Esta es la historia de Alex. Una historia fascinante, llena de romance, alguna que otra amistad, demasiados problemas, un pasado...triste, y un futuro incierto.
¿Estáis dispuestos a descubrirlo todo?
Bienvenid@s a Chico.
Alex tardaba demasiado en venir a clase y eso no era normal. Siempre era puntual. Le pedí permiso a la profesora para salir de clase. Bajé rápidamente las escaleras hasta llegar al gimnasio. Allí no había nadie, miré en los vestuarios y tampoco había nadie, pero cuando estuve a punto de irme, escuché algo. Eran, ¿sollozos?
- ¿Alex? -pregunté
- ¿Jordi?
Abrí la puerta del cubículo y ahí estaba Alex. Estaba llorando y se tapaba los ojos para que no lo viera.
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Instantáneamente le abracé.
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Fue un largo abrazo. Separé un poco a Alex y con el pulgar le quité las lágrimas.
- ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? -pregunté.
-Unos chicos...-hablaba entre sollozos- unos chicos empezaron a decirme cosas y, me cogieron de la sudadera y creo que pretendían desnudarme.
- ¿Desnudarte?
-Dijeron que a lo mejor no era un chico y era por eso que me cambiaba a solas y que iban a averiguar si realmente era cierto ...- volvió a romper a llorar.
Lo volví a abrazar, todavía sin poder creer lo animales que pueden ser algunos gilipollas de clase.
-Alex, no llores más, no merecen tus lágrimas. Además, tu sabes que eso no es cierto - Alex se separó de mí y me miró directamente a los ojos.
-Jordi...yo te he ocultado durante estos meses algo muy gordo.
- ¿Qué quieres decir?
-Pues que yo...tengo cuerpo de mujer. Pero yo no me siento mujer, odio mi cuerpo, y es por eso que lo escondo tras ropa ancha para que nadie lo note. Yo...soy trans. Aunque todavía no me puedo hacer la operación...
-Alex- le cogí de las manos y me acerqué más a él - no quiero verte llorar más porque, voy a estar a tu lado y voy a apoyarte en todo lo que venga, porque...a mí... me gustas...
Seguí mirándole a los ojos, pero al ver que no articulaba palabra, agaché la cabeza.
-A mí... también me gustas...-dijo él.
Volví a mirarle a los ojos. Puse una de mis manos sobre su cuello, despacio para no hacerle daño. Me acerqué a su oído.
- ¿Puedo besarte? - le susurré.
-Sí... - dijo también susurrando.
Entonces, me acerqué a sus labios y los rocé suavemente con los míos. Finalmente los junté con los suyos.
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Era un beso suave, lento, con inexperiencia por parte de él. Pero me daba igual. El hecho de que me hubiera entregado su primer beso era todo un privilegio.
Nos separamos lentamente.
-Tenemos que volver a clase - dije.
-Está bien.
Nos levantamos, ya que yo me había arrodillado en el suelo para estar a su altura.
Salimos del baño y le cogí de la mano. Pareció sorprenderle, pero la aceptó con gusto. Fuimos por los pasillos cogidos de la mano hasta que llegamos a clase, que optamos por soltarlas.
-Alex, llega 20 minutos tarde, tendré que llamar a su padre.
-Está bien, pero antes de que lo haga, me gustaría hablar con usted, por favor.
