus padres son algo importante para ella, el hecho de que me deje a cargo de ellos significa que voy por buen camino y el final de esta misión está cada vez más cerca, necesito mover mis fichas.

Doy un largo suspiro cuando un pensamiento se hace presente y me hace sentir incómodo.

(…)

La veo caminar moviendo sus caderas en mi dirección, un vestido negro adherido a sus curvas y unos lentes enormes para su cara pero reconozco esa figura en cualquier lado. Trae una sola maleta y un bolso colgando en su hombro, cuando llega hacia mí me sorprende besando mis labios.

— Mete mis cosas al maletero, por favor. -frunzo el ceño ante su dulce tono y, extrañado, hago lo que me pidió.

Argentina la cambió al parecer, o quizá todo es un plan y cuando menos me de cuenta me clavara una navaja suiza en el ojo.

— ¿Cómo estuvo el viaje? A la playa no fuiste ya que no te noto bronceada. – me siento en el lugar del piloto y la miro de reojo, se baja los lentes y rueda los ojos.

— No soy muy fan de la playa, ¿Puedes manejar? Extraño a mi familia.

Creo que es lo único malo de ella, expresa muy abiertamente su debilidad y esa es su familia, bien podría usarlo a mi favor en algún plan B. En cambio muchos de sus enemigos tranquilamente puede hacerlo sin titubear en un primer plan, acabando con lo que ella más quiere.

Los Carrasco se fueron de Italia hace unos días, supongo que tras ella y ya han de encontrarse en suramérica.

— ¿Qué hiciste estos días?

— Fui de compras e hice turismo.

Sello mis labios para no reírme o hacer una broma al respecto, las calles de Sicilia hoy se encuentran abarrotadas y su mirada está perdida en las personas que caminan por ellas.

— ¿Y dónde fuiste?

— ¿Esto es un interrogatorio? Porque no me gusta. – la miro de reojo.

— No, no lo es, solo intento ser amable.

O ver si por esas casualidades se te escapa alguna información.

— Pues no lo seas.

Suspiro y me dedico a manejar, sus manos se mueven hacia la radio para encenderla y mi mirada se pierde en esos dedos que acabaron con todo un galpón, mi miembro se endurece y pienso en aparcarme a un costado de la carretera para cogérmela.

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Le encontré un mejor modelo a Varick, no encontraba alguien que vea y diga thats my boy hasta que ví a Matthew

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Le encontré un mejor modelo a Varick, no encontraba alguien que vea y diga thats my boy hasta que ví a Matthew.

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