𝐈𝐬𝐥𝐚𝐧𝐝𝐢𝐚, 𝟐𝟓 𝐝𝐞 𝐝𝐢𝐜𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.
—¿Recuerdas la primera vez que nos vimos?
—Como para no recordarlo. Estaba intentando no entrar en pánico por estar respirando el mismo aire que N'golo Kanté.
—¿Y recuerdas lo primero que te dije?
—Que ignorara a Mason y Timo; que a ambos les encantaba hacer amigos nuevos, o espantar a la gente, depende cómo se mirase —rememora con gracia—. Parece que fue ayer cuando llegué a Londres. Totalmente aterrada, rota y llena de miedos. Sin esperanza alguna de encontrar la salida de aquel abismo de tristeza en el que me había adentrado.
—Ya sabes lo que dicen: después de la tempestad llega la calma —recita el mítico refrán que trataba de convencerte de que siempre hay que ser optimistas ante las circunstancias adversas.
—Llegó —afirma—. Llegó de la forma más inesperada y bonita en que podía haber llegado. Llegaste tú, la calma de mi tempestad.
—La calma de mi caos —enuncia las palabras que, ocho meses atrás, tras el partido de ida de cuartos de final contra el Oporto, había pronunciado a través del teléfono a la persona que, sin aún saberlo, se había convertido en su todo.
—Aún no me creo la suerte que he tenido de que te cruzases en mi camino —manifiesta, mirándolo de reojo durante unos segundos.
—¿Suerte tú? Suerte yo de encontrarte. Me cambiaste la vida; sin ser consciente, me cambiaste. Me ayudaste a quererme, a recuperar la autoestima perdida, a volver a confiar en mi mismo; y lo más importante, me enseñaste a volver a querer. Yo soy el que ha tenido suerte.
—Los dos hemos tenido suerte —corrige, centrando su mirada en el alemán—. Nos hacíamos falta. Y, por casualidades de la vida, nos encontramos.
—Pues bendita casualidad; porque es, sin lugar a dudas, la más bonita de mi vida.
Con lentitud, recortó la escasa distancia que la separaba de él, y le besó de forma corta.
—Gracias. Por absolutamente todo. Por ayudarme y por quererme. Y por ofrecerme la posibilidad de volver a sentir lo que es tener una familia.
A modo de respuesta, Kai le regaló una fugaz sonrisa. Y, acto seguido, con "Can't help falling in love" de Elvis Presley sonando de fondo, obligó a la chica a acurrucarse sobre su pecho.
—Es increíble lo mucho que puede cambiarnos la vida en tan poco tiempo.
—Pisé suelo británico con la idea de empezar de cero, lejos de todo lo que me ataba al pasado. Pero con lo que no contaba yo, a parte de graduarme, era con todo lo que conllevaron las prácticas que Adrián me ofreció. Conocí a mi mejor amigo y padre de mi ahijada; conocí a mi nueva hermana; y a mis hermanos, cada uno de su padre y madre, pero mis hermanos. Lloré, reí, viví momentos inolvidables y conseguí el trabajó con el que siempre había soñado. Y te encontré a ti, al amor de mi vida.
—Muchas cosas en muy poco tiempo.
—Y más cosas que están por venir —agrega en un murmuro—. No se lo digas a nadie, porque aún no lo han hecho oficial; pero Dani está embarazada.
La primera reacción de Kai fue apartar a su novia de él para buscar algún atisbo de que estaba bromeando, pero lo único que encontró fue la sonrisa de plena felicidad que indicaba que sus palabras eran verídicas.
—¿Enserio?
—Sí, quizás sea muy precipitado teniendo en cuanta que no llevan juntos ni un año. Pero Kepa ya tiene veintisiete años, y lo estaban buscando. Porque ambos lo deseaban. Se quieren; y después de todo lo que han sufrido en temas de amor, se merecen ser felices.
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Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||
Fanfiction❝I'll hold you when things go wrong.❞ • • • • • [REAL LIFE | SOCIAL MEDIA]