Luces del alba

Salida

-¿Está en clase en estos momentos?-mi padre pregunta de forma educada.

-Sí, en el aula de química.-me estremezco al comprobar que sí estaban hablando de mí.

-De acuerdo, la esperaré fuera cuando termine.-se despide del secretario y viene hacia la puerta.

Oh dios mío, ¿ahora que se supone que debo hacer yo? ¿Encararme a él o esconderme? La segunda opción es bastante mas tentadora.

Decido entrar en un cuarto que supuestamente está vacío. Sus paredes están decoradas con fotos de todos los alumnos del instituto, con su más dulce sonrisa. Allí estoy yo, en una esquinita de la habitación, es una foto de cuando yo estaba en primer curso. Mi mirada destilaba inocencia, la cara de toda niña de doce años al llegar al instituto. No llego a creerme lo tanto que he cambiado en cinco años, y no sólo por él físico, sino también en lo que transmitía mi rostro, mis expresiones alegres, ahora cambiadas por unas ensombrecidas y superficiales, una máscara que me protege de lo que me hería. Pero yo me siento orgullosa de mis cambios, me hacen más fuerte, por lo menos delante de los demás. Pero sola todo cambia...

Me quedo embobada viendo las imágenes y casi me da un infarto cuando oigo una voz femenina proveniente de la jefa de estudios.

-Señorita Hale, ¿qué hace usted aquí?-pregunta desconfiada.

-El profesor me mandó a por un parte.-recupero mi voz de siempre, a la que parece que no le afecta nada.

-Ah,-arquea una ceja, curiosa- ¿y por qué?

Ni siquiera yo lo sé.

-A ver que enumere los porqués, Me besé con Jonathan Walker a lado de su mesa delante de mi profesor de química, no presté atención durante toda la clase y le respondí mal cuando me preguntó que había dicho durante la lección. ¿Cuál de esas cosas cree usted que ha sido el motivo para tal exageración?

Vale, le hablé pésimamente sí, pero ¿y lo bien que me sentía al habérselo soltado?

-Soy la jefa de estudios, señorita, así que más te vale tratarme como tal, si no quieres llevarte algo peor que un parte.-dice extendiendo la mano con un papelito.- Y ahora vuelve y rápido.

Me salgo de la habitación, mirando en todas direcciones advirtiendo a mi padre apoyado en las puertas de entrada.

¿Y ahora qué? Estoy acabada. A saber que querrá después de haber salido de la cárcel. No quiero ni imaginarlo.

Entonces lo veo, la puerta que daba al lado contrario del instituto. Podría rodearlo hasta llegar al aula, con un poco de suerte mi padre no me vería.

Alcanzo la puertecita, caminando en silencio y en hurtadillas. Al abrirla, un intenso chirrido resuena, oh no, puede haberlo oído. Me giro y le veo allí sorprendido al oír ese sonido. Sé que en cuestión de segundos él se girará y me mirará, así que actúo rápido y me cuelo en el hueco de la puerta en un suspiro, menos mal.

Cruzo todo el pasillo corriendo, necesito llegar a clase lo antes posible, me alivio intensamente al ver el cartelito de 'Aula 32, laboratorio de química'. Mi aula.

Al entrar todos se vuelven a girar hacia mi dirección, y sonrío como si fueran mi público en un concierto. Sólo falta la ovación, que es remplazada por un par de miradas divertidas.

-Llegas tarde, Hale.-ya está el profesor incordiándome.

-Ah, eso es porque ya que estaba me di un corto paseíto.-esbozo una sonrisa afilada.

La cara que me puso era digna de una foto. Qué rabia. Menuda diversión para mí al verle así.

-¿En serio a usted le parece normal?-pregunta, cogiendo el parte.

-Sí.-vuelvo a sonreír y me siento, guiñándole el ojo a Johnny, que me miraba con expresión divertida.

Sé que por fuera en este momento parezco bastante feliz, la verdad era justamente lo contrario. Él ha vuelto, y no había nada ni nadie en el mundo que pudiera evitar no volver a verle durante toda mi vida. Tarde o temprano tendré que hacerle frente. Y algo me dice que va a ser más temprano que tarde.

Las demás clases se me pasan volando, algo bastante raro la verdad. Pero no quiero irme de aquí y justo cuando necesito que el tiempo vaya lentamente, él no parece ponerse de mi parte.

Ya estoy en la última hora, clase de matemáticas, el profesor ha faltado, así que tenemos hora libre para hacer lo que nosotros queramos. Decido sentarme con Jackie, Nissa y Ally y charlar todo el tiempo.

Cuando me siento, con ellas me fulminan con la mirada.

-¿Por qué no nos lo contaste?-dice Ally, enfadada.

-¿Contaros qué?-pregunto aturdida.

-Pues que estabas saliendo con Jonathan, tonta.

-Ah, tampoco es que hubiese tenido tiempo para decírselo a nadie.

-¡Eso ni siquiera es una buena excusa! ¡Lo podrías haber dicho en cualquier momento!-Jackie enfureció.

-En serio chicas, de verdad que lo siento, pero no tengo ganas de escucharos más dándome la bronca una y otra vez, así que-sonreí intensamente- ¿por qué no hablamos de cualquier otra cosa?

-¿De cómo has actuado en química? Og, dios chica, parecías una diosa griega cuando te levantaste con la cabeza bien alta. Quiero ser como tú, tía.-Nissa ríe de forma simpática.

-Lo sé, ¿quién no quiere ser la diosa griega de diecisiete años más estupenda del mundo?-me auto-halago haciéndome trencitas en el pelo de forma coqueta.

-Yo no quiero.- dice una chica que estaba en primera fila, haciendo la tarea.

.-Y a nosotras no nos importa tú opinión, gracias.-exagero la última palabra.

-Bien dicho, Sarah.-Jackie me mira felizmente después de habérsele pasado el enfado.

Seguimos hablando de nimiedades, hasta que el timbre toca. Salimos todos escopetazos fuera de clase, pero luego me acuerdo de que mi padre puede que siga allí. Y no quiero verle por nada el mundo.

Veo a Jonathan a varios metros de mí, alejándose de mí. Le llamo lo más rápido que puedo y él se vuelve para verme. Tiene una mirada cálida que me tranquiliza. Me acerco hasta quedarme a centímetros de él. Tan cerca que nuestros labios casi se rozan. Pongo mis brazos en sus hombros. Y le beso dulcemente. Su boca busca la mía de nuevo, pero yo le detengo. Él puede sacarme de aquí, no necesito ver a mi padre.
Sonrío y me acerco a su oído, rozando su cuello levemente.

-Llévame muy lejos de aquí, Jonathan.