𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝟎𝟓 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐧𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.
—Tus uñas mordidas y el constante movimientos de tus piernas me dicen que en cualquier momento vas a abrir la puerta y te vas a bajar del coche, esté parado o en marcha. ¿Me equivoco?
—¿Y si das media vuelta y volvemos a tu casa? O al apartamento de Daniela. O al parque. O a cualquier lugar que esté muy lejos de la Universidad.
—No.
—¿Por qué no? ¿Y si mejor vamos al cine? O a la playa. O a dónde tú quieras.
—Leire, no. Vas a graduarte y no vas a salir huyendo, ¿vale?
Kai apartó, durante unas milésimas de segundo, la mirada de la carretera. El pánico estaba reflejado en cada rincón del rostro de la española. Un miedo que se había acrecentado en cuanto el edificio donde se celebraría la graduación apareció ante ella.
—¿Es por Oliver?
—Es por todo, Kai. Por mi hermano, por mis padres, por vosotros...
—¡Eh, mírame! —en cuanto pronunció dichas palabras, el motor del coche enmudeció; se deshizo del cinturón y se incorporó, quedando con la vista clavada en el rostro apagado de Leire—. Vas a coger al miedo de la mano, vas entrar ahí, y vas a recoger el diploma que te convierte oficialmente en fisioterapeuta. Y lo vas a hacer por ti, y por él. Y olvídate de tus padres; porque quizás ellos no estén hoy aquí viéndote cumplir tus sueños y viéndote empezar una nueva etapa de tu vida, pero tu familia sí que está.
—Menuda familia —aquellas dos palabras se habían convertido en un susurro ahogado por las lágrimas y la inminente risa que salió de sus labios tras pronunciar dichos vocablos.
—Menuda familia —repitió Havertz en voz baja, dejando ver media sonrisa que Leire imitó de forma inmediata—. Somos un absoluto desastre. A veces discutimos y nos enfadamos, tenemos demonios y miedos, y se nos da de lujo cagarla. Pero nos queremos, y siempre estamos ahí para apoyar a los nuestros; y eso es una verdadera familia. Quienes, a pesar de todo, siempre van a estar ahí. Pase lo que pase. Porque familia no es quien lleva tu sangre, familia es quien agarra tu mano cuando más lo necesitas.
>Quiero que te olvides, aunque sea solo hoy, de las personas que te han hundido. De quienes, cuando más los necesitabas, te han dejado sola. Porque hoy es tu día, y te mereces disfrutarlo, y no dejar que ellos te lo arruinen, ¿vale? Y sí, es normal que en un día como hoy todo se te venga encima, porque necesitas tener a las personas a las que quieres a tu lado. Pero de todos ellos, la única persona que se merecía estar aquí, lo está —bajo la atenta mirada de la chica, Kai dirigió su mano hacia su pecho, y con cautela la depositó encima de su corazón—. De una forma u otra lo está. Y nosotros también. Y vamos a entrar ahí contigo, y vamos a aplaudirle a nuestra chica; y a demostrarle que nunca más estará sola. Nunca.
Había intentado contenerse, quizás para no estropear el maquillaje que Daniela, con tanto mimo, le había hecho; o quizás para no adentrarse en aquella facultad con los ojos rojos. Pero le había sido totalmente imposible. Una vez más sus emociones habían cedido ante las palabras de Kai, y estas se habían manifestado en forma de lágrimas y sonrisas opacadas por el llanto.
—Explícale tú ahora esto a Dani —entre risas, que no tardó en contagiarle al mayor, señaló su rostro. Kai, casi de forma inmediata, deslizó sus dedos por su semblante, intentando eliminar las gotas saladas que se deslizaban por sus sonrojadas mejillas—. Cuesta asumir que no todo es para siempre, y que a veces tu propia familia no está destinada a ser...tu familia. Y aunque ya me había hecho a la idea, necesitaba volver a escuchar que no es a ellos a quienes necesito tener hoy aquí, si no a vosotros. A quienes me habéis salvado y habéis hecho lo imposible por no dejarme caer. A mi verdadera familia.
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Dᴜsᴋ ᴛɪʟʟ ᴅᴀᴡɴ ||Kᴀɪ Hᴀᴠᴇʀᴛᴢ||
Fanfic❝I'll hold you when things go wrong.❞ • • • • • [REAL LIFE | SOCIAL MEDIA]