Capítulo 13 - No te mueras, por favor no te mueras

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Frené de golpe en medio del bosque, al escuchar un grito de uno de los chicos. Me asustó mucho e hizo que volviera a la realidad.

Dejé de escuchar la voz misteriosa y aterradora.

—¡Tara ven rápido! —se escuchaba a mis espaldas.

—¿Aaron? —mi cuerpo se paralizó por completo luego de voltearme y me quedé con atención escuchando de donde venía el sonido.

—¡Tara!

Corrí a toda velocidad sin importar nada, sus gritos no me pedían que llegara a él con urgencia sino que ya debía estar parada junto a él y eso me dio mucho más miedo. Apenas escuché la voz de Aaron cerca mío mis latidos se volvieron muy rápidos, sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. Estaba muy preocupada, no sabía qué ocurría.

Llegué a donde se originaron los gritos y vi a Aaron de espaldas arrodillado en el suelo por alguna razón. Mi primer instinto fue pensar que estaba herido pero me encontré con un panorama totalmente diferente del que creía. Uno de ellos estaba herido pero no quién creía.

Fui frente a él y vi un zorro negro herido y sangrando mucho de todos lados. Max estaba muy herido, tan herido que parecía una película de terror. Estaba muy mal, tenía una pierna fracturada, unos zarpazos en el estómago muy profundos que era lo que más me preocupaba junto con la herida en la cabeza.

Al verlo tan mal, frágil, vulnerable y con la vida colgando de un hilo, me hizo sentir aterrada, preocupada y quedé paralizada unos segundos al verlo. Mis ojos estaban cristalizados, mi voz no paraba de temblar pero los nervios no me dominaron por completo.

—¿¡Qué demonios pasó!?

—¡No sé! ¡No sé! Nos dividimos para buscarte, volví por el mismo camino y lo vi así.

—Tómalo en brazos, lo llevaremos a la clínica animal.

Aaron tomó en brazos a Max como si fuera del cristal más fino y delicado, ya que en ese estado estaba. Fuimos hasta el lugar donde dejamos la ropa. Con el pantalón de Max hicimos un torniquete para que no muriera desangrado y con su remera cubrimos la herida. Nos cambiamos en un flash y corrimos al auto.

—Tú manejas, yo voy con él en la parte de atrás.

—Las llaves. —las saqué de mi bolsillo y se las di luego de que pusiera a Max en la parte de atrás del auto.

Mis manos temblaban con ferocidad pero tenía que calmarme porque tenía que ayudarlo a llegar vivo. Fuimos lo más rápido que se pudo, para ser un pueblo no muy grande se sintió como una eternidad llegar a la clínica.

Max estaba tan mal que se le paró el corazón, no respiraba y yo tampoco. Mi corazón se sentía sin palpitar al verlo con la vida escapar de su cuerpo no supe que hacer.

—¡Aaron, se muere! Su corazón dejó de latir.

—Dale una descarga.

—¿¡Estás demente!? No lo puedo hacer. ¡Lo voy a matar!

—¡Tara ya está muerto así que dale la maldita descarga! —nos gritábamos el uno al otro muy alterados.

Tuve que hacer lo que Aaron me dijo por qué era lo más lógico. Tenía razón, él estaba prácticamente muerto, así que no tuve más opción que darle una descarga.

No sabía qué hacer, lo intenté reanimar pero no funcionaba, lo único que se me ocurría era darle otra descarga pero me daba miedo hacerle más daño que bien. Lo tuve que hacer de todas formas porque sino se moría ahí mismo.

Logré reanimarlo, estábamos a cinco minutos de la clínica, solo me quedó apretar la herida y que Max siga respirando.

Llegamos a la clínica, había cuatro personas en sala de espera pero salté la espera y fui directo con el personal.

Kitsune: El nogitsune Parte 1 y 2 (+18🔥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora