Espera

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-Como vosotros, nuevos alumnos aún no sabéis las normas de esta institución, las repetiré, también para refrescar las memorias de muchos-empieza a decir el director a la vez que saca un largo papel con todas y cada una de la reglas.

A ver cuantas de estas me he saltado.

-Primero, no se puede estar fuera de las aulas durante los tiempos de clases.

Saltada.

-Debe permanecer en las instalaciones del centro hasta el final del periodo escolar, a excepción de tener una justificación.

Saltada tantas veces que me parece hasta normal.

-No se puede estar por los pasillos durante los cambios de clase, y ningún alumno de otra clase puede entrar en un aula que no sea la que le toque en ese momento.

¿Los pasillos? Todo el mundo está por los pasillos a todas horas, eso ni siquiera es una norma.

-El uso de dispositivos móviles en todo el recinto queda prohibido.

Venga ya, si hasta usamos el móvil para copiar.

-Íntimas muestras de afecto delante de profesores, alumnos o en cualquier sitio dentro del centro.

Uh, eso es nuevo, ni lo sabía. Pero ya está más que saltada, el profesor nos pilló el viernes besándonos, que más da. Lo bueno es que nuestra popularidad no es solo entre los estudiantes, también los profesores pasan por alto algunos 'detallitos' de vez en cuando. Sobre todo si es Jonathan, que saca mejores notas que yo.

-Tutorías y otras actividades no aceptadas en el horario escolar. El uso de vestimenta inadecuada como gorras, bañador, camisetas mal abotonadas. Venir mojado. Y queda prohibido venir sin uniforme en las ocasiones especiales.

Espera. Espera. ¿Uniforme?

-Les será entregado a todos los alumnos dos uniformes, (uno deportivo y otro clásico) que deberán usar solo en ocasiones especiales, mientras que el pin deberán llevarlo todos los días. A la salida les será entregado los uniformes, con sus respectivas tallas.

«Nah, no me des el uniforme, total, voy a triturarlo en cuanto me lo deis.»

Cada día acaban más con nuestra personalidad en esta escuela. Me enfurezco y Jonathan me da un beso para tranquilizarme, sin importarle las normas. Todos parecen también enfadados. Se me ocurre na idea de recoger firmas para que quiten el uniforme, a lo mejor lo conseguimos.

Eternidad es poco. Con lo interesante que se puso todo cuando salió Sebastian y Alex... Ahora algunos estudiantes hacen presentaciones sobre el sacro imperio romano, la vía láctea y demás cosas que no me interesan en absoluto. Por eso mismo estoy medio durmiendo en el hombro de Jonathan, la espera de que acabe este infierno es horrible. Ya hace tiempo que pasamos a la segunda hora y aún así no nos liberan.

Y como un deseo concedido, de pronto nos dice que ya podemos irnos. Me levanto de encima de Jonathan de un salto y doy grititos de alegría.

-¡Por fin! Pensaba que iba a morir ahí.

-Menos mal que pesas como un pajarillo, Hale, si no yo hubiera muerto de verdad -se ríe Jonathan.

-¡Sarah! ¿Te vienes? Vamos a saludar a los nuevos, solo es un rato -me pregunta Keyla, ilusionada.

Jo, ahora me toca Arte, más nos vale ir deprisa, porque no quiero perderme la única clase en la que no te dicen nada por no hacer nada.

-Vale, pero deprisa, eh.

Quiero conocer a los de tercero, sobre todo a Sebastian. Necesito saber que traman, qué hablaban sobre mí antes. Estar alerta es una de mis cualidades como Sarah Hale.

Luces del albaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora