ᴇɴᴄʜᴀɴᴛʀᴇꜱꜱ [ ʙɴʜᴀ +21 ]

-033.-

Este capítulo contiene escenas de violencia

—033.—

La azabache bostezó, observando a su pensativo hermano menor observar el tablero de ajedrez frente a él, perdido en su burbuja de pensamientos intermitentes; gracias a su encierro autoimpuesto, Kotaro había decidio comenzar a visitar a su hermana, en lo que dejaba de asistir a Yūei, saltándose el también sus clases.

— Hermana, he estado pensando mucho últimamente, ¿crees que esto que hacemos esté bien? Mentimos mucho y dicen que ser sinceros es lo mejor, a demas, somos asesinos.— la mayor, quien llevaba un caballo en su mano, dispuesta a moverlo y tomar el caballo restante de su hermano, se detuvo, analizando la situación por un instante para así escoger una respuesta correcta.

— La verdad y el mal son conceptos relativos y subjetivos, no existe una sola verdad, así como no existe una sola definición de lo que está realmente bien.— ella tomó el caballo de su hermano, colocando este en el lado de la piezas que había tomado de su hermano.

Kotaro movió su torre rápidamente y tomó uno de los alfiles de su hermana:— La definición actual de lo que es correcto o no fue creada por hombres que necesitaban mantener a la sociedad bajo control, haciendo que quienes rompan estas deban pagar un precio por salir de lo que ellos obligaron a definir como lo correcto.— la mayor usó su dama para tomar la torre de su hermano, la cual le costó un alfil.

— Rompe una regla, altera el orden, y el mundo se volverá un caos.— dijo ella, tomando con su alfil restante el peón que Kotaro había movido.— La naturaleza humana, en este caso, es algo realmente peligroso. Después de todo, somos animales racionales, aunque neguemos lo primero, siempre llegaremos a querer robar o asesinar, porque, hasta la persona más buena que puedas creer encontrar ha pensado en matar a alguien al menos una vez en su vida.

La chica tomó el último peón que le restaba a su hermano, observando el tablero, inexpresiva:— Nunca encontrarás a nadie que sea bueno en su totalidad.— Kotaro hacia movimientos al azar, centrándose más en las palabras de su hermana que en el juego, a diferencia de ella, que analizaba su jugada mientras al mismo tiempo pensaba en que decir.

— Esta sociedad está enferma de poder, las particularidades solo hicieron que las personas con Quirks más ventajosos salieran a creerse dioses, protegiendo a los demás, creando un enfermo sindorme de héroe.— la chica movió su torre, derrotando a la dama de su contrincante.— creer que tienen derecho a meterse en tu vida, querer salvar a alguien a cada minuto, incluso si esa persona no quiere ser salvada. Eso es mucho más retorcido que asesinar a alguien.

La mayor movió su última pieza, dejando a su hermano menor en jaque mate.

— Yo sé que lo que hago no es aceptado por la sociedad, pero realmente no me interesa, para mi, mis métodos y mis medios son los correctos para conseguir mis objetivos.— la azabache se levantó de su silla, acercándose a su hermano y colocándose detrás de él, posando sus manos sobre los hombros del menor, masajendo estos.— Si ascendemos hasta cierto punto donde nadie pueda pararnos gracias al poder que tendríamos, ¿no sería eso ideal para conseguir nuestros sueños?