Sin importarle el estado de agitación de Miyo, Administrator, empezó la siguiente parte de su explicación:
- Cuando era niña...
Aquella frase hizo que Miyo sintiera un escalofrío recorrer rápidamente su espalda. Quinella continuó como si nada.
- ... recibí una tarea sagrada algo especial.
- ¿Qué quiere decir con eso? - inquirió Miyo, aún tensa. El súbito escalofrío acababa de desaparecer y ahora ella estaba más interesada en lo que iba a pasar. Por un lado, Miyo seguía un poco en shock por la noticia de que las diosas no eran reales. Seguido a ese shock inicial, había un pequeño enojo con la suma sacerdotisa por engañarla, mejor dicho, por no haberla sacado de su error, no solamente a ella, sino a todo el imperio humano. Si ella lo sabía... espera, ¿Hace cuánto tiempo ella lo sabía? Miyo albergaba en su corazón la idea de que Quinella-sama se acabara de enterar de eso, porque, si así fuera, ella no la habría engañado, si así fuera... ella no habría estado haciendo el ridículo durante toda su vida, sobretodo en esos últimos dos años. En los que había dedicado 1 hora diaria a rezarle a Stacia, incluso en los días de descanso, para aportar algo en la salud de Quinella-sama, para pedirle que la curara. Si todo era mentira... significaba que ella estuvo perdiendo el tiempo 1 hora al día durante los últimos dos años, significaba que no había hecho nada para que su maestra mejorara en los últimos dos años. Ella... incluso si no podía hacer nada para que mejore, podría haber usado ese tiempo para algo productivo. Ella... en verdad deseaba que Quinella-sama se hubiera enterado hace poco. Porque si así fuera... Quinella-sama sería inocente al igual que todo el imperio. Si ella acabara de enterarse , podrían deshacer del engaño o ... algo así. Todo esto Miyo lo pensó en su inconsciente, pues, conscientemente, ella no podía creer que la mujer que tanto admiraba fuera capaz de todo eso. No, seguro era un malentendido y ahora que se explicara. Habría una razón lógica. Sí. Seguro había una razón lógica. Tenía que haber una razón lógica.
Volviendo a la realidad, Miyo estaba concentrada en escuchar la historia de su maestra. Por mucho tiempo, ella había querido saber más cosas sobre Quinella-sama. Pero solo había podido recopilar algunos datos. Ahora podía saber cosas de la boca de la misma suma sacerdotisa.
- "Investigación de las artes sagradas" - dijo - Esa fue la tarea sagrada que recibí, como todos los niños, a los 10 años. Como verás, es una tarea algo ambigua, no está muy claro en qué consiste, por lo que, al principio, no sabía muy bien qué hacer. Entonces se me ocurrió escribir en un papel todas las artes que conocía y, entonces, lo descubrí.
Bajó su mirada, ya no lucía inhumana o fría en absoluto, daba la impresión que simplemente estaba contando la historia de su vida como una persona normal, lo que tranquilizó a Miyo, pues ya empezaba a asustarse de la actitud con que Administrator contaba la historia.
- Al comparar todas las artes que conocía y sus efectos, empecé a deducir el significado de las palabras en lengua sacra. No solo de las artes, sino también de las ventanas de Stacia de distintos objetos, incluso de la mía. Con el tiempo, empecé a producir resultados, es decir, creé nuevas artes y la gente empezó a decir que era hija de la diosa Stacia y, eso... , bueno, eso era beneficioso para mí.
Miyo abrió los ojos más de lo normal en sorpresa.
"Usted... debe estar bromeando." pensó, pero obviamente no lo dijo.
- Con el tiempo, logré gobernar a las masas y que construyeran esta catedral como un lugar para rezarle a las diosas.
"Pero usted sabía que no eran las diosas las responsables." siguió pensando Miyo mientras la escuchaba.
- Tras redactar una lista de reglas para gobernar a las crecientes masas---
- No, no puede ser. - la interrumpió Miyo - El Índice de Tabúes... fue un oráculo de la diosa Stacia.
Miyo clavó su mirada en la pupila de Administrator, como si estuviera implorando y dijo - ¿No?
Administrator solamente soltó un largo suspiro. Tras el cual, le dio una respuesta.
- No, Miyo. Yo creé el índice de tabúes. Era necesario para poder gobernar a las masas.
Miyo cayó en más sorpresa y estupefacción y Quinella decidió que lo mejor sería acabar con eso rápido. De esa forma, el impacto emocional en Miyo duraría menos... o al menos eso esperaba. No es como si se arrepintiera de lo que había hecho pero tampoco le agradaba causarle ese tipo de sufrimiento a Miyo. Incluso si ella se fuera a enterar por otros medios...
"Esto es lo mejor." pensó "Es mejor que se entere por mí a que lo haga de otra forma. Así podré resolver todas sus dudas y calmarla."
Y la verdad era que Quinella no se creía capaz de mantener a Miyo en la ignorancia por más tiempo. Sabía que estaba destruyendo todos los conceptos e ideales con los que había crecido, pero.. "No hay otra opción", pensó. "En verdad no hay otra opción." Siguió con su historia.
- Una vez terminé con el Índice de Tabúes y fue repartido a cada aldea, me di cuenta que había envejecido. Así que busqué una forma de seguir viviendo. Miyo, dime, ¿De qué depende la vida de uno?
Al llamar la atención de la monja, esta contestó algo más calmada
- De la durabilidad.
Como si fuera una maestra de escuela, Quinella continuó.
- Y, ¿Qué es la durabilidad?
- Un stat que representa tu vida.
- Bien, ahora dime: ¿Cómo varían los valores de la durabilidad con respecto a la edad?
- La durabilidad va en aumento hasta la edad de veinte años. Después se mantiene constante por un tiempo hasta que, conforme la persona envejece, llega a cero y Stacia la llama a su lado.
- Correcto, Miyo. Y, dime... si la vida de una persona depende de ese valor... la "durabilidad"... ¿Sería posible alargar la vida de esa persona si evitamos que ese valor caiga a cero?
Miyo titubeó un poco en esa respuesta.
- Su...supongo. Pero, necesitarías un arte--
Súbitamente Miyo se detuvo. Iba a decir: "necesitarías un arte que manipule tu durabilidad". Se detuvo a media frase porque recordó que Quinella-sama le había dicho que había encontrado un arte para subir su durabilidad al máximo. Eso significa...
- Veo que ya lo has comprendido. - repuso la mujer de cabello y ojos lilas, ya más tranquila, observando a Miyo. - Ahora, déjame contarte cómo hallé ese arte.
El sandwich a medio comer seguía en el regazo de Miyo. Había dejado de masticar en cuanto se enteró de que las diosas no eran reales.
Ahora, Quinella iba a contarle otra parte de la historia. Una parte... que Miyo presentía (sin equivocarse) sería algo oscura. Continuó ignorando al sandwich en su regazo y concentró toda su atención en Quinella-sama.
![](https://img.wattpad.com/cover/271791984-288-k227817.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El cuento de la novicia y la sacerdotisa (fanfic Underworld)
FanfictionHabía una vez una sacerdotisa de mal corazón que solo anhelaba el poder y no sabía cuándo detenerse, un día conoció a una novicia a quien empezó a querer como una hija pero este amor no la salvó cometer un error muy tonto. Lee más para saber más y s...