Ilusión

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¿Qué?

Esa es la palabra exacta teniendo en cuenta como me siento ahora mismo. Allegra paseando tan tranquilamente hacia la salida. Me froto los ojos, puede que esto siga siendo un sueño, ¿no?

Nada. Esa maldita rubia sigue ahí, con una estúpida sonrisa inocente. No puedo estar más confundida, así que voy a seguirla, le voy a preguntar quien es, seguramente ni siquiera se llama Allegra.

-¿Sarah?-me llama una voz desde el otro lado. Jackie mira hacia mi dirección, interrogante.-¿A dónde vas?

Me quedo callada, inventando una respuesta.

-Yo...yo pensaba que no estabas en casa.-me acerco a ella, evitando sus ojos.

-Pero si no has llamado.-me examina de arriba abajo, sospechando algo.

Pillada. ¿Y ahora qué? No le voy a decir que esa mujer que acaba de salir de su casa, apareció en uno de mis sueños e intentaba matarme. Eso sí que no.

-Ah. Pues yo pensaba que sí.-cambio de tema-¿Quien es esa chica?

Obverva de lejos a Allegra, muy callada. Un par de segundos después me contesta.

-Una clienta de mi padre.

Os aclaro, su padre trabaja en una empresa de móviles y otras tecnologías.

-¿Y sabes como se llama?-intento parecer tranquila.

-Yo la conozco como Sra. Meyers.

Señora Meyers. Allegra Meyers. Entonces es verdad...

-Bueno, ¿entramos?-dice, algo incómoda.

Asiento con la cabeza y respiro hondo. Esto se me está yendo de las manos, tanto pensar va a conseguir que me dé un paro cardíaco, yo sólo quiero dormir.

-¿Te puedo preguntar que te pasó con tu madre? Se te veía preocupada al móvil.-suelta Jackie, adentrándose en su lujosa casa.

Pregunta errónea. No tengo ganas de hablar de eso.

-De verdad que no es nada, pero se ha enfadado muchísimo y bueno, será mejor que me vaya por un tiempo.

-Sabes que puedes quedarte el tiempo que quieras, ¿no?-aclara, sonriendo.

Observo su casa, amplia y acojedora. Enfrente puedo ver un bonito salón, un sofá verde menta mullido, un puff de pelo blanco impoluto, una mesa circular y bajita en medio de la sala y una pantalla de televisión gigante. Y cuando digo gigante es, real y enormemente gigante. También se puede ver a lo lejos una estantería con varios libros, música y unas esculturas en miniatura, talladas a mano.

-Lo sé, Jac, pero se solucionará enseguida.-o eso espero.

Al llegar a su habitación, Jackie se tumba en la cama, extendiendo sus largos brazos. Yo decido sentarme al lado izquierdo, sintiéndome realmente rara por no llevar equipaje.

Sus aposentos son bastante chic. Tiene un toque moderno que me encanta, con las luces y los edificios de Nueva York representados por todas partes, la ciudad cercana a la nuestra, Paterson City. Una habitación muy digna de que le den un premio por decoración, la verdad.

-Veo que no trajiste nada.-dice frunciendo el ceño.

-Es que salí a toda prisa.-intento disculparme.

-¡Mejor! Así veremos que a mí me queda mejor mi nueva colección.

-¡Ni en sueños! ¿En serio crees que eres mejor que yo?-pregunto, divertida.

-Pues sí.

-¿Cómo osas?-pone una mano en su boca, que imita perfectamente la forma de la 'o'.

Luces del albaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora