Miyo bajó del carruaje tras un largo viaje. Se habían estado hospedando en posadas durante todo este tiempo y ella por fin quería llegar a su casa. El cochero le estaba pidiendo indicaciones a un peatón para llegar a la casa Takahara mientras la guardia que los acompañaba evaluaba el perímetro. Entonces Miyo vio a un hombre de aspecto familiar. Se lanzó hacia él antes de que la guardia pudiera siquiera detenerla - ¡Señorita! - llamó la guardia mientras que Miyo articulaba - ¡Papá! - mientras abrazaba a un hombre que ella había reconocido de inmediato. Johan Takahara la miraba sorprendido.
- ¿Miyo...?
Nuestra protagonista le sonrió dulcemente al tiempo que la guardia enviada por la suma sacerdotisa se acercaba a la escena. Johan palideció al comprobar que se trataba de su hija.
- Miyo, ¿Qué haces aquí? ¿Escapaste de la catedral central?
preguntó asustado
- ¿Es usted Johan Takahara? - interrumpió la guardia.
- S-sí. ¿Quién es usted?
Ahora Johan abrazaba asustado a su hija.
- Permítame presentarme: mi nombre es Elena Levanteinn, - hizo una leve reverencia - sirvo en la catedral central. La suma sacerdotisa Quinella le envía esto. - le tendió una carta.
Lady Quinella le había dicho a Miyo que le escribiría una carta a sus padres para explicarles todo. "Esa debe ser la carta." pensó Miyo.
Johan tomó la carta mientras temblaba de pies a cabeza. Afortunadamente, se fue calmando al mismo tiempo que terminaba de leer ese trozo de papel.
***************
Miyo solo tenía una maleta, que llevaba ella misma, puesto que Miyo no tenía muchas posesiones. No me malinterpreten, Miyo era una noble, una noble de quinta clase, pero al fin y al cabo una noble. No tenía tantos lujos como una noble de primera clase que vive en la capital pero de algún modo estaba mejor que un plebeyo sin apellido.
La madre de Miyo había rechazado un matrimonio por conveniencia organizado por sus padres (los abuelos maternos de Miyo) y se había casado con un noble de quinta clase y renunció a su posición como noble de segunda clase. Naturalmente, la actual familia Takahara no tenía ningún contacto con la familia de Marisa (la madre de Miyo) pero de todas formas eran felices. Johan Takahara era un terrateniente justo que vivía alegremente el día a día junto a su esposa y sus dos hijos: Rafael y Miyo. Rafael Takahara era el primogénito de la casa Takahara y, por ende, se le había dado la tarea sagrada de ser terrateniente, igual que su padre, algo que Rafael detestaba, pero no tenía opción. Miyo, en cambio, adquirió la tarea sagrada de ser monja debido a la decisión de jefe de la aldea. Cuando Miyo se volvió aprendiz de monja a los 10 años dejó su ropa usual para empezar a vestir el uniforme de la iglesia, además de mudarse a la iglesia del pueblo. Una vez fue llamada a la catedral, no le permitieron llevarse mucho pues como religiosa de bajo rango debía llevar una vida austera. Así Miyo no podía llevarse mucho a casa de la catedral. La mayoría de cosas que llevaba en su maleta eran libros, un poco de ropa sencilla y un peine con algunos accesorios para cabello.
Johan Takahara ingresó a la sala de estar con su hija al tiempo que sostenía la maleta.
- ¡Marisa! ¡Mira quién volvió!
- ¿Miyo?
Una hermosa mujer de ojos celestes como los de Miyo y de cabello negro azabache se levantó del sofá donde estaba leyendo un libro, vestía un vestido muy hermoso color verde agua con delicados bordados en color blanco. - Hija, ¿Qué haces aquí? Creí que estarías en la catedral.
- Marisa nuestra hija se volvió la aprendiz de la mujer santa Quinella.
- ¿La mujer santa Quinella? - inquirió asombrada - ¿Y ella te dejó volver?
- Exacto. - Miyo sonrió. - Lady Quinella dijo que podía quedarme este mes para festejar el cumpleaños de mi hermano, pero luego debo volver a la catedral.
- Esto hay que festejarlo.
Entonces otro joven apareció de improviso.
- Hermanita, ¿No te habían transferido a la catedral?
Y así, se pasó una tranquila temporada en la casa Takahara, en el territorio ubicado al sur de la Catedral Central.
ESTÁS LEYENDO
El cuento de la novicia y la sacerdotisa (fanfic Underworld)
FanficHabía una vez una sacerdotisa de mal corazón que solo anhelaba el poder y no sabía cuándo detenerse, un día conoció a una novicia a quien empezó a querer como una hija pero este amor no la salvó cometer un error muy tonto. Lee más para saber más y s...