Capitulo 3 Parte 1

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Nadie me ataca, pero mi cuerpo esta tenso y listo para saltar. Los profundos gritos de Yudaa, yudaaa se vuelven más persistentes. Busco por un interruptor de luz, lo que significa que tengo que transferir mi cuchillo a la mano lesionada. No importa, si alguien viene por mí, tomare cada punzada de dolor para cortarlos. Lo encuentro: una amplia, caja llana que tengo que empujar con mis dos dedos. En el tiempo que toma que las luces se enciendan, rápidamente cambio el cuchillo a mi mano buena. El cuarto rápidamente se llena de un brillo color amarillo tipo orine. Parpadea antes de alcanzar en totalidad cualquier poder que está usando, y comienza a zumbar. Parpadeo ante el cambio repentino. La mano con el cuchillo se extienda mientras apuñalo al aire. No hay nada frente a mí –no atacantes- pero hay una cama. En ella un hombre, sus brazos y piernas están atadas a cuatro postes con brillantes trapos blancos. Tiene los ojos vendados y esta amordazado con el mismo trapo blanco. Miro en shock como su cabeza se retuerce de lado a lado. Los músculos de los brazos halados tensos así puedo ver el contorno donde cada uno empieza y termina. Empiezo a correr para ayudarlo, luego me detengo. Todavía puedo estar en peligro. Esto puede ser una trampa. Él puede ser una trampa.

Camino con cautela, manteniendo mis ojos en las esquinas del cuarto como si alguien pudiera surgir de las paredes de madera. Entonces me giro hacia la puerta donde entré, para asegurarme de que ninguno está oculto detrás de mí. Continuo en este ciclo hasta que llego a un lado de la cama, y mi corazón se acelera dolorosamente. Roto la muñeca que está agarrando el cuchillo en un círculo. Hay una puerta a mi lado de la cama. Pateo para abrir y el aún sigue ahí, con el rosto inclinado hacia mí. Su respiración es pesada. Tiene cabello oscuro… demasiado andrajoso, en su rostro. El baño está vacío. La cortina de baño esta halada hacia atrás como si mi captor hubiera pensado –en el último minuto- asegurarme que no estaba ahí. Dejo el baño. Él hombre ya no está luchando. Inclinando mi espalda a la pared, me acerco y de un tirón quito su mordaza y la venda. Puedo ver su shock, Él puede ver el mío. Parpadea rápidamente como si tratara de aclarar su visión. Dejo caer mi cuchillo.

-Oh Dios mío –Es la segunda vez que digo eso. No quiero hacerme de hábito con ello. Yo no creo en Dios.

-Oh Dios mío –digo de nuevo. Me inclino lentamente sobre mis rodillas, manteniendo mis ojos en él y en la puerta hasta que haya recuperado mi arma. Retrocedo. Necesito distancia entre nosotros. Me estoy moviendo hacia la puerta, pero luego me doy cuenta que podría ser una emboscada por detrás. Me giro. Extiendo mi cuchillo. No hay nada detrás de mí. Me giro de nuevo, estoy apuntando mi cuchillo hacia el hombre en la cama. Esto no puede estar pasando. Esto es una locura. Estoy actuando como una loca. Presiono mi espalda contra la pared más cercana. Es la única manera de sentirme relativamente segura, cuando puedo inspeccionar la habitación y no sentir como si alguien se está ocultando detrás de mí.

-¿Senna? –escucho mi nombre. Miro hacia atrás a su rostro, En cualquier momento espero despertar de esta pesadilla. Voy a estar en mi propia cama. Debajo de mi edredón blanco, usando mi propio pijama.

-Senna –dice entre ahogos-. Libérame… por favor…

Vacilo.

-Senna –dice de nuevo-. No voy a lastimarte. Soy yo. Inclina la cabeza contra la almohada y cierra los ojos como si no pudiera soportar el dolor. Tomo el cuchillo firmemente y corto la tela que está sosteniendo sus brazos. Apenas puedo respirar, mucho menos ver. Corto su piel con la punta del cuchillo. Él se estremece, pero no hace ningún sonido. Miro su sangre con fascinación antes de que baje por su brazo.

-Lo siento –digo-. Mis manos están temblando. No puedo…

-Está bien, Senna, Tómate tu tiempo.

Divertido, pienso. Él es el que está atado y me tranquiliza.

Mud VeinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora