ᴇɴᴄʜᴀɴᴛʀᴇꜱꜱ [ ʙɴʜᴀ +21 ]

-𝟢𝟢𝟣-

—𝟎𝟎𝟏—

La chica abrió sus ojos lentamente, acostumbrándose rápidamente a la oscuridad de su habitación, se había quedado dormida mientras usaba su teléfono así que mantenía este en sus manos, con pereza la de cabellos negros estiró sus brazos, luego de un rato la chica de levantó de su cama, atando su cabello de tal manera que este no le estorbara al momento de darse un baño.

— Buenos días, Majakutsu-chan.— la mencionada rascó su mejilla, acto seguido asintió con la cabeza y sonrió.

— Buenos días, Inoka.— dijo ella, su voz era suave y medianamente madura.

— Ayer durante la mudanza no te vi, se que llegaste durante la noche, pero, quiera saber algo ¿sabes que harán los chicos con el dormitorio de Shinso-kun?— la de orbes de color ónix se encogió de hombros.

— Tampoco es que puedan hacer mucho sin el permiso de algún maestro.— dijo ella, adentrándose a los baños junto con la chica de cabellos castaños.

— Estoy muy feliz que por fin haya podido entran en la clase de heroes, siento que es el sueño de todos, pero, no lo pudimos lograr y estamos en la clase de estudios generales.— la de cabellos negros observo a la chica para luego devolver la vista al espejo frente a ella.— Vamos, se que a ti también te interesa un poco, Majakutsu.

La mencionada soltó una risa discreta, ¿cómo podría ser una heroína? Después de todo dedicaba su tiempo libre a matar personas, aunque, la realidad era que el simple hecho de arriesgar su vida por alguien que no conocía le parecía algo estupido, después de todo, si las personas eran tan débiles para no tener instinto de supervivencia ¿de verdad valía la pena salvarlos? Si arriesgas tu vida para salvarlos de un incendio y luego pelean porque no les roben un estupido celular y terminan muriendo es una pérdida de tiempo.

Al adentrarse al agua termal cierta chica de cabellos rubios la abrazó por la espalda, algo aparentemente normal ya que ella no tuvo reacción alguna:— Buenos días, _____-chan.— al escuchar su nombre la de orbes ónix se tensó.

Dejando salir un suspiro la pelinegra echó su cabeza para atrás, golpeando la frente de la chica rubia:— Eres demasiado atrevida, Yuko.— la mencionada hizo un puchero.

— Llamame por mi nombre.— dijo la chica cruzándose de brazos.— nos conocemos desde la secundaria y me tratas como una extraña, ¿donde quedaron todos estos años juntas? ¿Acaso fueron nada para ti? Te di los mejores años de mi vida.

Le pelinegra hizo un gesto de molestia, acción que puso nerviosa a Yuko:— deja de molestar, tu nombre es muy común, Sakura.— la mencionada chilló con emoción.