Desconfianzas

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-Cincuenta dólares por habitación, persona y noche.-sentencia el recepcionista.

No puedo evitar sonreír, tengo suficiente dinero. ¡Dios, gracias por ayudarme esta vez! Ya tocaba, eh.

-Aquí tiene.

Dejo mis billetes en mostrador, mirando tristemente mi pobre monedero. Adiós a todos mis ahorros... Espera, ¿por qué no coge el dinero?

-¿Pasa algo?-pregunto, nerviosa.

-Necesito ver su carné de identidad para ver si es usted mayor de edad.

Me cago en...¿Y ahora que hago? Si tengo 17 años. Finjo buscar en mi bolso, mientras intento pensar alguna excusa. Pero parece que hoy mis neuronas se están echando una siesta.

-¡Ay! Me he dejado el carné en casa, qué tonta soy.-exclamo como una niñita inocente.

-Lo siento mucho entonces, pero no puede alojarse aquí.

Esto no puede estar pasando. Dios, no me ha durado la suerte ni cinco minutos...No tengo ningún otro sitio a dónde ir. Jackie no me acepta, Ally vive en una casa pequeña con sus seis hermanos, y Nissa me pondría cualquier excusa de las suyas.

-¡Espere! Yo...

-Lo que ella tenía que decirte es que se queda conmigo. ¡Como se te olvida decirle eso, amor!-suelta una voz conocida algo familiar.

Me giro lentamente, curiosa. El chico rubio de ojos claros. El acosador 'sin nombre'. Parece que no le bastaba con solo verme ayer.

-¡Pero que diablos...!-empiezo a decir, furiosa.

Pero él me.corta enseguida, pasando su brazo en mis hombros como.si fuéramos novios. ¿Pero este de que va?

-Tú calla.-me susurra al oído mientras finje darme un beso en la mejilla.

Una parte de mí quiere correr en dirección contraria, pero otra, la menos cabal, dice que confíe en él. Tampoco es que tenga otro sitio a donde ir...

-¿Señor Newborn? Tendría que habernos avisado con antelación.-cuenta el recepcionista.

¿Newborn? Debe de ser su apellido. Por lo menos ya sé algo de él.

-Sí, ya sé, y sé que no tiene por qué aceptarla. Pero ella quería verme esta noche y...bueno, ya sabe.-dice el chico, sonriendo como un zorro.

Jesús. Me pongo roja como un tomate, "x" (vamos a llamarle x al chico sin nombre que me estoy cansando de no saber su nombre.) me mira y ahoga una sonrisa al verme sonrojada.

-Entiendo,-sonríe el recepcionista-no debería dejarla, pero solo porque me caes bien, eh.

-Así me gusta Cedric, que me trates de tú, que ya nos conocemos.

-Es la costumbre. Y dime, ¿como se llama tu amiga?

Me observa por primera vez desde que el tipo llegó.

-Es Sarah.-me presenta, abrazándome por detrás.-Y este es Cedric, y me mima demasiado.

-Un poquito. Es un placer, Sarah.

-En...Encantada.

-Bueno, os dejo, que vienen más clientes, pasadlo bien chicos.

-Eso está claro.-vuelve a mirarme-¡Gracias por todo!

El rubiales me arrastra por el recibidor hasta el ascensor, pero no pienso quedarme con este pervertido. A saber si es un violador en serie...

-Basta. Yo me piro de aquí.

Luces del albaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora