𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝟎𝟔 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐫𝐳𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏
—Las uñas mordidas no están de moda, ¿sabes?
Los orbes verdes de la muchacha se clavaron de lleno en la persona que acababa de pronunciar aquellas palabras. Inmediatamente después alejó el dedo meñique de su boca. El comentario de Daniela había tenido justo el efecto que pretendía.
—Lo siento, estoy nerviosa.
—¿Enserio? No lo había notado —la respuesta irónica de la rubia obtuvo como contestación una mirada de desaprobación de su amiga—. Oye. Tranquila, ¿vale? Voy a estar ahí.
Lo sabía. Sabía que estaría allí y que no la dejaría sola; aún así no podía evitar estar inquieta. Durante aquellos cinco días había buscado múltiples formas de decirle al central del Chelsea que rechazaba su oferta de conocer ese viernes la vida nocturna de la capital británica; pero sin embargo ninguna de sus excusas había logrado ser pronunciada en voz alta, y ahora era demasiado tarde para arrepentimientos.
—La última vez que salí de fiesta no acabó bien —musita Leire por lo bajo sin dejar de observar los movimientos de Daniela a la hora de rematar su outfit para aquella noche.
—No eran las circunstancias —habla la chica dejando de lado el pintalabios para acercarse a su compañera—. Pasó. Y fue muy jodido todo lo que desencadeno aquella noche, pero ya está. Hoy tú y yo vamos a disfrutar de esta velada; y el pasado se queda en casa, ¿de acuerdo?
—¿Te he dicho ya que eres imprescindible en mi vida? —una fugaz sonrisa se plasma en su rostro, y Dani no duda en imitar aquel gesto.
—No, porque tu cariño solo se lo muestras al perro —bromea—. Pero lo sé. Y tu también eres imprescindible en la mía. Y dicho esto, termina de prepararte, no hagas esperar a tus chicos.
Una vez más quiso decirle que no eran sus chicos, pero de nada iba a servir.
—Vale, bien. ¿Las vans o las converse? —pregunta señalando ambos pares de zapatos y sacándole una carcajada a la rubia.
—Ojalá todas las preocupaciones de la vida se resumieran a decidir que tenis son mejores para salir de fiesta —acepta la chica—. Y las converse.
Hacía años que Daniela había intentado, por pasiva y por activa, convencer a su amiga de dejar las deportivas de lado para salir de fiesta, pero su petición obtenía siempre la misma negativa. Pero en una situación como aquella, después de todo lo vivido los últimos meses, se alegraba de oír aquella simple pregunta de vans o converse, porque eso implicaba que aún quedaba un pequeño rastro de la Leire de siempre escondido en alguna parte.
—¿Te confieso una cosa?
—Tú dirás.
—Quiero volver a ponerme el pijama, meterme en la cama y seguir viendo el capítulo de Peaky Blinders que dejé a medio acabar —declara la morena tras volver a recostarse en la cama.
—Sí. Definitivamente sigues siendo la misma de siempre por mucho que te empeñes en decir que la vieja Leire ya no existe.
[...]
My house de Flo Rida sonaba a todo volumen, y las luces de colores parpadeaban sin cesar. A Leire aquel primer contacto con el interior la hizo replantearse el volver a salir, pero la mano de Daniela sobre la suya lo impidió. Sus ojos y sus tímpanos tardaron en adaptarse, pero tras unos segundos retomó la marcha a través de la discoteca. Y entre empujones, pisotones y codazos intentaron llegar a su destino, aunque una silueta conocida situada junto a la barra las interrumpió antes de que lograran alcanzar el reservado.
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Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||
Fanfiction❝I'll hold you when things go wrong.❞ • • • • • [REAL LIFE | SOCIAL MEDIA]