- Desde que me di cuenta que había envejecido, empecé lo que conoces como "mi investigación". - señaló Quinella - De hecho, fue en ese lapso de tiempo que nos conocimos.
Sonrió y su mirada se volvió levemente más cálida.
- Esa tarde, yo estaba escribiendo todas las combinaciones que se me ocurrían para hallar ese arte. Allí fue cuando entraste. - ella suprimió una risa - ¿Recuerdas lo que me dijiste en esa ocasión?
Miyo no pudo evitar inclinar levemente su cabeza hacia la clérigo mayor al contestar esta pregunta.
- Le dije... que se había equivocado de palabra.
- Es por eso que te tomé como mi alumna. - dijo mientras los ojos de Miyo se iluminaban probablemente por primera vez en toda la noche - Ni siquiera eras una monja y ya entendías cuál era el error en la sintaxis de artes sacras avanzadas.
Nuestra protagonista no pudo evitar sonrojarse un poco ante estas repentinas palabras. Entonces, Quinella continuó con su explicación.
- Tras rescatar el talento que mencioné hace poco, seguí buscando la manera de hallar este comando. En realidad, solamente escribía todas las artes sacras que se me ocurrían y las recitaba para ver si una de ellas funcionaba.
- Entonces, usted no siguió un método de investigación, solo estuvo probando comandos hasta que uno resultó.
Señaló Miyo imprimiendo cierta cantidad de reproche en sus palabras, aunque ambas sabían que, en parte, Miyo bromeaba.
- Bueno, no tenía otra opción. Dime, ¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar? Tratando de encontrar un comando del cual no tienes ninguna pista.
- Bueno... eh... tiene razón. Por favor, continúe.
- Como te decía, traté de encontrar un arte que pudiera manipular la durabilidad, pero ese tipo de comandos, quiero decir, de artes sagradas solo podían ser ejecutadas por un administrador. Un administrador es alguien que tiene una gran autoridad sobre el sistema de este mundo.
- Antes... - dijo Miyo elevando su mirada hasta los ojos de su maestra - mencionó que solo los administradores tienen un nivel de autoridad parecido al del sistema cardinal, el sistema que rige este mundo.
- Así es. - Quinella asintió mientras decía esto.
- Entonces, ¿eso no significa que no importa si encontraba el arte o no, igual no iba a poder llevarlo a cabo por no contar con el nivel de autoridad necesario?
La interlocutora de Miyo volvió a asentir y dijo tranquilamente.
- Afortunadamente, encontré un arte que te da esa autoridad con solo pronunciarlo.
Ante la ahora más relajada mirada de Miyo, Quinella continuó con la explicación. Una melodía de oyó en todo el imperio humano. Miyo ni se preocupó en dilucidar qué hora indicaba, pues estaba intrigada por lo que estaba oyendo.
- Fue en mi lecho de muerte, precisamente. Hace aproximadamente una semana.
- ¿Una semana? Entonces... - dijo Miyo de golpe "entonces, usted casi se muere hace una semana." pensaba decir Miyo, sin embargo, no terminó su frase.
- Hace una semana, mientras probaba en mi cama todos los comandos que se me ocurrían, de repente lo encontré.
Ella se encontraba tranquila, como quien cuenta una simple anécdota, no como alguien que cuenta cómo se salvó a las justas de morir debido a la vejez.
- Ese comando abrió una lista que contenía todos los comandos del sistema.
Miyo la miraba asombrada, mas no tan agitada como antes. Parecía una niña que está a gusto oyendo una historia.
- Al final de esa lista, estaba el comando que necesitaba. Un comando que te da la misma autoridad que el sistema cardinal, o sea, un comando que te convierte en administrador. Dime, ¿Por qué crees que cambié mi nombre a "Administrator"? Ya mencioné que, en lengua sagrada, "administrator" significa "administrador".
El rostro de Quinella tomó seriedad de repente, recordando los eventos ocurridos hacía aproximadamente una semana.
- Una vez conseguí los derechos de administrador, lo primero que hice fue reponer mi durabilidad. Tal como te dije, encontré un arte para reponer mi durabilidad. Una vez hube asegurado eso, arreglé el problema de mi débil cuerpo de anciana.
"Ya empezó." pensó Miyo. Sabía perfectamente lo que pasaba cuando Quinella-sama empezaba a hablar así. Pero, toda esta explicación era para explicarle eso, ¿no?. Sus extraños (y, a veces, extremos) cambios de personalidad.
- Tras conseguir esta forma estática empecé a pensar... que no podía haber alguien con una autoridad parecida a la mía.
"Mi mal presentimiento", pensó Miyo. Y la verdad era que ese momento que le estaban narrando era la fuente del mal presentimiento que la había perseguido durante esa última semana.
- El sistema cardinal se compone de dos programas principales que gobiernan sobre varios subprogramas. Ah, por cierto, - mencionó esto último como si se le hubiera olvidado algo - un programa es algo así como algo que ejecuta una orden, como una máquina, pero sin forma física. Este conjunto de programas hacen al cardinal system lo que es, es decir, como una gran máquina que controla este mundo.
Ella no se detuvo.
- Tras analizar brevemente esto, llegué a la conclusión de que... obtendría todo el poder del cardinal system si grababa sus órdenes básicas en mi fluctlight.
Ahora Miyo sí que estaba estupefacta. No podía creerlo. ¿En dónde eso tiene sentido?
- ¿Qué? - dijo, sin poder creérselo, sintiendo un creciente dolor en su pecho
- Así que ideé un arte que escribiera las órdenes básicas de cardinal en mi fluctlight como un principio de conducta inalterable.
- ¡¿Pero acaso usted está loca?! - dijo Miyo, haciendo énfasis en cada palabra al mismo tiempo que se ponía en pie enojada. El sandwich a medio comer que tenía sobre las piernas cayó al piso inmediatamente.
Esto hizo despertar a Quinella de su burbuja en donde todo era perfectamente lógico, no era la primera vez que una reacción de Miyo la despertaba de ese estado casi de trance. Ya varias veces había pasado que ella estaba diciendo algo que era perfectamente lógico como administradora del sistema, pero que la expresión de miedo de Miyo o el hecho de que Miyo se hubiera lastimado (como que se haya tropezado por la sorpresa) la sacaban de esa línea de pensamiento y cambiaban bruscamente su actitud a "maestra preocupada por el estado de su protegida/alumna", una actitud completamente opuesta a la que mostraba segundos antes.
- ¿Disculpa? - dijo en tono desenfadado, como no entendiendo completamente a Miyo, quien se hallaba enojada y pequeñas lágrimas se habían formado en sus ojos y amenazaban con hacerse más grandes y caer.
- ¿Cómo... - Miyo se abrazó a sí misma - pudo hacer eso? Es su alma. ¡Su. alma! - dijo mientras bajaba lentamente su cabeza
- Bueno... en verdad sí que corrí un gran riesgo cuando lo hice.
- ¿Qué pasó? - preguntó aparentemente un poco más calmada
Quinella sabía que había hecho mal. Pero no creyó que le afectaría tanto a Miyo. Trató inútilmente de calmarla.
- Miyo...
La monja levantó la cara y volvió a nablar poniendo énfasis en cada palabra.
- ¡¿Qué pasó?!
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El cuento de la novicia y la sacerdotisa (fanfic Underworld)
Fiksi PenggemarHabía una vez una sacerdotisa de mal corazón que solo anhelaba el poder y no sabía cuándo detenerse, un día conoció a una novicia a quien empezó a querer como una hija pero este amor no la salvó cometer un error muy tonto. Lee más para saber más y s...