Acababa de llegar al barrio en busca de una nueva vida, pero no contaba con que él formara parte de ella, poniéndolo todo patas arriba.
Lola solo busca otro comienzo, lejos de su pasado, en un lugar donde poder llevar mejor vida, sin embargo, se ver...
—¿A qué se supone que estamos esperando aquí sentados? —dice Lola revolviéndose en el sofá.
He organizado una pequeña reunión en el salón de la casa. En el sofá están sentados Güerita con Sad Eyes pasándole el brazo por los hombros; en el otro extremo Lola, con Cesar en el posabrazos y en la butaca está Tito, intentando que Jenny se acomode con él.
—Ay ya lo verás no seas chillona —le digo encendiendo el televisor. Como respuesta recibo un cojín volador contra la espalda.
Enciendo el televisor y me siento junto a Lola. Con una mano sostengo mi cerveza y con la otra... En fin, miro a Sad Eyes y creo que cojo ejemplo, abrazo a Lola por los hombros.
—A ver si lo he entendido. Nos has reunido a todos aquí para ver las noticias del mediodía.
Yo la miro y sonrío antes de tomar un trago. Ella frunce el ceño. Pero su extrañeza se disipa cuando escucha el televisor.
— "Nos acaba de llegar noticias sobre el Sur de Los Angeles, este medio día las fuerzas del orden han arrestado y desmantelado una banda que durante años ha aterrorizado el Sur-Oeste de la ciudad, The Profets han sido localizados tras intentar utilizar dinero que previamente habían robado. La policía federal se ha encargado de la operación, colaborando con la policía local y el swat..."
Me levanto y apago el televisor, los miro a todos, están perplejos.
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—Mano... —Sad Eyes rompe el silencio— you both... Are fucking genius! (Ustedes dos... ¡Son malditos genios!) Neta que los hermanos Diaz son otro nivel.
Ríe al igual que Tito.
—Todo el dinero que robamos ¿Lo sustituiste? —suelta una carcajada.
Sad Eyes besa a Güerita y alza su cerveza hacia mí.
—Esto tienen que saberlo los demás, vamos a festejar. Vamos, vamos mi amor.
Tito se levanta con Sad Eyes y se llevan a las chicas con ellos. No pasa mucho tiempo escucho el ajetreo fuera. Lola me mira asombrada.
—¿Qué pasa?
—Nada, nada... —se levanta y se acerca a mí—, Es solo que... —pone sus brazos alrededor de mis caderas, yo poso mi mano libre en su espalda—. Voy a empezar a creerme eso de que eras listo en el instituto.
—Oh sí que lo era, te hubiese encantado entonces— le susurro agachándome y mirándole a los labios.
—Ya me gustas ahora...
Ella se pone de puntillas y se acerca más, siento el calor de su aliento, rozó sus labios y entonces...
—Sí, mejor me voy —César carraspea— Ya... Ya salgo por la puerta.
