Luces del alba

Consecuencias

Jonathan aparece de la nada, dando patadas a todo lo que se le cruza por el camino. Odio verle así. Parece afectado, pero recupera la compostura al verme.

-¿Sarah? ¿Estás bien?-pregunta alarmado.

Niego con la cabeza. Él me besa con cariño y acto seguido deja todo en su mesa.

-Dime que no ha ocurrido nada más después de que me fuera.

Levanto la vista al techo, no quiero alarmarlo más.

-Pues...-empiezo a decir.

-Han llegado a las manos y hemos salido a separarlas. La he traído aquí-comenta Alex acercándose hacia nosotros.

Le hago un gesto de que se vaya, no puede fastidiarlo todo ahora.

Jonathan me mira sorprendido y después fulmina con la mirada a
Álex. Meterse en conversaciones ajenas era de muy mala educación por aquí.

-¿Y tú quién se supone que eres?-interroga Jona.

-Alexander Newborn, de último curso. Soy nuevo -explica mecánicamente.

El rostro de Jonathan se relaja rápidamente. Un nuevo en este momento son buenas noticias, ya que alguien que lleva aquí mucho tiempo conocería todos los cotilleos y rumores sobre nosotros y no sería bueno.

-Ah. Gracias por sacarla de allí -fuerza una sonrisa.

Alex ni siquiera se molesta en intentar forzar una.

-No es nada -da un golpecito en la mesa de al lado y se va a su sitio. Jonathan y yo compartimos unas miradas.

-Lo siento por haberte causado todo esto, Annette es bastante celosa y tú no tienes la culpa de nada. Si quieres hablaré con ella para aclararle su lugar a partir de ahora -sugiere fríamente.

Asiento.

-De acuerdo. Pero ha sido divertido, eh -sonrío.

-Hace tiempo que no te veo en una pelea, y cuando te metes en una, no estoy allí para verte atizar golpes. Pobre de mí.

-Seguro que pronto hay una, y te llamaré para que cojas sitio en primera fila.

-No te dejaré luchar, pero ahora que lo pienso, -me jala contra él- estás cañón cuando peleas.

-Tú también lo estarías...-empiezo a decir, aunque enseguida me corta alguien.

-¡Que viene Duncan!-aulla la gente a coro.

-Enfadémosle un poquito más-comenta Jonathan aún sin soltarme.

-No, tú no. No quiero arruinarte tu media de notas para la beca.

-Vamos, Sarah...Si sabes perfectamente que la obtendría aunque suspendiera todo.

Tiene razón. Entre que es un crack en el deporte, es inteligente y que tiene dinero, poder y enchufe gracias a su madre modelo, es segurísimo que la obtendrá de cualquier forma. Og, le envidio, yo solo soy un desastre con patas.

-Cierto. Pero será mejor que me siente por esta vez -me separo y le dedico una mirada sexy antes de sentarme en mi mesa.

Al segundo, Charles Duncan aparece por la puerta lanzando miraditas a todas partes. Se acomoda en su escritorio.

-Buenos días.

Nadie responde. Yo lo único que hago es pintarrajear la mesa con simbolitos sin levantar la mirada.

-Hay nuevos por aquí, ¿verdad? Tres alumnos nuevos -alza la voz-. ¡Vaya! ¡Si tenemos a un repetidor! Lo llevas crudo conmigo.

Dirijo la mirada a Alex, que sonríe falsamente a Duncan, con el semblante que revela ganas de pelea. Oye, al menos ya hay alguien peor que yo en química, esto se merece una fiesta.