Acababa de llegar al barrio en busca de una nueva vida, pero no contaba con que él formara parte de ella, poniéndolo todo patas arriba.
Lola solo busca otro comienzo, lejos de su pasado, en un lugar donde poder llevar mejor vida, sin embargo, se ver...
Lola entra y yo cierro la puerta tras de mí. Deja la jarra con delicadeza sobre la barra y se queda pensativa. Sé que se puso nerviosa.
—A ver, ¿Qué pasa?
—Es que, ¿no seremos molestia? Es una comida familiar ¿Qué pintamos ahí? Ya me han arreglado la ventana no quiero molestar. Y dios, ¿qué me pongo?
Notando que su ansiedad solo iba a más me acerqué y le sujetándola de ambos brazos le di un suave beso en la frente.
—Lola ellos son como familia para mí, y tú eres mi chica, así que tú también eres familia. Lo de la ventana ha sido un favor y los favores se agradecen, no se pagan. Y sobre qué ponerte, —me acerqué a su oído— estoy seguro que estarás ideal con cualquier cosa.
Notando que la tención en sus hombros se desvanece la hago girar sobre sus talones y dándole una nalgada le digo —Now get your fat ass in the shower and get dress, we having family dinner tonight. (Ahora mete tu gordo culo en la ducha y prepárate, tenemos cena familiar hoy).
Riendo Lola comenzó a dirigirse al baño.
—Está bien, está bien. Pero no podemos ir con las manos vacías. —Me advirtió apuntándome con el dedo.
—Está bien —dije riendo y sentándome en el taburete— compraremos algo de camino.
La vi sonreír y alejarse. Esta chica me vuelve loco.
Lola
Soltar las gomitas del pelo. Sufrir por los tirones. Ducha rápida. Maquillaje ligero.
¿Y ahora? ¿Qué se pone una para conocer a la familia no sanguínea de su novio? Mis nervios están a flor de piel. Me miro al espejo, Güerita estaría orgullosa, llevo el pelo suelto pero fabuloso, al secármelo rápido se han formado unas hondas muy elegantes.
Reviso mi armario y descarto todo lo que sea muy arreglado pero también todo lo que es muy suelto e informal. Me voy a volver loca.
Después de un rato pensando caigo en algo. Aparto la ropa y me agacho para arrastrar una de las cajas que aún no he desempaquetado. Me lo pienso un momento antes de abrirla, pero no se me ocurre mejor ocasión. En esa caja están las cosas de mi madre. Las he guardado todos estos años sin tocarlas apenas. Pero de alguna manera, necesito tenerla cerca, últimamente la añoro muchísimo.
Mi madre era modesta, nada muy llamativo o extravagante, pero todo de buen gusto, la recuerdo como una mujer preciosa. Rebusco en un par de cajas más hasta encontrar lo que buscaba, su vestido favorito.
Oscar
Vuelvo a casa de Lola después de darme una ducha y cambiarme. Llevo una camiseta estilo T-shirt blanca grande y unas bermudas vaqueras. Nada de calcetines altos o la tía de Sad Eyes me sermoneará por parecer un delincuente sentado a su mesa. La cadena la dejo, no creo que me diga nada por llevar a nuestro señor colgado del cuello.
—Lola I'm back. (Lola volví).
—Ya salgo —la escucho gritar desde el cuarto.
—Eso espero, te debe de haber dado tiempo de... —me quedo sin palabras al verla. Está radiante con ese vestido y su largo cabello suelto enmarcando su cara. Esa cara que me muero por coger y besar.
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