Esta es la historia de Alex. Una historia fascinante, llena de romance, alguna que otra amistad, demasiados problemas, un pasado...triste, y un futuro incierto.
¿Estáis dispuestos a descubrirlo todo?
Bienvenid@s a Chico.
Alex dormía. Inconscientemente se acercó a mi brazo y lo abrazó con fuerza. Justo la doctora entró en la habitación.
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- ¿Qué tal estás Jordi?
-Mejor...-miré a Alex.
-Jordi, cuéntame lo qué te pasa.
-Es por Alex...
- ¡Tengo una idea! ¿Qué te parece si tú le desinfectas sus heridas? Así estarás más cerca de él. A lo mejor así se suelta un poco y comienza a hablar contigo.
-Vale, espero... que funcione.
-Te dejo aquí unas gasa y desinfectante- me sonrió ligeramente.
Salió de la habitación, y del ruido de la puerta al cerrarse, Alex empezó a despertarse. A pesar de estar despierto, no dejó de abrazar mi brazo.
-Voy a limpiar tus heridas, ¿vale? -no contestó.
Cogí las gasas y puse un poco de desinfectante. Me acerqué un poco más a él y empecé a dar pequeños toquecitos en una herida en su frente. Se quejó y apretó mi brazo, el cual todavía estaba abrazando.
-Perdona, tendré más cuidado...
-...-dijo algo incomprensible, no se escuchó casi nada.
- ¿Puedes repetirlo por favor?
-N...no p...pasa n...nada-dijo todavía en voz baja, pero suficiente para ser comprensible.
Una gran sonrisa se dibujó en mi cara. Era un pequeño avance, pero algo es algo. Ahora limpié la comisura de sus labios. No quería imaginar cómo le hicieron esa herida. Lo limpiaba despacio, para no hacerle daño y también, para estar más cerca de sus labios.
Alex no paraba de mirar mis labios, y yo no podía parar de mirar los suyos. Quería besarle... pero no sabía si él estaba preparado.
-No puedo parar de pensar en tus labios, y de verdad que quiero besarte, pero no quiero presionarte.
Soltó mi brazo, y puso sus manos en mis mejillas, tocó mis pómulos, puso una de sus manos en mi cuello, acariciándolo, y con la otra tocó mis labios. Después, puso esa mano donde la otra, y me acercó poco a poco a él. Cerró los ojos y suavemente rozamos nuestros labios. Nos besamos muy suave, delicadamente. Nos separamos y nos miramos.
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Unas lágrimas cayeron de mis ojos.
- ¿Estás bien? ¿Q...qué te pasa? -preguntó limpiando mis lágrimas con sus manos.
