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La azabache observó el cielo desde la ventana de su escuela que daba al exterior, notando las varias nueves grises que yacían en este, la noche anterior ella había discutido con uno de sus padres, razón por la cual lo último que quería hacer era regresar a aquella ostentosa casa.

Al sonar el timbre que indicaba el fin de la jornada ella se levantó como siempre, recogiendo sus cosas y saliendo rápidamente de su escuela, debía comer algo rápido o terminaría desmayandose.

Gracias a su pelea no tuvo el tiempo para esperar su almuerzo y mucho menos tomar dinero para comprar este. Al estar fuera de la escuela ella intentó correr lo más rápido que pudo, sin embargo, alguien había tomado su mochila por detrás, impidiendo que ella pudiera hacer siquiera un movimiento.

— Como te gusta joderme la vida.— dijo ella con molestia, observando al albino que la miraba con diversión.

— Yo diría que es todo lo contrario.— dijo él, soltando a su novia, aunque ella realmente no sabia que lo era, y abrazandola por los hombros.— Creo que se te olvidó que vengo por ti todos los días ¿a donde vamos con tanta prisa?

La azabache suspiró con pesadez, dejando que su estómago contestara por ella cuando este soltó un ruido del que usualmente las personas se avergüenzan:— a llenar mi agujero negro.— el de ojos azules apretó sus labios, reprimiendo una risa al tomar aquella frase con doble sentido.

— Por aquí cerca hay una pizzería, vamos allí, pedimos para llevar y te llevo a casa.— el hombre comenzó a caminar mientras abrazaba a la menor, cuyos músculos se pensaron al escuchar que Touya la llevaría a casa.

— Touya, hoy no iré a casa. — confesó.— pelee con uno de mis padres y quiero quedarme afuera por hoy. Solo entraré a casa discretamente para tomar dinero y luego iré a un hotel.

El albino levantó sus cejas, sorprendido, a pesar se su aparente sorpresa el solo se encogió de hombros:— No vayas, yo pago la pizza y por hoy te quedas en mi departamento.— se limitó a decir, ella sonrió y asintió, abrazando su cintura y sonriendo ligeramente mientras ambos caminaban rumbo a la pizzería.

A Dabi nunca le molestó dormir en moteles, nunca buscó realmente un lugar al que llamar hogar por el simple hecho de querer centrarse en su venganza, pero, cuando empezó a notar sus sentimientos por aquella chica a la que él se atrevía a llamar su novia, no pudo evitar querer comprar un lugar apropiado en donde esta lo pudiese visitar y pudieran tener tiempo a solas.

Al llegar a la pizzería ambos se sentaron en una mesa, ordenando una pizza sencilla para llevar:— Ahora que somos pareja supongo que tendré que darte una copia de la llave del departamento.— dijo el de ojos azules, pasando la lengua por su labio superior.

La azabache levantó las cejas y abrió su boca, sorprendida:— ¿Somos pareja?— Dabi la observó, respirando hondo, si bien era consciente de la inexperiencia de Majakutsu en el amor aveces era algo frustrante.

ᴇɴᴄʜᴀɴᴛʀᴇꜱꜱ [ ʙɴʜᴀ +21 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora