Si Fueras Mio

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Ades llego a la biblioteca y entro para encontrar a su hermano acariciando su cuello y el collar en este como si le molestara. Mimir se acercó y coloco su dedo en el detector para quitarlo, Dante agregó su huella después de que Adrián y Apolo se separarán. El Omega lo miró con cariño y dando a entender un silencioso gracias.

–¿Por qué lo usas?–preguntó Ades.

–Es seguridad–respondió Mimir

–Pero estas en tu manada aquí es un lugar seguro–refutó Ades

–En casa es seguro, fuera de esta no y aunque yo estoy en contra de esos collares es necesario que lo use fuera de casa–le respondió Apolo

–No lo entiendo–negó Ades

–Lo entenderás cuando llegue el tuyo–respondió Apolo y Ades lo miró con sorpresa

–Yo no quiero usar eso, no soy una mascota–gruñó con miedo

–¿Quieres que te pase lo que mi?–lo amenazó Apolo

–No, claro que no pero puedo cuidarme no necesito un collar–le aseguro Ades

–Tienes razón–suspiro Apolo–Mimir ¿puedes dejar eso en mi habitación?–le pidió a su amigo

Mimir salió dejando a los dos Omegas solos, los cuales hablaron de cosas sin importancia, después de todo Apolo vio todo lo que pasó con Jano, no era necesario que se lo contará, le mostró sus libros favoritos se concentraron en el hasta que recibieron una visión de parte de Dante.

Era Gus estaba llorando en sus brazos, aún no encontraban al tal Lucas saben que sigue en su territorio pero no saben dónde, a la escuela no ha ido más saben que es una pantera de 20 años con cabello rojo y ojos café claro, Ades y Apolo lo vieron el día que fueron a buscar a Gus.
Los Omegas después de la visión fueron a ver a su padre para preguntarle sobre el tema, aún nada, parece ser bueno en esconderse, lo seguirían buscando mientras preparan su fiesta de cumpleaños, era el primer cumple años que Ades celebraría en su corta vida, la pareja que lo secuestro nunca lo dejó tener una fiesta, además de no tener amigos por ser educado en casa, solo en una ovación celebro ese día, fue tres meses después de conocer a Jano, su hermana Laura y Jano le prepararon un pequeño pastel y lo comieron juntos en le bosque, fue justo antes de que su hermana desapareciera, dos días después de eso dejó de verla en la casa y nunca le dieron explicaciones de su paradero, aún tenía esperanzas de poder encontrarla, su padre le prometió ayudarlo.

Sus hermanos Lio y Eris nacieron unos meses atrás, por la noche, los médicos llegaron después de que su madre rompiera fuente pero por suerte al ser ya su cuarto parto no fueron tan necesarios, aunque el hecho de casi dar a luz sin ellos los molesto, eran seres arrogantes, pero las enfermeras se encargaron de que Alex se tranquilizara y su proceso fuera más tranquilo.

Esos bebés no dejaban dormir, eran una pesadilla, pero los amaban una hermosa niña y un hermoso niño, mellizos, un Omega y una Beta, cuando su pequeño Lío nació una mujer entró a la habitación era la hermana de Deimos, ella se instaló en la casa un mes atrás después de lo ocurrido con Gus, Alex la odiaba pero hacía lo posible por tolerarla. La mujer tomó al bebé y al escuchar al médico decir que era un Omega soltó las palabras que hicieron enojar al Omega aún en labor de parto

–¿Otro inútil Omega?–gruñó la mujer dejando al bebé un poco brusco en los brazos de su hermano menor

–Te recuerdo que tu también lo eres–Le respondió el Alfa meciendo a su nuevo cachorro

La mujer no respondió y miró al segundo bebé que de inmediato quiso tomar pero la enfermera se lo impidió y lo puso en el pecho de su madre para que él la cargará, la mujer gruñó pero Alex le gruñó de vuelta con más fuerza y enojo, cuidando no asustar a sus bebés

El final de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora