Giftig - SunKi♡

V

Sunghoon volvía a su departamento, listo para ver a Sunoo rogando por volver con él.

Pero grande fue su sorpresa al ver ninguna de sus pertenencias, ni su ropa, ni cuadernos... todo estaba vacío, ¿En verdad se había ido? no, eso no podía pasar, Sunoo era su novio ¿Verdad?.

Lo buscó desesperadamente en el departamento, por todas las habitaciones, al menos alguna pista que le indicara que volvería, que era una broma, que era un sueño y pronto despertaría volviéndolo a tener en brazos, quería tenerlo de vuelta... no, necesitaba tenerlo de vuelta.

-¡Mierda!- maldijo rendido al no encontrar nada que le de una señal que Sunoo volvería como siempre... 

Pero ¿Por qué lo quería de vuelta? si no lo amaba,  es más, no le agradaba tenerlo a su lado por mucho tiempo, su personalidad no era para nada compatible a la suya, su forma de vestir tan niñata y colorida no era de su agrado, pero de todas formas lo hizo su novio por... por simple curiosidad talvez... o eso era lo que demostraba.

Muy diferente a Jake, su amante, el chico con el quien engañaba a Sunoo, ese chico era tan agradable a pesar de su sarcasmo, con una sonrisa recargaba todas sus energías, su estilo de vestir era obscuro  atrevido, todo eso lo atrajo al instante y no dudó ni un poco en engañar a Sunoo.

Entonces si no amaba a Sunoo y nunca lo amó ¿Por qué mantuvo tanto tiempo la relación? pues... no es del todo cierto, en algún punto, amó a Sunoo y le dio miedo enamorarse de un chico que no era "su estilo", le dio miedo que esa sonrisita que tenía hacía que sus mejillas se calentasen, así que fue ese miedo quien lo hizo hacer esas horribles cosas para guardar el brillo de Sunoo solamente para él.

Le obligó a cambiar de ropa colorida a una sobria y aburrida, le reprimía su forma de actuar ¿Porqué? porque era demasiado bonito para el resto del mundo, no podía sonreír en la calle porque todo podían ver esas lindas mejillas que tenía, cuando supo que todas las veces que sonreía sus mejillas se alzaban, lo obligó a rebajar peso para que nadie más pueda ver esas mejillas, ni él mismo.

Lo manipulaba tan bien que cuando dejó de amarlo, hizo que Sunoo suplicase por no dejarlo, pero ¿Cuándo dejó de amarlo? ¿Cuándo dejó de amar a ese lindo niño? Dejó de amarlo cuando perdió su brillo, aquel que llevaba a todo lado al que iba, aquel que iluminaba todo ambiente que sonreía, aquel que le robó y destruyó.

Había robado su brillo, lo había destruido, pisoteado y escupido, él mismo había aniquilado lo que alguna vez amó, entonces ¿Por qué quería tenerlo devuelta?... talvez por la necesidad de tenerlo como trofeo, a aquel dulce y lindo chico que todos alguna vez quisieron.

-Volverás... siempre vuelves- o talvez solo extrañaba a su juguete favorito.

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-Bien, el doctor dijo que te darían de alta cuando tu tobillo haya cicatrizado- Niki entraba al cuarto donde Sunoo se hospedaba.

-Bien...- su voz era suave, todos sus pensamientos, todos estaban en torno a Sunghoon.

-Te traje un poco de comida- sabía que Sunoo estaba en un momento difícil, no le iba a exigir su recuperación mental de un día a otro, el se lo dijo, eran amigos y los amigos están ahí para todo.

-Gracias...- no había comido lo que el hospital le había dado, lo odiaba, era insípido y aburrido, Niki de alguna forma sabía eso así que le traía desayuno, almuerzo y cena, claro, estaba una gran parte del día con él en los dos días que ya estaba internado.

-No hay de qué- quería ver que aquella sonrisa que Sunoo tenía no se desperdiciara y pueda ser para la vista y deleite de todos, necesitaba encontrar a forma de hacerlo feliz y creía saber cómo -¿Sabes? estaba pasando por una heladería y... pensé en comprarte un postre- una pequeña caja rosada estaba en sus manos -Espero que te guste el chocomenta.