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Una pequeña azabache observaba la televisión con suma atención, después de todo, no había visto una en un mes. Era realmente grato para ella poder ver caricaturas en vez de preocuparse por el frío de su celda o si algún pedófilo se colaba a esta e intentaba hacer cosas indebidas.

— Si te comportas bien, tendrás esta clase de premios todo el tiempo, ¿entendido? —el hombre sonrió, acariciando la cabeza de la pequeña, quien, en aquel punto, ya miraba aquello como un gran detalle por parte de su secuestrador.

Ella asintió, sonriente, tomando la paleta que el hombre le ofrecía:— Si eres obediente, te protegeré de los otros chicos malos —volvió a hablar, antes de salir de la celda de la menor, la cual había sido pintada de color rosa como premio a su buen comportamiento en el entrenamiento de aquel día.

La hija de Akira abrió los ojos, confundida, mirando a sus alrededores y solo encontrándose con sus compañeros de clase, quienes observaban el pizarrón, algunos con atención y otros con aburrimiento.

La chica de orbes ónix se masajeo el puente de la nariz mientras apretaba los ojos con fuerza:— ¿Que mierda fue eso? —se preguntó a si misma, tocando su cuello mientras desviaba sus pensamientos a lo que haría aquella noche.

La chica de orbes ónix se masajeo el puente de la nariz mientras apretaba los ojos con fuerza:— ¿Que mierda fue eso? —se preguntó a si misma, tocando su cuello mientras desviaba sus pensamientos a lo que haría aquella noche

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Akira se levantó de la camilla, confundida, mirando a sus alrededores:— ¿Pasó algo? —preguntó mientras observaba a Kanaye.

El doctor acomodó sus lentes, pasando su dedo por el lagrimal de su ojos y desviando su mirada al techo por un segundo:— Tu particularidad se debilitó por un minuto —dijo el hombre, cansado, después de todo habia estado despierto toda la noche, intentando ayudar a Kai para que recuperase sus brazos.

— ¡¿Que?! —exclamó la mujer, alterada.

Kanaye cerró sus ojos, cansado, rogando por tener un minuto de paz:— No te preocupes, sigo sin recordar en que momento acepté hacer una orgía contigo y tus otros esposos —dijo el hombre, suspirando mientras observaba la carpeta con el expediente médico de su esposa.

— ¿Que pasó? —preguntó la mujer, tomando su teléfono rápidamente.

— Debes dejar de tomar drogas potenciadoras para tu quirk, le está haciendo daño a tu cuerpo y a tu mente, esa es la razón detrás de tu vértigo y tu debilidad general —el albino sacó una pequeña linterna de su bata, moviendo esta unos segundos y observando la dilatación en las pupilas de su esposa—. Recuerda que esas drogas fueron creadas por el mismo hombre que creó balas antiquirk.

ᴇɴᴄʜᴀɴᴛʀᴇꜱꜱ [ ʙɴʜᴀ +21 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora