𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝟐𝟕 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.
Un fugaz recuerdo cruzó la mente de la española en cuanto puso un pie en las instalaciones del Chelsea. Un recuerdo que debería guardar en su memoria con entusiasmo, pero que sin embargo se almacenaba en esta con pesar. Su primer día de prácticas; aquel que, sumando los nervios de la primera vez y que la chica no estaba pasando por el mejor momento de su vida, había sido un auténtico desastre. Aquel día quiso haberse rendido, quiso haberse ido a casa y renunciar a todo por lo que había estado luchando; y por primera vez, y no última, Adrián se lo impidió.
—Y hasta aquí este pequeño tour —finaliza Mark.
Un poco desconcertada, Leire mira a Mark. No sabía cuanto tiempo llevaba sumergida en sus pensamientos, pero sabía que lo suficiente como para no haber prestado atención a lo que su mentor le explicaba acerca de las instalaciones.
—¿Alguna duda?
—¿Cuándo empezamos? —es lo único que logra formular la chica.
—Me gusta esa actitud —le regala una media sonrisa.
Leire también sonrió. Durante aquella hora que llevaban allí sus nervios se habían reducido al mínimo, y todo gracias a Mark y su capacidad de hacer todo más sencillo. Quizás fuese su forma de ser o que no sabía estar en silencio más de tres segundos seguidos, pero fuera lo que fuese, la chica lo agradecía.
—Los entrenamientos están a punto de comenzar —informa, emprendiendo la marcha hacia la sala de fisioterapia—. ¿Estás preparada para conocer a los chicos?
No supo que responder. En silencio siguió al mayor unos pasos por detrás. ¿Estaba preparada? Hace un año habría dicho que sí, que para ella socializar era tan sencillo como respirar. Pero ahora no lo tenía tan claro. Ya no era la misma de hace un año; es más, a penas quedaban restos de aquella que había sido en un pasado.
—¿Y si no les caigo bien? —aquel era su mayor temor, tener una mala relación con las personas con las que tendría que convivir los próximos meses.
—¿Pasó eso en el Madrid?
Con un simple gesto de cabeza niega, sin darse cuenta en un principio de que Mark encabezaba la caminata y no podía verla, por lo que rápidamente pronunció un rotundo "no". Y así era. Su relación con la plantilla del Real Madrid había sido buena, es más, se había llevado incluso unos cuantos amigos de aquella corta experiencia.
—Pues aquí tampoco pasará. Son un poco intensos cuando se lo proponen, pero son buenos chicos —explicó—. Además, se han enterado de que venías y están deseando conocerte. Así que no te preocupes, que una cara nueva siempre es bien recibida aquí.
No se preocupaba, aunque sus manos habían comenzado a sudar a causa de los nervios que habían vuelto a aparecer. Quería evitar aquello, pero quisiese o no estaba a punto de conocer a la plantilla del Chelsea; y como fanática del fútbol que era, aquel acontecimiento era superior a ella. Y no entendía a la gente que conocía a sus ídolos o a algún famoso y actuaba como si no pasase nada, cuando ella tenía que hacer lo imposible para no olvidarse de respirar y no comenzar a llorar de la emoción.
—¿Te puedo pedir un favor? —pregunta la chica en cuanto se adentran en la sala de fisioterapia, el primer rincón que Mark le había enseñado en cuanto llegaron a las instalaciones.
—Lo que quieras.
—No me dejes hacer el ridículo.
Leire había pronunciado aquellas palabras con tanta seriedad que Mark no pudo evitar reírse. Tras la petición que le había hecho Adrián para que la muchacha siguiese las prácticas con él en Londres, este lo había puesto al día sobre todo. Y ese todo no solo incluía lo buena fisio que llegaría a ser Leire, si no como era ella en cuanto a forma de ser y lo que implicaba el fútbol en la vida de esta.
—Procura no desmayarte —le responde con gracia entregándole un par de informes médicos.
—No te prometo nada.
El hombre volvió a reír. Y tras coger todo lo que necesitaba volvió a salir de la sala, y esta vez para poner rumbo al campo de entrenamiento.
A medida que se acercaban al exterior el barullo aumentaba. Por el rabillo del ojo pudo ver lo tensa que iba la chica, y aquello le causo especial ternura. Veía en ella a una niña tan emocionada como asustada, y aquello le hizo viajar de golpe a sus primeras prácticas.
—Yo el primer día vomité —comenta Mark, rompiendo con el silencio que se había formado—. Estaba tan nervioso que acabé vomitando lo poco que había desayunado encima de un paciente. Y eso que mis prácticas fueron en un centro hospitalario.
—¿Enserio?
—Enserio. Así que tranquila, que nada de lo que hagas será más bochornoso de lo que hice yo —bromea, consiguiendo así una risa por parte de su pupila.
Leire asintió sonriente en un gesto en que le daba las gracias por haber logrado sacarle tensión al asunto. Y justo tras aquello, el campo de fútbol asomó ante sus ojos.
—¿Preparada para el primer día?
Inspiró con profundidad y asintió.
—Preparada.
Mark tomó a la chica de los hombros y la condujo hacia el exterior. Los nubarrones seguían invadiendo el cielo, aunque por suerte la temperatura había aumentado algo desde que la chica salió del apartamento esa mañana.
—¡La nueva incorporación!
Aquel fue el primer comentario que recibió Leire en cuanto pisó el campo. Timo Werner, el delantero alemán del Chelsea, había sido quien las había pronunciado; y la amplia sonrisa que portaba logró hacer que la chica respirase aliviada.
—Acercaos todos un momento —pidió una voz a espaldas de la chica. El entrenador, Thomas Tuchel, había hablado—. Creo que todos estabais al tanto de su llegada, y para los que no, ella es Leire. Es estudiante de fisioterapia de cuarto curso y realizará aquí, con nosotros, las prácticas. Dicho esto, bienvenida a la familia. Y espero que tu estancia aquí sea de tu agrado.
Leire agradeció las palabras del entrenador con una sonrisa y un leve asentimiento de cabeza. A continuación todos la saludaron; algunos con un escueto hola, y otros como en el caso de Timo Werner o Mason Mount con mayor efusividad.
—¿Cuántos años tienes?
—Veintiuno —contesta la joven sin andarse con rodeo.
—¡Magnifico! —contesta el inglés emocionado— Mi novia tiene tu edad. ¿Conoces ya a alguien en Londres? Puedo presentártela.
—Cállate hombre, eso no es lo importante ahora. Si no que, ¿es cierto que empezaste las prácticas en el Real Madrid?
—¡Eh, oye! Vosotros dos, ¿me la queréis espantar el primer día? —interviene Mark apartando a los dos jugadores de su protegida.
—Solo era una simple pregunta —se excusa Timo.
—No. Se llama interrogatorio; y os recuerdo que así espantasteis a Zach.
—¿Aquel ayudante tan raro que tuviste hace unos meses? —pregunta esta vez Mason.
—El mismo. Así que ni se os ocurra hacer lo mismo con ella —advirtió apuntándolos con el dedo.
Leire en aquel momento se mantenía al margen, observando con diversión la escena que se presentaba ante ella. Aquella forma de ser de los jugadores le recordaba demasiado a la plantilla del Madrid, y eso la alivió. Tenía miedo de que el buen rollo que tenía con los jugadores del equipo merengue no sucediese con los del Chelsea, pero por el momento las cosas pintaban ir bien.
—Ignora a estos dos. Les gusta demasiado hacer nuevos amigos, o espantar a la gente, depende de como lo mires.
—No pasa nada. Yo también era así.
—Pues entonces os llevaréis bien —ríe—. Por cierto, soy Kai.
—Lo sé. Encantada de conocerte, Kai —extiende la mano hacia el chico, la cual el no duda en estrechar.
—Lo mismo digo, Leire.
━─━────༺༻────━─━
ESTÁS LEYENDO
Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||
Fanfiction❝I'll hold you when things go wrong.❞ • • • • • [REAL LIFE | SOCIAL MEDIA]