* ˚Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴄᴜᴀᴛʀᴏ· . ·

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝟑𝟎 𝐝𝐞 𝐚𝐛𝐫𝐢𝐥 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.

—Leire, por favor, mírame y dime que pasa.

Miedo. Quizás aquella fuese la palabra que mejor podría definir el estado emocional del centrocampista del West Ham. Miedo y desespero. Aquella situación lo sobrepasaba, y no tenía ni la más remota idea de cómo debía actuar.

—Leire, por favor, ¿qué hago?

—Necesito... —y, por primera vez en aquellos quince minutos, había logrado formular una palabra. Pero su llanto incontrolable y su dificultad para respirar de forma acompasada le habían impedido pronunciar la frase al completo.

—¿Qué necesitas?

De nuevo, volvió a situarse junto a ella de cuclillas. Intentó buscar su mirada a la vez que atrapaba sus frías manos entre las suyas, pero le fue imposible. Sus ojos, rojos e inundados en lágrimas, se encontraban fijos en el suelo.

—Leire...

—Necesito... —volvió a repetir, pero una vez más, sus palabras se cortaron.

—¿El qué?

—Necesito...a Kai.

—¿Qué?

—Por favor...llama a Kai.

Fue en aquel preciso instante en el que confirmó lo evidente. Aquel partido lo tenía perdido incluso antes de saltar al campo, y aún así se había arriesgado a jugarlo a pesar de lo dolorosa que resultara la derrota. En el corazón y en los pensamientos de la española yacía, desde hacía tiempo, el nombre de otra persona. La única que sería capaz de controlar y apaciguar el desastre que sus demonios habían causado al romper las cadenas que los habían mantenido a raya aquellos meses.

—Vengo ahora.

Y, no muy seguro de dejar a la chica sola, salió del baño. Con prisa, y entre empujones y pisotones, logró llegar al exterior, donde el ruido había disminuido y contactar con el alemán sería más sencillo.

Uno, dos, tres, cuatro y cinco pitidos, y directo al buzón de voz.

—Mierda —formula en voz baja volviendo a marcar el número de Havertz.

Uno, dos, tres...y en aquella ocasión, una voz somnolienta y desconcertada contestó al otro lado de la línea.

Son las doce y veinte, y mañana madrugo, ¿qué quieres, Rice?

—Es Leire.

[...]

—¿Dónde está?

No alcanzaban a ser ni veinte minutos los que el alemán había tardado en llegar a la discoteca, porque no necesitó nada más aparte de aquel "es Leire" para abandonar su hogar y dirigirse al centro de Londres.

—En el baño.

Con un leve gesto de cabeza le indicó que le siguiese; y, una vez más, Declan volvió a introducirse entre el alboroto del local, solo que en aquella ocasión no iba solo. Kai seguía con prisa sus pasos, deseando llegar cuanto antes junto a aquella chica que había cambiado por completo su vida.

—Leire —la música y la agitación del club habían apagado por completo aquel murmuro preocupado que el futbolista había pronunciado en cuanto se introdujo en el baño, sin embargo, había logrado captar de inmediato la atención de la chica.

Y, por primera vez desde que se había sentado en aquel rincón del cubículo, apartó la mirada del suelo y buscó con desesperación al dueño de aquella voz.

Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora