ᴇɴᴄʜᴀɴᴛʀᴇꜱꜱ [ ʙɴʜᴀ +21 ]

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Ella se recostó en el asfalto, cerrando sus ojos, intentando pensar en alguna manera para que su madre no la obligara a ganar el festival deportivo de ese año.

— ¡Ahí está! — se escuchó la voz de Kendo mientras ellas mantenía sus ojos cerrados.

Con pereza, la azabache suspiró, sintiendo como alguien la tomaba en brazos:— Yo la llevaré a un lugar seguro, volveré cuando la rehén esté a salvo.— dijo Iida, corriendo velozmente, haciendo que ella se viera forzada a agarrar su cuello y enderezar su cabeza.

— ¡Espera! Debes ir más lento, se supone que fui herida por un villano, si corres igual de rápido y tienes una víctima herida y desmayada le arrancarás la cabeza en cualquier momento.— se quejó ella, haciendo que el chico se detuviese.— Debes ser cuidadoso, tu prioridad es la seguridad de los demás, atrapar al villano es importante, pero se supone que la prioridad de un héroe es la seguridad de los civiles.

— Entendido, muchas gracias por la observación, Majakutsu-san.— la mencionada asintió.— esta es la zona segura, así que te dejaré aquí y volveré con los demás a combatir al villano.

Ella asintió:— Eso, tranquilízame, dime que tienes todo bajo control y que atraparan a ese canalla.— dijo ella en forma de burla, cosa que para Shinso fue evidente, sobre todo por aquella ultima palabra, sin embargo, Iida se lo había tomado realmente enserio.

— atraparé a ese canalla, no se preocupe.— dijo él, corriendo de nuevo a la escena, donde luchó con ectoplasm junto al resto de su equipo.

Ella soltó una risa, recostándose en suelo nuevamente y esperando a que la campana que indicaba el final de la batalla sonara.

La menor observaba con aburrimiento como Nemuri se encontraba alerta ante la aparición de cualquier estudiante, siendo Shinso quien entró por la puerta principal, sorprendido al ver como Midnight se encontraba frente a él.

Lo habían usado de carnada y él no tenía ni la mínima idea de ello.

Dos golpes en la ventana detrás de la azabache hicieron que ella se girara, observando a un sonriente azabache, quien levantó su casco:— ¿Me permites rescatarte?— dijo Sero con una amplia sonrisa, extendiendo su mano hacia la azabache.