Regreso

174 22 2
                                    

Hoy es el gran día, por fin vuelvo al liderazgo que siento en el instituto. Me levanto a las 5.AM, sin siquiera poner el despertador. Después de haberme hecho la mascarilla el día anterior, mi rostro luce suave, y de un bonito color gracias al radiante sol de los últimos tres meses. Me meto corriendo en la ducha y dejo música relajante de fondo. Ya hace mucho tiempo desde que no me siento así, así de liberada, de libre. Justo cuando voy a enjuagarme con champú, mi madre intenta abrir la puerta.

-¿Me puedes decir que diablos haces levantada a las cinco de la mañana?

-Hoy empiezo las clases, mamá.-respondo, con voz burlona.

Mi madre no es de la típica clase de madres que te levantan por las mañanas con una sonrisa, ni te apoyan cuando te sientes mal. Ella es justo lo contrario. Parece que absolutamente todo lo que hago le molesta y siempre está deseando que me vaya de casa para que la deje tranquila. Y la verdad es que eso dejó de importarme hace muchísimo tiempo. Ahora simplemente intento estar el mínimo tiempo posible con ella.
-¿Con qué empiezas un nuevo curso? Como los estudios y los amigos te distraigan de atender el restaurante, te las verás conmigo. Y ahora prepárate no sea que llegues tarde.

-Vale, mamá.-digo, abriendo el grifo de la ducha de nuevo.

-Espera.-vuelve a llamar a la puerta.

-¿Qué pasa ahora?

-Apaga la música, ah, y pásalo bien.-intenta aparentar amabilidad pero sé que lo dice con desgana.

-Gracias.
Al salir del baño, me preparo un desayuno ligero, consistido de una manzana, un vaso de leche sin lactosa acompañado de unos cereales de copos.
Después me visto con la ropa que compré el viernes en aquella tienda de "todo a 50% de descuento." Realmente fue una buena compra.
Un vestido color turquesa, una cazadora de cuero negra y unas botas altas oscuras.
Me echo todo el maquillaje, incluyendo mi adorado rímel y, después de haberme plachado el pelo y coger mi bandolera, me encamino hacia el instituto, sin despedirme de nadie.

Unos minutos después me cruzo con Jackie, una de mis amigas. Ella es alta y delgada como una modelo, unos ojos rasgados (debido a su proveniencia asiática), y de cabello color azabache. No me parece verla muy ilusionada con volver a la rutina.
-¡Buen día, Sarah!

-Muy, muy buen día diría yo, Jackie.

-Pero, ¿qué tomaste esta mañana? Hay que volver al instituto, ¿y tú estás feliz?
Yo extrañaré los días de ir a la piscina, las discotecas light, nuestras compras sin fin...

-Pues yo lo que echaba de menos era regresar al poder, a sentirme magnífica.

-Lo que tú digas, S. No puedo hacerte cambiar de opinión.-Jackie me mira con desaprobación así que decido ignorarla, y cambiar de tema.

Jackson Memorial High es incluso más entrañable de lo que recordaba. Parece como, como mi hogar. Las banderas de Estados Unidos se mueven al mismo ritmo, como si estuvieran bailando para atraerme. Y las paredes recién pintadas dan una impresión muy acogedora.
«Bienvenida a casa» se repite mi subsconciente una y otra vez.

«Aquí estarás protegida de todo.»

Luces del albaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora