Grietas

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Dos meses desde que regreso, Apolo estaba más contento con sus amigos y familia, aun estaba lejos de Dante pues el se iría tres años, pero tenía a Mimir, quien pasaba gran parte de su tiempo con el, así como Colin, Alfred y su mejor amiga Mira, esta última una Omega preciosa con un carácter de miedo, también conoció a un chico nuevo, se mudo con sus padres hace unos meses, antes vivía en el extranjero con una manada pero por trabajo de su papá llegaron al territorio pantera, su nombre es Gustavo, el tercer Omega de su grupo de amigos.

Apolo seguía en contacto con Adrián pero poco a poco sus llamadas se redujeron a casi nada, eso causó que Apolo se deprimíera un poco decidió no darle importancia por ahora, despues de todo el Alfa estaría muy ocupado por un tiempo.
Conoció también a una chica, una Alfa un año mayor que el, la chica en cuanto lo vio se enamoro de él e insistió en cortejarlo pero Apolo constante mente se nagaba, durante cinco meses insistió pero el no cedió.

–¿Ya me vas a dar el si?–preguntó la Alfa sentandose frente Apolo

–No, ya te dije que tengo Alfa–le respondió un tanto cansado por la insistencia de la chica

–Yo no lo veo–continuó Tara

–Está en su entrenamiento, es el Alfa de su manada pero en cuanto termine vendrá por mi–aseguró justo cuando Mimir se coloco a su lado

–Apolo, deja ya de soñar con un Alfa que no existe y aceptarme a mi–esto lo dijo gruñendo la chica.

–Si existe, aquí tengo la prueba–dijo sacando su celular y enseñándole una de las fotos que tiene con Adrián dándose un beso.

Tara gruñó molesta, Apolo era muy bonito pero era claro que no era un omega dócil como a ella le gustaban, algo tenía que ver el que fuera criado rodeado de Alfas, incluso era inmune a LA VOZ había intentado usarla en varias ocaciones para que el chico le dijera que si pero no había funcionado el Omega nisiquiera se mostró sumiso, todo lo contrario le mostró sus ojos y colmillos antes de irse molesto.

Pero no se daría por vencida, tenía tres años para ganarse al Omega y estaba segura que lo lograría.

Erika se había mudado con ellos despues de que su hermano se fue Deimos estuvo de acuerdo ya que era la pareja de su hijo el futuro Alfa y ella tomaría el lugar como luna de la manada, pero había un problema, Alex, Mimir, Apolo y Gus no se llevaban bien con ella, ninguno la soportaba, quería hacer cambios incluso sin ser nada aún, además de sus constantes escapadas, Mimir la seguía y en cada ocasión se reunía con al mismo Alfa de cabello café y ojos de dos colores.

Apolo se enojaba con ella cuando la chica entra a su biblioteca y desordenava todo, acomodaba los libros diciendo que así le sería más fácil encontrarlos a ella cunado los nesecitara, Apolo pasaba horas despues acomodánlos nuevamente en su lugar correcto, un día se canso, hizo lo que nunca había querido hacer ya que consideraba que el conocimiento debía ser para todos, cerró la habitación con llave, colgándose esta en el cuello, cosa que desató una pelea.

–¡¿QUIEN CERRÓ LA BIBLIOTECA!?–Fue el primer grito que se escucho en la sala de estar

–Yo la cerre porque es mía, mi padre me la regalo y esos libros los he coleccionado yo–respondió Apolo tranquilo, no caería en sus provocaciones

–¡¿Cómo te atreves?!–preguntó gritando nuevamente

–Que seas la novia de mi hermano no hace que me afecten tus órdenes o tus berrinches–dijo  mientras le mostraba todo eso a su hermano.

–Seré tú Luna y está casa será mía, así que tengo derecho a exigir lo que me pertenece–gruñó mostrando sus ojos y colmillos

–No, no serás mi luna, yo no viviré aquí y me llevaré conmigo todos mis libros–le aseguro el Omega mostrando sus ojos azules

El final de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora