POV Jordi
Alex se metió en el baño después de mirarme. En su escritorio había muchos videojuegos. Los miré y todos eran geniales. Cogí uno y lo puse en la consola. Empecé a jugar, pero no me podía concentrar, solo podía pensar en lo que estaba haciendo Alex dentro del baño, desnudo y bajo el agua.
Desde bien pequeño siempre he sido un chico muy espabilado y pervertido, y mis amigos o mas bien ligues lo sabían a la perfección. Ya había tenido varias relaciones con hombres y aunque no me atraían tanto las mujeres, nunca he descartado la idea de estar con una. En fin... no pude evitar excitarme cuando vi a Alex.
Quizás me emocioné demasiado rápido. Lo conozco de hoy mismo, pero sé que me gusta. Me atrae físicamente y su actitud hacia mí también me ha gustado. Es simpático y parece muy inocente.
Esperaba impaciente a que Alex saliera de la ducha, con la esperanza de que saliera con la toalla enrollada en la cintura y con el pelo mojado, resbalándole gotas de agua por su cuerpo. Pero ese pensamiento se desvaneció cuando lo vi salir con una camiseta y un pantalón anchos. Su cara estaba mojada y su cabello también.
Alex se tumbó en la cama junto a mí. Él me sonrió.
-Bueno chicos, ¿qué queréis que hagamos?
-Un trio - dijo Martina haciéndose la graciosa.
- ¿Por qué no jugamos a verdad o reto? Así te podemos conocer mejor, y tú a nosotros - dije.
-Ok - dijo Alex.
- ¿Verdad o reto? -pregunté.
-Verdad - contestó él.
- ¿Te has hecho una paja en la ducha?
- ¡No! -se sonrojó- Martina, ¿verdad o reto?
-Reto, por supuesto-dijo segura de sí misma.
-Salta a la pata coja mientras gritas: ¡Soy estúpida!
Martina cumplió el reto que le puso Alex. Todos reíamos por lo que estaba haciendo Martina.
-Jordi, ¿verdad o reto?
-Reto.
-Vamos a hacer esto... más interesante, te reto a darle un beso a Alex.
Me quedé sorprendido por lo que dijo Martina. Vi la cara de Alex al escuchar el reto y, puedo decir que no era una buena cara.
-No voy a hacerlo si tu no quieres - le dije.
-Muchas gracias es que... nunca he besado a nadie.
Me quedé alucinado. Me parecía sorprendente que alguien tan atractivo como él, ni si quiera hubiera dado un beso.
-Bueno, me toca. Jordi, ¿verdad o reto? -preguntó él.
-Verdad.
- ¿Eres virgen?
-Ja, ja, esa pregunta es muy fácil. No lo soy.
- ¿De verdad?
-Nunca mentiría en eso.
Después seguimos con el juego, pero todo fue más normal.
- ¿Alguien tiene hambre? -preguntó Alex levantándose de la cama.
- ¡Sí! -dijimos Martina y yo al unísono.
-Ok, voy a preparar algo.
Alex salió de la habitación y me quedé a solas con Martina. Empecé a cotillear un poco por los cajones, y en uno de ellos encontré algo muy interesante. El diario de Alex. Lo cogí y se lo enseñé a Martina.
-No deberías leerlo - me advirtió Martina.
-No voy a leerlo, solo voy a hojearlo.
Abrí el diario y empecé a "hojear" una página cualquiera.
"Estúpido diario, hoy me han vuelto a juzgar por mi aspecto. ¿Qué tiene de malo? Bueno, me han vuelto a encerrar en los baños y ha sido con total diferencia, la peor. Unas chicas me han pegado y todavía tengo moratones en las piernas. Una de ellas cogió un botecito de perfume y lo rompió, con el cristal quebrado me hizo un corte en las costillas, creo que quedará cicatriz..."
Dejé de leer porque escuché a Alex subir por las escaleras.
-¡¡Espero que os gusten las crepes porque he hecho un montón!!
Dejó el plato encima de la cama y se volvió a tirar, pero esta vez cayó sobre mi regazo.
- ¡Uy! Perdón.
Se iba a apartar cuando le dije:
-No pasa nada, puedes quedarte así.
Y así lo hizo, su cabeza reposaba en mi regazo, y me excitaba pensar que sus labios estaban tan cerca de mi pene. Me moría por rozar sus labios.
-Comed, no os cortéis, yo paso de comer porque me da pereza cogerlos y metérmelos en la boca - dijo alargado las sílabas mientras Martina y yo reíamos.
Alex cerró los ojos, y se me ocurrió una idea. Cogí una crepe, le cogí de la mandíbula y un poco del labio y le metí un trozo de crepe en la boca. Él empezó a comer. ¡Por fin le toqué los labios! Los tenía tan suaves...
Le di de comer hasta que me di cuenta que se estaba quedando dormido. Su carita estaba todavía muy cerca de mi entrepierna, y un poco de bulto se estaba formando en ella. Así que hice lo más correcto, lo cogí, y lo apoyé en la almohada.
Martina y yo nos marchamos, aunque todavía estaba pensando en lo que leí en su diario. ¿De verdad le habían herido?
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Chico
RomanceEsta es la historia de Alex. Una historia fascinante, llena de romance, alguna que otra amistad, demasiados problemas, un pasado...triste, y un futuro incierto. ¿Estáis dispuestos a descubrirlo todo? Bienvenid@s a Chico.