Kitsune: El nogitsune Parte 1 y 2 (+18🔥)

Capitulo 7 - Niñeros (+18🔥)

Desperté en el suelo de la habitación de Mónica con Leila casi encima mío ya que se mueve mucho cuando duerme. Hannah y Mónica dormían cómodas en la cama a diferencia de nosotras que estábamos en un colchón inflable una encima de la otra.

La empujé y me levanté de un golpe. El cuarto era un desastre, ropa tirada por todas partes, paquetes de comida y palomitas por todos lados e incluso había una que otra botella de alcohol tiradas por ahí.

—Arriba. —se escuchó un gruñido de todas —Arriba que ya es hora.

—¿Siempre te levantas con tanta energía?

—Sabes que sí Mónica. Levántate.

De apoco todas levantaron la cabeza de las almohadas y me vieron adormiladas y de mala gana. Todas me arrojaron sus almohadas con una gran puntería.

Lentamente luego a de eso nos cambiamos y fuimos a desayunar.

La noche anterior habíamos organizado una pijamada con karaoke, comida y bebida. También algunas películas y sin chicos ya que sino la comida no hubiese alcanzado para nosotras.

—Si no tengo diez tazas de café antes de llegar a clases mataré a Leila.

—¿Por qué a mí?

—Me pateaste toda la noche, incluso desperté contigo encima mío.

—Lo siento. —dijo con una sonrisa un poco malvada mientras tomaba café.

—¿Por qué eres tan dinámica en las mañanas?

—No lo es tanto pero ayer decidió dar el siguiente paso con Max, eso debe ser.

«¿Qué?»

—¿En qué momento dije eso?

—Luego de que cantaste una canción de amor que no recuerdo cuál pero estabas tan feliz que dijiste; y sito: "Mañana le pediré una cita a Max, a la mierda la perra de mi hermana".

—Ya lo recuerdo. —me tapé la boca al recordar.

—¿Lo vas a hacer? —inquirió Leila.

Las tres se inclinaron con los codos en la mesa mirándome chismosas.

—No lo sé. —le di un sorbo a mi café.

—Típico. —dijeron al unisono.

—Púdranse. —ellas rieron.

—Perdona pero dan más vueltas que un carrusel sin frenos.

—Les cerrare la boca y le diré de salir hoy. —declaré con toda seguridad.

Tuvimos un desayuno entretenido y conversador hasta que ya era hora de irnos así que nos dividimos, Mónica y yo por un lado y Hannah llevó a Leila al otro lado hacia su escuela.

Cuando llegué me arrastré hasta mi casillero como pude del sueño que tenía.

—Buenos días. —salió Max detrás mío.

—Hola. —dije adormilada.

—Creo que una pijamada un día de semana no fue la mejor idea.

—Te daré la razón.

—Debes seguir dormida si es que dices eso. —una sonrisa salió de mí.

—Creo que sí.

—Te invito un café.

—¿Con extra café?

—De acuerdo. Te daré el mío si es necesario. —cerré mi casillero y volteé a él.