Miénteme Otra Vez

459 54 7
                                    

Deimos estaba preocupado por su flor, si bien tenía dos Omegas, solo uno no lo parecía, tenía la actitud de un Alfa así como su fuerza y su gran terquedad, porque tenía que admitir eso de su casta son tercos, puede que el crecer rodeado de Alfas lo hiciera así o puede ser gracias a todo lo que le pasó, pero tenía que lograr que hablara con Adrián, no permitiría que su hijo cayera en cama enfermo por su terquedad.

Su pequeña Alfa estaba dibujando en la mesa del centro de su oficina mientras su otra niña estaba en sus piernas ralla do una hoja frente a ella, ambas, mientras estaban distraída decidió llamar a Adrián

–Hola, si soy yo–dijo cuando la persona al otro lado respondió

–Si, en dos días–continuó–llamaré a tu abuelo y pediré permiso–respondió a la pregunta del interlocutor

–No, tienes que estar aquí si le mandas un regalo te lo enviará de regreso–nadie más que sus hijas lo escuchaban y no entendían nada así que no se preocupo

–Está bien pediré el vuelo y te llamare después de llamar a tu abuelo–eso fue todo y corto la llamada.

Deimos estaba seguro de que hacía lo correcto pero sabía que su pequeña flor de enojaría con el, tendría que vivir con esa furia al menos un par de meses. Soltando un suspiro les dijo a sus niñas que las llevaría por un helado, así fue como los tres salieron de casa dejando a sus hijos mayores solos con Mimir y un centenar de Betas para cuidar la casa.

–¡Dante!–grito Gus corriendo por el bosque

–¡Gus!–recibió la repuesta a sus espaldas

Corrían jugando, después de la noche que pasaron el Omega pidió salir a correr, Dante aceptó, planeaba consentir a ese hermoso chico que la luna le puso enfrente, jamás pensaba dejarlo solo. Corrieron por el bosque un rato hasta que llegaron a un bonito claro donde ambos jugaron hasta que cansados regresaron a su forma humana con Dante sobre Gus

–Eres el mejor novio del mundo–dijo el menor acariciando el cabello de su Alfa

–Tú eres el mejor novio del mundo–le respondió el Alfa besando su cuello

–Eres un buen Alfa–respondió Gus acariciando la espalda de su novio

–Nunca te he contado la historia de mis padres ¿verdad?–pregunto Dante levantándose con sus manos

Dante con sus manos a cada lado de la cabeza de Gus y los brazos estirados dejó que el Omega pasara sus hermosas manitas por su pecho hasta sus hombros. Gus estaba contento de tener un Alfa tan dulce y guapo como Dante a su lado, después de unos minutos acariciado al mayor bajo sus brazos y habló

–No, tu hermano tampoco me la contó, dijo que eso tenías que hacerlo tú–respondió mirándonos labios de su Alfa

–Vamos a casa te contaré todo–se levantó y ayudó a Gus a hacer lo mismos

Tomando su forma animal corrieron otra vez de regreso jugueteando, pero ninguno esperaba a lo que estaba por pasar, algo o mejor dicho dos panteras los atacaron, dos adultos que Gus reconoció por su olor, eran su media hermana mayor y su padre, mientras que el hombre inmovilizo a su Alfa la mujer lo tomó de su pata trasera y arrastrándolo lejos, Dante uso su VOZ para pedir ayuda a pesar de ser escuchados los betas tardarían, estaban muy lejos, la mujer arrastraba a su Omega lejos de él y no podía moverse, hasta que su Alfa decidió tomar el control cuando Gus lo llamó con desesperación.

