Nunca resaltó en la escuela, una estudiante promedio, ella se habia encargado de que fuera así, nadie sabía nada de ella ni sobre su familia, nadie sabe lo que hace por las noches. Nadie sabía que caminaban a un lado de una asesina serial.
Si era n...
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Este capítulo contiene escenas lemmon (Sexo) y violencia. Si no comentan mucho hoy lloro.
—047.—
Majakutsu _________.
Solté un bostezo mientras observaba, cansada, como el líquido salía de la cafetera y llenaba mi taza favorita. No había absolutamente nadie a mi alrededor, mucho menos a estas alturas de la noche, sin embargo, de igual manera no podía dormir.
Mis ojos comenzaron a cerrarse del sueño. Estuve todo el día tomando varias tazas de café gracias a que no me atrevía a dormir —cortesía de mis pesadillas—, observé en silencio una de las ventanas de la sala de la residencia. Las hojas caen de los árboles, el clima se hacía cada vez más templado. La llegada del otoño era inminente. Es algo extraño pensar que pronto toda mi vida cambiará y por fin tendré algo de paz.
Suspiré al ver como la máquina terminaba su labor, tomando mi taza y colocandole azúcar al café, recorrí toda la área común hasta llegar a mi sillón favorito, donde me senté y comencé a ver la televisión. Era extraño pensar que el festival deportivo ya había pasado y estoy a solo unos meses de graduarme.
Miré la hora en mi teléfono, ya había pasado la media noche.
Ugh.
Me toqué la frente con molestia por debajo de mi flequillo, el mareo y el dolor de cabeza me estaban matando lentamente y ya no sabía que más hacer. Vivir aquellas pesadillas como si fueran reales era algo que me asustaba.
Dos toques en la ventana hicieron que me sobresaltara, obligándome a desviar la mirada y ver cómo un hombre sonriente se asomaba y sonreía. Me dirigí hacia la puerta y la abrí con una sonrisa cansada.
No tengo ganas de nada.
— Buenas noches, señorita —dijo Hawks con una sonrisa.
— ¿Pasa algo, Keigo? —pregunté, observandolo mientras restregaba mis ojos y parpadeaba repetidas veces para intentar alejar el sueño.
Eres realmente tierno, pero tengo mucho sueño, lo siento.
— Si, me he dado cuenta que no ha podido dormir bien así que vine para ayudarla —confesó, resplandeciente.
Lo dejé pasar.
— ¿Que sugieres? —pregunté.
— Vayamos a su habitación primero —dijo, avergonzado, sonreí al ver sus plumas ligeramente esponjosas.
Lo obedecí, no preguntaría porque iríamos a mi habitación, no tenía fuerzas para ello. Al llegar a esta, ambos nos recostamos en mi cama, usaba su brazo como almohada mientras Hawks acariciaba mi rostro y me daba calor en aquella noche de otoño, cubriendome con sus alas.