Esta es la historia de Alex. Una historia fascinante, llena de romance, alguna que otra amistad, demasiados problemas, un pasado...triste, y un futuro incierto.
¿Estáis dispuestos a descubrirlo todo?
Bienvenid@s a Chico.
Llevábamos unas dos semanas aquí encerrados. David y Liam venían regularmente para darnos de comer, y como no, "jugar" con Alex. Era desgarrador verlo así. Ya ni siquiera se resistía, se dejaba hacer. Ya no me miraba, ya no me hablaba. Me moría por dentro. Tenía que hacer algo para salir de aquí...
Liam entró y cerró la puerta. Traía agua y algo de comer. Se acercó a mí, abrió la botella y me dio de beber.
-Liam - dije.
- ¿Qué te pasa? -preguntó.
-Suéltame.
-Sabes que no puedo hacerlo...
-Por favor...-le puse ojitos de cordero degollado.
-Lo siento, no puedo.
-Pensé que me querías, pensé que querrías estar conmigo...A solas...
-Te quiero, pero David no me deja...
- ¿Al menos me puedes dar un beso? -pregunté.
Liam se acercó y cerró los ojos. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí, rozamos los labios, y en ese momento le di un fuerte cabezazo. Él cayó al suelo, herido. Estiré lo más fuerte que pude la cuerda que aprisionaba mis muñecas y mis tobillos, y por un milagro se aflojaron, así que pude desatarme. Me levanté, y aunque estaba muy dolorido y débil, saqué fuerzas de donde no había y me levanté, fui caminando hasta Alex, el cual dormía, y lo cogí en brazos. Salí de allí costosamente. El sol me dio en la cara. Miré tan sólo una vez hacia atrás, asegurándome que Liam no se levantaba, y seguí caminando. No había nada alrededor, solo tierra seca. Había un caminito marcado en el suelo a causa de las ruedas de los coches.
- ¡¿Dónde te crees que vas?! -gritó alguien por detrás de mí.
Me giré rápidamente y no podía creer lo que veía. David montado en una moto y con una pistola en la mano, apuntándome.
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-Sí das un paso más te mato - dijo.
- ¿¡No has tenido suficiente!? ¿PARA QUÉ ME QUIERES? Tan solo me dejas tirado en el suelo, obligándome a mirarte mientras torturas a Alex. ¿PORQUÉ HACES ESTO? ¿Porqué? Porque...-caí al suelo.
No tenía fuerzas. Alex cayó conmigo.
-No tienes donde ir - se bajó de la moto y fue caminando hacia mí lentamente- puedo dispararte ahora mismo si quiero...-le interrumpí.
- ¿Y PORQUÉ NO LO HACES YA? ¡ACABA CON ESTO DE UNA PUTA VEZ! No puedo más - comencé a llorar.
-Es más divertido verte sufrir, ver como lloras al ver a Alex. Me gusta ver como tú mundo se rompe poco a poco. Me gusta ver como el brillo de tus ojos cada vez es más débil.
- ¡MATAME!
- ¿Eso es lo que quieres? -preguntó poniéndome la pistola en medio de la frente.
-Sí - dije débilmente.
-Está bien.
Cerré los ojos y oí un disparo. Mi cara cubierta de sangre que no sabía de dónde provenía.
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David cayó al suelo, delante de mí. Detrás de él había un policía, con un arma en la mano. Más policías se acercaron, y una ambulancia paró justo a nuestro lado. Nos pusieron en unas camillas y nos metieron en la ambulancia. Alex estaba muy alterado. Seguía sin decir ni una palabra, pero agitaba todo su cuerpo para evitar que le tocaran.
- ¿Es su amigo? -preguntó una enfermera.
-Somos pareja, llamé a la doctora Isabela Ortiz...
Empezó a faltarme el aire. No podía respirar. Borrosamente vi a los enfermeros ponerme una mascarilla que cubría mi nariz y boca suministrándome oxígeno. A pesar de ello, cada vez veía más borroso y...