Los ojos de Dante se tiñeron de negro su cuerpo creció el doble y el hombre pantera sobre él se alejó impresionado, asustado e intentó escapar pero fue tarde Dante se lanzó encima y le mordió el lomo de inmediato el hombre regresó a su forma humana y grito, grito tan fuerte que la mujer con Gus lo soltó asustada ¿Qué estaba pasando? ¿No podía su padre hacerse cargo de un inútil crio? Después de salir de la sorpresa noto que su hermanito intentaba alejarse de ella pero riendo lo tomó nuevamente de la pata traerá y continuó arrastrándolo

Dante después de dejar casi muerto al hombre que lo atacó se fue directo a donde estaba el olor de su Omega, encontrando a su chico chillando e intentado soltarse de la mujer que lo tenía prisionero con sus dientes, Gus no peleaba mucho ya la herida que ya tenía no sanará pronto, al ser un Omega tarda más de un día en sanar, con las piernas rotas y una herida abierta no podía luchar mucho si no quería desangrarse.

–¡SUELTALO!–gruñó Dante al llegar frente a las panteras

La mujer se quedó quieta sin saber porque su cuerpo obedecía a un niño, Gus gemía de dolor, estaba asustado y quería a su Alfa, Dante rugió nuevamente y algunos de sus betas los encontraron, la mujer miraba al Alfa asustada, era un crio de 18 años ¿cómo podía tener ese tamaño? Los adultos apenas llegaban a la mitad en su forma animal, ese monstro frente a ella era aún más grande que su padre y está estaba medio muerto en alguna parte del bosque.

–¿QUIEN ERES Y QUE QUIERES? –gruñó el Alfa a la mujer mientras cubría al Omega en el suelo con su cuerpo

La pantera mayor tembló ante la voz del Alfa menor, su cuerpo tembló, estaba impresionada por tal poder, no pudo evitar responder.

–Soy la hermana mayor de Gustavo, mi padre y mi hermano estamos aquí por el–respondió temblando

No sé lo van a llevar–gruñe nuevamente el Alfa mientras sus Betas se encargaba de atrapar a la mujer y al tercer hombre involucrado.

Gus gemía de dolor, Dante se agachó olfateo a su Omega y con suaves palabras lo calmo regresó a su forma humana, un Beta le dio ropa, se colocó la interior y el pantalón quedándose sin nada arriba su chico intentó cambiar pero Date lo impidió, no quería que el menor se lastimara más así que pidió a sus empleados que lo cargarán y lo llevarán con cuidado a la casa para que fuera atendido por sus médicos, quería a su Omega sano otra vez, los responsables pagarían por su ataque.

–Dante, amor ¿Qué pasa?–pregunto su mami cuando regresó a la casa

–Tres idiotas decidieron intentar secuestrar a mi Omega–respondió entrando, en ese momento Alex vio a Deimos reflejado en su hijo
Ya no era un niño, era un Alfa protegiendo lo que le importa, un Alfa dispuesto a matar y dejar ver todo su poder con tal de tener segura a su familia.

–Dante, eres un buen Alfa–lo detuvo Alex

–Sí soy un buen Alfa ¿por qué no puede proteger a mi Omega?–respondió aún a la defensiva

–Hijo, lo protegiste, llegaste a él para rescatarlo–le aseguró su madre

–No, no he podido proteger a ninguno, cuando atacaron a mi hermano no pude protegerlo, me atontaron con un polvo y lo atacaron–gruñó el Dante con ira y lágrimas–ahora mi Omega está herido, no se cuándo sanará y tampoco hice nada para evitarlo me atacaron por la espalda y lo lastimaron–gruñó antes de dejar solo a su madre quien suspiro entendían la frustración de su hijo

Dante llegó al hala médica de la mansión un docto le dio la información de Gus, tenía una hemorragia por una mordida en su pata izquierda, no era recomendable que tomará su forma humana y su lado Omega decidió sumergirlo en un coma para ayudarlo a sanar y lidiar con el trauma, las cosas no podían ir mejor a dos días de su cumpleaños

Dante estaba en la cama junto a su Omega, los médicos le dijeron que le necesitaba para despertar aunque ya era más de un mes y no lo hacía era como una maldición sus cumpleaños nunca podían pasar sin ningún atentado desde los 15, la noche en que los atacaron.

Deimos, Apolo, Ades, Cris y Liotari llegaron, los Omegas vieron todo lo que pasó y avisaron a su padre así que llegaron antes de que Dante o su abuelo los llamara, de todas formas no era necesario, ya lo sabían todo.

El final de la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora